Netanyahu, a un paso de ser procesado por corrupto: estas son todas las acusaciones

Netanyahu, a un paso de ser procesado por corrupto: estas son todas las acusaciones

Hasta 10 abogados lo defiende, durante cuatro días, ante el fiscal general, que quiere enjuiciarlo por cohecho, fraude y abuso de confianza

Benjamin Netanyahu, el pasado 15 de septiembre, durante un consejo de ministros celebrado en el Valle del Jordán, zona ocupada palestina. Reuters

Este miércoles, Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí en funciones y encargado de formar el próximo Ejecutivo, comparecerá en una vista ante la Fiscalía para defenderse de las sospechas de corrupción que pesan sobre él, en el último paso antes de la acusación formal. Diez abogados le representan ante el fiscal general del Estado, Avijai Mandeblit, en su ultima oportunidad para despejar las dudas sobre tres casos sobre los que planea la sospecha de cohecho, fraude y abuso de confianza.

El jefe del Likud, a cargo de formar el próximo Ejecutivo israelí, no ha asistido a la audiencia que comenzó pasadas las nueve de la mañana (hora peninsular española) en la sede del Ministerio de Justicia y se prolongará durante cuatro días.

¿De qué se le acusa? Después de más de tres años de investigaciones en varias tramas distintas, el testimonio de 140 testigos, horas de interrogatorio a Netanyahu y la recomendación policial a la Fiscalía para acusarle, finalmente son tres los casos por los que el fiscal Mandeblit tiene en el punto de mira al político israelí más relevante de la última década. Él se declara inocente de todos ellos y repite: “no habrá nada porque no hay nada”.

1. Caso 4000 o Caso Bezeq

Supuestos delitos: Cohecho, fraude y abuso de confianza.

Este es el caso más grave y, según los expertos, el que tiene más visos de acabar en condena. Se sospecha que el jefe del gobierno hizo favores entre 2012 y 2017 al gigante de telefonía israelí Bezeq a cambio de cobertura informativa favorable sobre él y su mujer Sara en un popular digital de noticias Walla, ambos controlados por el mismo empresario, Shaul Elovitch.

En diciembre pasado, tras meses de investigación y más de medio centenar de testimonios, la Policía concluyó que había pruebas suficientes para acusarle de estos tres cargos.

“La principal sospecha es que el primer ministro aceptó sobornos y actuó en un conflicto de intereses interviniendo y actuando en decisiones regulatorias que favorecen a Shaul Elovitch y al Grupo Bezeq, y al mismo tiempo exigió directa e indirectamente interferir en el contenido del sitio Walla de una manera que lo beneficiara”, explicó la recomendación policial.

Según esta, Netanyahu y sus asociados “intervinieron de manera flagrante y continua, y en ocasiones incluso a diario” en Walla y “buscaron influir en el nombramiento de altos funcionarios (editores y reporteros)” con el fin “de promover sus intereses personales mediante la publicación de artículos y fotos halagadoras, eliminando el contenido crítico sobre el primer ministro y su familia”.

El informe de la Fiscalía aseguraba meses más tarde haber “llegado a la clara conclusión de que había motivos corruptos e inapropiados en el centro de las acciones de Netanyahu”.

Netanyahu niega la comisión de cualquier delito y asegura que las acusaciones son parte de una persecución política.

2. Caso 1000

Supuestos delitos: Fraude y abuso de confianza.

Se investiga si aceptó lujosos regalos de millonarios para él y su familia -hasta un millón de shéqueles (unos 260.000 euros) en carísimos puros, joyas, viajes y champán francés- de dos millonarios a cambio de favores.

Estos serían el productor de cine de Hollywood, Arnon Milchan, israelí y a quien Netanyahu habría ayudado a conseguir un visado estadounidense de larga duración, y su amigo y socio australiano, también millonario, James Packer. Entre los favores estarían la aprobación de una ley que limita los impuestos para israelíes que regresen del extranjero, muy beneficiosa para Milchan, y apoyo en negocios en el mercado televisivo israelí.

El informe de la Fiscalía asegura que “hay suficientes pruebas para demostrar que los regalos, entregados a gran escala y de forma inusual, fueron recibidos a cambio de acciones de Netanyahu”.

Bibi, según se conoce a Netanyahu, acepta que recibió regalos pero niega la comisión de ningún delito. Argumenta que se trató de un “intercambio de obsequios normal entre amigos” y alega que no existió trato de favor a cambio.

3. Caso 2000

Supuestos delitos: Fraude y abuso de confianza.

Se examinaba un presunto intento de pacto entre Netanyahu y Arnon Mozes, editor del diario de pago de mayor difusión de Israel, el Yediot Aharonot. El primero habría pedido una cobertura más positiva a cambio de dañar la distribución del diario rival, el gratuito Israel Hayom.

Según la Fiscalía, las conversaciones grabadas con Mozes indican que Bibi “violó la confianza que debe a la gente y dañó gravemente la imagen del servicio público y fe del público en este”. Abusó de su autoridad para beneficiar los intereses de su familia y de “corromper a funcionarios públicos” que trabajaban para él.

Existen audios de las negociaciones grabados por un exjefe de la Oficina de Netanyahu, Avi Harrow, que se ha convertido en testigo del Estado a cambio de una acusación menor en otro caso que enfrenta.

Netanyahu niega haber cometido un delito y alega que la conversación con Mozes no era en serio y que el pacto no se llevó a cabo.

La vista se prolongará durante cuatro días (miércoles, jueves, domingo y lunes) y Netanyahu y sus abogados tendrán derecho a argumentar su defensa. Este ha pedido que sea retransmitido en directo, para que “todo el mundo sepa la verdad”, pero la Fiscalía lo ha rechazado.

Cuando finalice la vista, Mandeblit puede tardar entre dos y cuatro meses en anunciar su decisión definitiva, un periodo en el que también puede llegar a un acuerdo con el sospechoso como, por ejemplo, abandonar la jefatura del Gobierno a cambio de una condena sin pena de prisión.

Sin gobierno

Mientras no esté acusado formalmente, el apodado Bibi podrá formar gobierno y tampoco está obligado a dimitir cuando la acusación sea firme, aunque es posible que el Parlamento (Knéset) o el Tribunal Supremo le exijan hacerlo, para evitar que como jefe del Gobierno ejerza poder sobre el Ministerio de Justicia. Lo más probable es que, de ser acusado, perdiese los apoyos para gobernar y se viese obligado a abandonar el Ejecutivo, incluso contra su voluntad.

Si finalmente se lleva a cabo, los expertos calculan que un juicio a Netanyahu podría prolongarse varios años (el del exprimer ministro Ehud Olmert, por corrupción, que cumplió 16 meses de prisión duró cuatro).

Y, si fuese condenado, podría volver a liderar un gobierno siempre que no se le sentenciase por delitos de la denominada “depravación moral”.