Por qué 'panicamos' cuando se cae WhatsApp

Por qué 'panicamos' cuando se cae WhatsApp

Situaciones como la de la tarde del lunes evidencian la dependencia hacia estas aplicaciones.

Un hombre estresado frente a su teléfono.Aleksei Morozov via Getty Images/iStockphoto

Pánico en los hogares de medio mundo. En la tarde del lunes, WhatsApp, Facebook e Instagram sufrieron una caída del servicio y dejaron de funcionar durante más de seis horas.

Por ahora, se cree que el apagón pudo deberse a “cambios profundos en la infraestructura” de Facebook que se produjeron por error y que terminaron “borrando de Internet” a todas las aplicaciones del paraguas de Mark Zuckerberg.

En la primer hora de apagón, WhatsApp tuvo más de medio millón de menciones en Twitter y aplicaciones como DownDetector reportaron más de 50.000 incidencias a través de sus usuarios. La mayoría de mensajes eran de apocalipsis y de no saber qué hacer durante esas seis horas de caída. Incluso hubo quien sugirió hablar por Bizum o Wallapop. Otros, como Susanna Griso, reconocieron haber pasado “un poco de ansiedad”.

“Lo de ayer fue una muestra de que estamos sometidos y somos muy dependientes de WhatsApp. Cuando hay una dependencia tan clara es cuando no es saludable utilizar una aplicación”, analiza Sergio García, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y experto en psicología clínica e intervención social.

García señala que “no hay ningún problema en el uso, pero sí en el abuso”, algo que se puso de manifiesto en la tarde del lunes, cuando muchas personas pasaron seis horas refrescando sus aplicaciones para comprobar si cargaban. “Las personas que ayer se pusieron nerviosas deberían plantearse si su relación con WhatsApp y otras redes sociales es saludable”, añade el psicólogo.

Las personas que ayer se pusieron nerviosas deberían plantearse si su relación con WhatsApp y otras redes sociales es saludable
Sergio García, psicólogo

El experto revela que es necesario ir más allá de ese sentimiento de estrés por no poder consultar nuestras redes sociales y buscar de dónde viene esa frustración. “La problemática tiene que ver con lo presencial y con cómo utilizamos las redes para evadirnos en otro lugar. Es una vía de escape para algo que nos está molestando en nuestra vida”, explica García.

“Los nativos digitales han visto natural el uso tan amplio de pantallas, no han visto ningún riesgo cuando sí los hay. En otras generaciones hemos apostado todo nuestro ocio a un mismo canal —el móvil y las redes— y eso no es recomendable”, concluye.

Cuando se produjo la caída de Google, Gmail o YouTube en diciembre de 2020 dejando a millones de teletrabajadores al borde de un ataque de nervios, algunas personas también se plantearon por qué se generaban esos sentimientos de ansiedad ante algo que escapa a nuestro poder. Glen Murphy, responsable de diseño de Google Chrome respondió en Techcrunch señalando que la sensación es similar a la de cuando se va a la luz de manera inesperada. “De repente te encuentras aislado de algo a lo que tu das valor (incluso si objetivamente no es valioso”, apuntó el trabajador.

En 2015, el International Center for Media and the Public Agenda (ICMPA) elaboró un estudio en el que participaron 200 estudiantes de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) a los que se pidió pasar 24 horas sin utilizar su móvil, navegar por Internet ni consultar los medios de comunicación. La investigación tenía como objetivo determinar si los jóvenes eran adictos a sus dispositivos.

Tal y como recoge Elite Daily, los investigadores concluyeron que la abstinencia de la tecnología es similar a la de cualquier otra adicción, ya que “los universitarios mostraron signos de apatía, soledad y depresión”.

En la declaración de uno de los participantes en el estudio la situación queda clara: “Chatear o mandarme mensajes con mis amigos me da una sensación constante de consuelo, cuando no tenía esos lujos, me sentí bastante solo y apartado de mi vida. A pesar de que voy a una escuela con miles de estudiantes, el hecho de no poder comunicarme con ninguno a través de la tecnología fue casi insoportable”, recoge el estudio.

Cuánto tiempo pasan los españoles en redes

Según el Informe Ditrendia Mobile en España y en el Mundo 2020 los españoles dedicamos al móvil prácticamente 48 días completos al año. El estudio Digital 2021 de Hootsuite y We Are Social que recoge las tendencias digitales concluyó que el 80% de los españoles utiliza las redes sociales a diario y que pasan más de 6 horas al día en Internet.

Los usuarios de la red en España son 43 millones según este informe y dedican dos horas de su día a sus perfiles de redes sociales. El 89,5% de ellos utilizan WhatsApp, que es la aplicación más popular, a diario. Después de la app de mensajería se sitúan YouTube (89,3%), Facebook (79,2%) e Instagram (69%). El 94% de los usuarios que accede a Internet lo hace a través del móvil.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora de LIFE en El HuffPost España, esa sección en la que intentamos contar el lado hedonista de la vida sin dejar de lado otras realidades.

  

Sobre qué temas escribo

Como redactora de LIFE, escribo sobre temas de cultura, moda, belleza o estilo de vida. También he abordado temas de medioambiente, feminismo o sociales, pero donde más cómoda me encuentro es explorando la relación de la moda con otras disciplinas culturales o su impacto social, y sobre todo lo que tenga que ver con el cuidado de la piel.

 

Siempre desde una perspectiva cercana, he tratado cuestiones como la estrategia del Museo del Prado para triunfar a través de sus redes sociales, explicado cómo Melania Trump utilizó su armario como arma política o desmentido bulos relacionados con la protección solar. Es probable que el 80% de los temas que he publicado se hayan escrito mientras sonaban Beyoncé, Oasis y Arctic Monkeys. Además, también me encargo de preparar el boletín de LIFE que enviamos cada sábado intentando resumir la actualidad de la semana.

 

Mi trayectoria

Nací en Vigo en 1992 y desde que tengo uso de razón siempre quise ser periodista. La única excepción fue la época en la que tuve fantasías con ser pintora, pero descarté rápido la idea cuando mis padres me anotaron a clases y me di cuenta de que no era lo mío. Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde me gradué en 2014 después de pasar un año en Roma que me hizo apreciar todavía más la cultura italiana. Dejé Galicia para mudarme a Madrid en 2015 y cursar el Máster de Periodismo Cultural en la Universidad San Pablo Ceu. Aprendí en Radio Galega y en Pentación Espectáculos, donde descubrí lo que hay detrás de producciones de teatro y de grandes eventos como el Festival de Mérida. Colaboré puntualmente con Guía Repsol o la revista L'Officiel y llegué a El HuffPost en 2016, donde empecé compaginando mi trabajo como redactora de Branded Content con temas para la sección de tendencias, que terminó convirtiéndose en LIFE, donde actualmente soy una de las redactoras. Fui finalista en los Premios Ecovidrio de 2017.

 


 

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