Dos investigadores tropiezan con una gran arma de la Primera Guerra Mundial y son apodados como "los 007 de la historia"
Si se confirma, el descubrimiento de Il Lungo Giorgio se coronará a estos dos "espías de la historia" como protagonistas de una de las recuperaciones arqueológicas más sorprendentes del siglo.
En una tranquila localidad del Véneto, dos vecinos de 76 años han protagonizado un hallazgo digno de película. Danilo Pellegrini, de Venecia, y Luciano Chiereghin, de Porto Tolle (Rovigo), localizaron bajo tierra un coloso bélico desaparecido desde 1918: un gigantesco cañón Skoda utilizado por el ejército austrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial.
El arma, apodada por ellos Il Lungo Giorgio (“El Largo Giorgio”), habría sido la responsable de los devastadores bombardeos sobre Asiago, una de las localidades italianas más castigadas por la artillería enemiga. El descubrimiento fue fruto de años de investigación y tecnología de precisión, que llevó a algunos a compararlos con agentes secretos por su tenacidad y paciencia detectivesca.
El hallazgo se produjo en una zona rural entre Gorgo y Oderzo, en la provincia de Treviso. Allí, Chiereghin detectó una anomalía en una serie de imágenes satelitales obtenidas a través del sistema Landsat del Servicio Geológico de Estados Unidos. Las imágenes térmicas, al ser filtradas, revelaron una masa metálica enterrada con una forma y dimensiones que coincidían con las del legendario cañón desaparecido.
Tras obtener el permiso de los propietarios de los terrenos, los investigadores iniciaron las prospecciones con un magnetómetro militar Föster Ferex, un georradar Sors Oerad Pro y un GPS de alta precisión. Los resultados confirmaron la existencia de una estructura metálica de unos veinte metros de largo, a unos cuatro metros de profundidad. Según los expertos, todos los indicios apuntan a que se trata del mítico Lungo Giorgio.
La historia de este cañón se remonta a los últimos años de la Gran Guerra. Tras la derrota italiana en Caporetto, las tropas austrohúngaras lo situaron cerca de Gorgo del Monticano para preparar la ofensiva hacia Venecia. Su primer disparo, el 15 de junio de 1918, marcó el inicio de la llamada Batalla del Solsticio, una de las más intensas del conflicto en el frente del Piave.
Pese a los rumores y testimonios de soldados que aseguraban haber visto el arma al final de la guerra, su paradero había permanecido en el misterio durante más de un siglo. Muchos la daban por destruida o desmantelada. Sin embargo, la perseverancia de dos investigadores amateurs, apoyados por ingenieros y técnicos locales, ha devuelto al mapa uno de los símbolos más poderosos de la artillería de la Primera Guerra Mundial.
Ahora, las autoridades civiles y militares evalúan los pasos a seguir para excavar la zona y verificar oficialmente el hallazgo. Si se confirma, el descubrimiento de Il Lungo Giorgio no solo reescribirá un capítulo olvidado del frente italiano, sino que coronará a estos dos “espías de la historia” como protagonistas de una de las recuperaciones arqueológicas más sorprendentes del siglo.