Lo que nos quiere decir Sánchez con sus cuatro 'vices'

Lo que nos quiere decir Sánchez con sus cuatro 'vices'

Calvo, Iglesias, Calviño y Ribera, los guardianes de La Moncloa.

Sánchez, en el Congreso tras salir adelante su investiduraEFE

Bienvenidos, señoras y señores, al primer Gobierno de coalición de nuestra actual etapa democrática… y al primero que tendrá hasta cuatro vicepresidentes. Pedro Sánchez ha diseñado una estructura novedosa en la que tendrá por debajo a Carmen Calvo, Pablo Iglesias, Nadia Calviño y Teresa Ribera.

Desde el PSOE se avanzó, después de ganar la investidura, que Sánchez anunciaría la composición del Gobierno la próxima semana. Pero en el ambiente estaba la rara sensación de que ya se sabían de manera no oficial los nombres de Podemos (Iglesias, Irene Montero, Manuel Castells, Yolanda Díaz y Alberto Garzón).

Así que hoy La Moncloa se ha puesto las pilas, ha recuperado el foco informativo, ha confirmado los nombres de Podemos y ha avanzado las vicepresidencias y portavocía dado alguna sorpresa sobre el máximo nivel del Ejecutivo. Recuerden: Sánchez es el presidente y es su competencia.

Primero, la formalidad de los cargos. Sánchez tendrá a Carmen Calvo como vicepresidenta primera, ministra de la Presidencia y Relaciones con la Cortes, a Pablo Iglesias como vicepresidente segundo de Asuntos Sociales y Agenda 2030, a Nadia Calviño como vicepresidenta tercera de Asuntos Económicos y a Teresa Ribera como vicepresidenta cuarta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Y además se ha conocido que María Jesús Montero seguirá como ministra de Hacienda y portavoz.

El resto de ministros se irán confirmando de aquí al domingo, cuando dará a conocer al rey la lista de ministros completa. El lunes prometerán sus cargos y el martes, primer Consejo de Ministros.

Un Gobierno todavía más feminista

Y los datos: por primera vez España habrá tres vicepresidentas mujeres, algo histórico y que demuestra que se trata de un Gobierno feminista. Todavía falta el gran techo de cristal, que una mujer sea presidenta. Hasta el momento sí había habido un gobierno con hasta dos vicepresidentas -Zapatero tuvo simultáneamente a María Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado durante una época para asuntos políticos y económicos, respectivamente-.

Nadie tuvo antes tantos ‘vices’. Zapatero era el que había llegado más lejos, cuando tuvo hasta tres vicepresidencias en el cambio de Gobierno que hizo en 2009 (con las citadas De la Vega y Salgado, más Manuel Chaves con una de carácter territorial). La oposición ya rechina los dientes para criticar que haya hasta cuatro.

Hay que ver el marcador también por partidos: tres del PSOE y uno de UP. Pablo Iglesias es mucho Pablo Iglesias y no llega para ser un vice muy discreto. Es un animal político. De esta manera, Sánchez, consciente de ello, también diluye la presencia del ‘morado’. Las vicepresidencias se ‘coralizan’. También se busca evitar esa pesadilla de que haya dos gobiernos en uno con el líder de UP ejerciendo casi de presidente. Entre las competencias del morado está el desarrollo de la Agenda 2030 de la ONU con temas como la pobreza y al emergencia climática, pero ahora se encuentra con que Ribera sube al nivel jerárquico mismo suyo con Transición Ecológica, lo que contrarrestará mucho su poder.

Sánchez consigue diluir la presencia de Iglesias y recuerda que es él el que manda

En público se habla de lealtad y de buen entendimiento, pero el PSOE se está encargando de neutralizar cualquier intento de que pase ese Gobierno bis. Una muestra de ello es el documento firmado ayer por los partidos, en los que se deja claro que, por ejemplo, la estrategia comunicativa debe pasar por La Moncloa. A algunos socialistas no les sentó muy bien ver las filtraciones moradas de ministros. Hoy Podemos guarda silencio sobre esa sorpresa de una nueva vicepresidencia, pero están incómodos en la actualidad porque esa vicepresidencia cuarta no estaba prevista.

