Bukele sortea la Constitución de El Salvador para autoproclamarse ganador de las elecciones

Bukele sortea la Constitución de El Salvador para autoproclamarse ganador de las elecciones

Conscientes de que será casi imposible evitar la victoria, la oposición confía al menos en discutirle la mayoría en el Congreso y frenar su control sobre el Estado.

El autoproclamado presidente de El Salvador, Nayib Bukele, saluda a sus seguidores después de votar.Bienvenido Velasco

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, a quien no parece que le pasará factura el hecho de haberse servido de una judicatura que controla para poder reinterpretar la Constitución y presentarse a una reelección inmediata pese a que seis artículos de la Carta Magna salvadoreña lo impiden, se ha autoproclamado ganador de las elecciones generales celebradas este domingo en un país donde sigue vigente un estado de excepción impuesto por él en 2022 como consecuencia de la violencia de las maras.

"De acuerdo a nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85% de los votos y un mínimo de 58 de 60 diputados de la Asamblea. El récord en toda la historia democrática del mundo", aseguraba Bukele en la red social 'X' poco después de haber denunciado también el cierre de los colegios electorales sin permitir votar a los ciudadanos salvadoreños que hacían cola para depositar su papeleta en las urnas.

"El TSE (Tribunal Supremo de Electoral) no puede cerrar estos centros hasta que la última persona en la cola haya votado. Si cierran antes, estarían violando la ley electoral", ha insistido el mandatario en las redes sociales después de ejercer su derecho a voto apenas hora y media antes del horario previsto para el cierre de las urnas en una jornada que, por otra parte, se ha desarrollado dentro de un ambiente de normalidad.

El escrutinio preliminar parcial al n 31,49 % escrutado sostiene esa aplastante victoria del presidente, con 1.295.888 votos para su partido, Nuevas Ideas (NI), muy por delante del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda), con 110.244, y la Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha), con 96.700, según datos divulgados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que deben ser ratificadas en un escrutinio final. Con 2.697 actas procesadas de un total de 8.562 (un 31,49 %), en cuarto lugar se ubica Nuestro Tiempo (NT), con 35.129 votos válidos, Fuerza Solidaria y Fraternidad Patriotica Salvadoreña (FPS), que suman 13.381 y 10.312 votos, respectivamente.

Conscientes de que será casi imposible evitar la reelección, los partidos de la oposición han denunciado también otras anomalías que se han registrado en la jornada electoral, como que la de que el partido de Bukele ha seguido haciendo propaganda dentro de los centros de votación, además de haber hecho un llamamiento a la movilización para votar. Con todo, los opositores confían en discutirle la mayoría en el Congreso y frenar el control que tiene del Estado, lo que evitaría que prepare un posible tercer mandato.

"Estas elecciones, no oficialmente, pero vienen a ser un referéndum de lo que estamos haciendo en El Salvador", afirmó Bukele a los medios de comunicación pocos minutos después del cierre de los colegios electorales. "Nosotros no estamos reemplazando la democracia, nosotros estamos trayendo la democracia a El Salvador", apostilló.

El show de Bukele

El presidente de El Salvador y candidato a la reelección, Nayib Bukele, acudió a votar este domingo con el espectáculo esperado: fuegos artificiales, vítores de seguidores y un batallón de youtubers retransmitiendo en directo su llegada, mientras sonaba "Es el fin del mundo como lo conocemos, y me siento bien", de los estadounidenses R.E.M..

Bukele, antiguo publicista, conoce como pocos el poder de la comunicación y se muestra al mundo como un mandatario moderno (le acompañaba su distintiva gorra blanca), pero implacable, escoltado por decenas de miembros de las fuerzas de seguridad.

El autoproclamado presidente de El Salvador será reelegido, si se cumplen las encuestas, con una mayoría aplastante. Hace dos años, cuando afloraban las primeras críticas sobre su forma de gobernar, Bukele respondió con ironía y se definió como el "dictador más cool del mundo", un título que ostentó sobre todo en redes sociales, una herramienta fundamental para entender su meteórica popularidad.

A pesar de que han sido varias las organizaciones internacionales de Derechos Humanos que han cuestionado sus métodos para luchar contra la violencia en su país, han sido gracias a ellos que este domingo vencerá en las elecciones. Sus planes han calado de tal forma que ya son muchos los que piden que se extrapolen a una región donde la violencia y el crimen organizado es un mal endémico desde hace décadas. De acuerdo con las cifras que ha facilita el Gobierno salvadoreño, se han reducido drásticamente los homicidios --según éstas es el país de América con menos asesinatos solo por detrás de Canadá-- y al menos 74.000 personas han sido detenidas por sospechas de vínculos con las pandillas, con las que él mismo Bukele negoció en 2019 cuando llegó a la Presidencia.

Sin embargo, en marzo de 2022, cuando la Mara Salvatrucha asesinó en apenas 24 horas a más de 80 personas, Bukele impuso un estado de excepción que sigue aún vigente y que suspende algunos derechos constitucionales, como el de expresión, reunión y organización, lo que ha mermado un poco más aún a una débil oposición que podría ver como el populista Nuevas Ideas se convierte en partido hegemónico.

Una oposición casi desaparecida

Nayib Bukele, de 42 años, es el gran favorito de unas elecciones en las que también compiten cinco candidatos de formaciones opositoras, entre ellas de los partidos tradicionales Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha) y Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda), prácticamente sin posibilidades de triunfo.

Ambas formaciones dominaron por completo la vida política del país tras la guerra civil (1980-1992), hasta que en 2019 irrumpió Bukele, que se ha beneficiado también de la inoperancia de una oposición en entredicho tras décadas de crisis de seguridad, económicas y desconfianza por los numerosos casos de corrupción.

El declive de Arena y el FMLN, a los cuales se les reprocha una supuesta falta de compromiso para renovarse internamente, se hizo más patente en las elecciones municipales y legislativas de 2021, en las que el partido de Bukele se estrenaba en la Asamblea ocupando 56 de los 84 escaños de entonces.

El alcance de Bukele es tal que se espera que Nuevas Ideas devore a quienes fueron sus aliados en esta legislatura -Gran Alianza por la Unidad (GANA), el Partido de Concertación Nacional (PCN) y los democristianos del PDC-, para quienes estas elecciones, según las encuestas, supondrán su salida del Parlamento.