A Putin le sale un imitador inesperado en un escándalo mediático
También ha mostrado su afán por controlar la prensa de su país.
A principios de su mandato, Donald Trump comenzó a alterar las dinámicas tradicionales de la Casa Blanca, especialmente en relación con la prensa. Un ejemplo claro ocurrió durante una conferencia con el presidente francés, Emmanuel Macron.
Numerosos corresponsales experimentados de la Casa Blanca levantaron sus manos esperando que Trump les eligiera para hacer la primera pregunta, pero, en lugar de ello, el mandatario estadounidense escogió a Brian Glenn, un periodista relativamente nuevo que formaba parte de "Real America's Voice TV", una cadena de extrema derecha que apoya a Trump.
Este hecho desencadenó una serie de cambios radicales en la política de comunicación de la administración Trump. El martes siguiente, la secretaria de prensa Karoline Leavitt anunció que la Casa Blanca, no la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca (WHCA), decidiría quién tendría acceso al grupo limitado de prensa que cubre al presidente. Este grupo tiene acceso a espacios restringidos como la Oficina Oval y el Air Force One.
La medida fue vista como un ataque directo a la independencia y libertad de la prensa. La WHCA, que tradicionalmente gestionaba estos accesos, expresó su indignación, acusando al gobierno de socavar el rol de la prensa libre.
Este cambio generó paralelismos con prácticas de control de los medios en regímenes autoritarios, como en Rusia, donde el Kremlin controla a los periodistas que cubren al presidente. Incluso Fox News, usualmente alineada con Trump, criticó la medida, argumentando que la Casa Blanca, no el pueblo, estaba obteniendo más poder.
Por el contrario, los partidarios de Trump celebraron la iniciativa, viéndola como un paso hacia un mayor control sobre los medios. Portales más pequeños y de tendencia derechista, como Breitbart y Newsmax, ganaron terreno en el acceso a información privilegiada, mientras que los grandes medios tradicionales como CNN, The New York Times y NPR fueron desplazados.
Similitudes con Putin
Peter Baker, corresponsal premiado de The New York Times y ex corresponsal en Moscú, ha comparado en sus redes sociales la gestión de los medios por parte de la Casa Blanca con la del Kremlin bajo el liderazgo de Vladímir Putin. "El Kremlin se hizo cargo de su propio grupo de prensa y se aseguró de que solo los periodistas obedientes tuvieran acceso", explica.
"El mensaje es claro. Dado que la Casa Blanca ya ha expulsado a una organización de noticias de la piscina debido a la cobertura que no le gusta, se está asegurando de que todos los demás sepan que el resto de nosotros también podemos ser excluidos si al presidente no le gustan nuestras preguntas o historias", añade.