¡A las competencias! Sánchez también nos manda unos mensajes muy claros para la sociedad sobre los asuntos de primer nivel. Por un lado, será un Gobierno muy político con Calvo como primera espada. Amada u odiada, había habido presiones para intentar quitarla del puesto, pero es de la absoluta confianza de Sánchez. Desde la carrera de primarias en el PSOE hace tres años se convirtieron en colaboradores y el presidente valora mucho, además, su capacidad de gestión y que siempre está dispuesta a partirse la cara en público por cualquier decisión.

Calvo pierde Igualdad, una competencia de la que es una gran impulsora, porque pasa a manos de Irene Montero (UP). Pero Sánchez la recompensa dándole las competencias de Memoria Histórica, hasta ahora en Justicia, que tiene también mucha carga simbólica y además la eleva a la Vicepresidencia primera del Gobierno. Toda una declaración de intenciones. Cuando uno lee en el cargo “Relaciones con las Cortes”, a muchos les parece aburrido, pero es vital. Ella será la encargada de llevar el día a día con el Parlamento, clave para sacar las leyes y más con un Gobierno que no tienen un respaldo amplísimo en las Cámaras.

Muy significativo para un Gobierno de coalición progresista es tener una Vicepresidencia Segunda para Asuntos Sociales: habitualmente este nivel tan alto sólo recaía en los Gobiernos para temas económicos (Rodrigo Rato, Pedro Solbes o Elena Salgado son ejemplos). Y se asumen las competencias para Iglesias de Agenda 2030, los objetivos de la ONU para un desarrollo sostenible. Esto hace que salga de Moncloa Cristina Gallach, hasta ahora alta comisionada, con lo que se especula con otro cargo para ella. 

Al llegar a Moncloa tras la moción de censura decidió no crear una Vicepresidencia económica y dividió Economía (Nadia Calviño) y Hacienda (María Jesús Montero). Pero el presidente sabe que este Gobierno PSOE-UP no es muy del agrado de los halcones económicos y de los mercados, por ello ha querido crear este departamento poniendo a la gallega Calviño, muy valorada en la UE y que no es precisamente una izquierdista peligrosa, como diría la derecha. Fue directora general de Presupuestos de la UE y estuvo en la terna por presidir el FMI. Un muro frente a cualquier intento de desajuste y una garantía para los grandes empresarios e instituciones.

Y la gran novedad con mucho mensaje es la Vicepresidencia Cuarta. España pone como grandes prioridades la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Sánchez siempre ha dicho que se trata de un Gobierno ecologista y el compromiso se demostró durante la Cumbre del Clima, pero ahora aquel nuevo ministerio surgido tras la moción se erige como uno de los grandes baluartes. Una demanda que conecta especialmente con los jóvenes. 

Una revolución supone que se incluya también el Reto Demográfico: La España Vaciada tendrá Vicepresidencia. El problema se convierte en un asunto de Estado, en un momento que hasta ha hecho irrumpir en el Congreso a la formación Teruel Existe. Todo ello bajo el mando de Teresa Ribera, una política a la que Sánchez le tiene el máximo respeto y que es una de las grandes expertas mundiales en temas ‘verdes’. 

Desde Moncloa también se ha confirmado que María Jesús Montero seguirá al frente de Hacienda pero que será también la portavoz del Gobierno (cargo que antes ejercía Isabel Celaá). La sevillana se convirtió en una de las piezas clave del anterior Gobierno y Sánchez le encargó además que fuera a debates televisivos, le gusta su forma directa y clara de explicar las cosas. Otro factor a tener en cuenta: su gran relación con Unidas Podemos, con los que ya pactó los fallidos presupuestos generales. Los ‘morados’ se sienten cómodos  con ella en ese puesto en el Gobierno de coalición.

Quienes no seguirán en el Ejecutivo, como ha informado la Cadena SER a última hora de la tarde serán María Luisa Carcedo, hasta ahora la titular de Sanidad, puesto al que llegó en septiembre de 2018 en sustitución de la dimitida Carmen Montón, y José Guirao. El responsable de Cultura y Deporte sustituyó al también dimitido Maxim Huerta en junio de 2018.

Sí seguirán, aunque con menos funciones que hasta ahora, Isabel Celaá y Pedro Duque. La primera mantendrá el cargo al frente de Educación –ya sin portavocía– y el segundo seguirá como ministro de Ciencia e Innovación, pero ya no de Universidades (que pasa a Manuel Castells).

Sánchez y sus ‘cuatro vices’. El presidente ya marca su ritmo. El resto de ministros: los próximos días.