Por qué los presidentes aguantan mejor el desgaste del coronavirus que sus gobiernos

Por qué los presidentes aguantan mejor el desgaste del coronavirus que sus gobiernos

La ciudadanía tiende a cerrar filas con sus gobernantes durante las crisis, pero estos suelen caer durante las crisis económicas posteriores.

El presidente, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados. SEBASTIAN MARISCAL via Getty Images

Sí, es cierto. Por más que la percepción sobre ellos sea penosa para una parte de la población, TrumpBolsonaro e incluso Boris Johnson soportan índices de popularidad aceptables, pese a lo errático de sus políticas en la crisis del coronavirus. También aguantan personalmente Pedro Sánchez, Macron, Conte o Angela Merkel. Aunque sus gobiernos se desgasten, ellos continúan siendo líderes valorados por encima de las circunstancias que el drama del Covid-19 representa.

“Es así por razones históricas, lógicas. En España, Pedro Sánchez aguanta y la única que ha mejorado Inés Arrimadas, que supera a Pablo Casado y va subiendo. La razón es un reflejo muy frecuente de las sociedades, en las que en momentos de crisis grandes –guerras mundiales, invasiones extranjeras– los ciudadanos se arremolinan en torno a la autoridad, y esa es la cabeza del Gobierno”, explica José Juan Toharia, presidente de Metroscopia.

Recuerda que en 2002, el canciller alemán Schroeder perdía en las encuestas irremediablemente, pero hubo unas inundaciones tremendas en Sajonia, se calzó las botas, impermeable, paraguas, se echó a la calle y contra todo pronóstico, ganó las elecciones. Eso sí, por los pelos.

  Vecinos de Madrid en sus balcones. Denis Doyle via Getty Images

Da igual la ideología del Gobierno que afronta la crisis, como sostiene la socióloga y cofundadora de Podemos, Carolina Bescansa. “La tendencia natural e histórica demuestra que el poder sale reforzado de las crisis. Cuantas más incertidumbres, más necesidad de certidumbres. Pero todo tiene un plazo. En el análisis electoral, se estudian como la excepción a la regla las elecciones del 14 de marzo de 2004”, en las que tres días después de los atentados del 11-M Aznar perdió el Gobierno.

Pero eso son casos muy raros y por eso precisamente se estudian. El hecho es que apoyar al Gobierno en el poder es una tendencia que se está viendo en otros países, como apunta Belén Barreiro, CEO de 40dB: “En otros institutos internacionales se percibe que los gobiernos, en general, están resistiendo bien porque hay un cierre de filas general de la ciudadanía -da igual el continente que sea- apostando por las medidas del confinamiento duras”. En España, durante las primeras semanas, se reforzó el apoyo al Gobierno pero, en estos últimos días, los trackings muestran que este respaldo se está deteriorando. También es cierto que en otros países no hay un oposición tan dura.

El hecho es que apoyar al Gobierno en el poder es una tendencia que se está viendo en otros países.

Que los líderes aguanten bien, incluso mejor que sus partidos, no significa nada, porque la parte más complicada viene después, con la crisis económica brutal que deja tras de sí el Covid-19. “Esa crisis sí que se puede llevar a gobiernos por delante. En España mismo, tenemos ya datos de lo profunda y dura que es en los hogares. En estos momentos, los anuncios de todas las medidas de apoyo que lanza el Gobierno están ahí y, aunque globalmente son cifras que suenan importantes, habrá que ver en qué quedan cuando se tramiten y lleguen a las familias tras la burocracia. Vamos a ver si les parece suficiente o no”, explica la máxima responsable de 40dB.

El profesor Toharia también señala el papel que va a jugar la etapa post-coronavirus. Aunque es menos pesimista que todos aquellos expertos y organismos internacionales que señalan que esta crisis económica será más dura que la del 2008 o la de la Gran Depresión de 1929 –“el sistema financiero está mejor preparado que hace diez años, ahora hay más dinero y la desigualdad, que la hay, es mucho menor entre las sociedades que hace un siglo”– tiene claro que los líderes caerán más facilmente en esta segunda etapa.

  Imagen de archivo de Winston Churchill. Keystone-France via Getty Images

Y para ello tira de memoria histórica, cuando Winston Churchill se convirtió en el héroe absoluto de Gran Bretaña, con su “sangre, sudor y lágrimas”, pero poco después de acabada la guerra, su vicepresidente, Clement Attlee que había sido un mudo segundón durante los cuatro años de la II Guerra Mundial, dio el golpe dentro del partido y fue elegido presidente del Gobierno. “Adiós Churchill, usted ha sido el héroe, pero ahora necesitamos un tiempo de reconstrucción”, le dijeron los ingleses, remata Toharia.

Bescansa coincide en la importancia que va a tener el desarrollo de la crisis económica en la que ya estamos inmersos, pero también le preocupan otros aspectos que muestran las sociedades y que todos percibimos cada día sin prestarles excesiva atención. Apunta hacía la sensación de que el criterio epidemiológico, que ha prevalecido hasta ahora, se está viendo relegado a un segundo plano por el criterio político, y eso lo ve reflejado en la gestión de los paseos infantiles.

“Ha habido una unidad muy clara sobre el confinamiento mientras mandaba el criterio científico, pero la cuerda se rompe en cuanto se impone el político. Torra, en el constante desafío al Gobierno, anunció que iba a dejar salir a los niños por tramo de edad y el Gobierno ha tratado de evitar una crisis de Estado con ese planteamiento torpe sobre ir al supermercado. Parece como si hubiera una presión autonómica para ver qué presidente gana más puntos”, apunta.

Que los líderes aguanten bien, incluso mejor que sus partidos, no significa nada, porque la parte más complicada viene después, con la crisis económica brutal.

La ahora profesora de metodología en la Universidad Complutense de Madrid considera que se está olvidando analizar las emociones desatadas por la crisis del Covid-19. “Estamos en un punto de inflexión en la toma de decisiones y en una fase de construcción de propósitos como si fuese un fin de año muy largo. Esto va a tener unas consecuencias emocionales que habría que investigar y ver de manera evolutiva cómo se gestiona, porque tendrá una influencia evidente sobre la política”.

Y sobre las sensaciones de los ciudadanos, esos votantes de los que los sociólogos no terminan ahora de fiarse porque nunca antes el personal se había visto sometido a unas tensiones y una situación emocional como la que plantea esta gran crisis, pivota ahora el futuro de los presidentes a medio plazo.