Turismo, el arma "a futuro" con la que Ucrania quiere empezar a reconstruir el país

Turismo, el arma "a futuro" con la que Ucrania quiere empezar a reconstruir el país

Aprovechando el aniversario de la guerra, el Gobierno de Zelenski intenta proyectar la riqueza turística de un país aún en guerra, aunque desde el sector ven lagunas a estos planes tan rápidos.

Voluntarios ucranianos protegen monumentos históricos en Kiev de los bombardeos rusos.SERGEY DOLZHENKO / EFE

Ha pasado el boato del aniversario, pero no cesa el sonido de los misiles impactando por todo el país. Un escenario tan dramático que no impide a Ucrania pensar en un arma diferente a cualquier otra usada en el campo de batalla. El país europeo cuenta, o quiere hacerlo cuanto antes con el turismo. Un escenario "a futuro" con el que ya trabaja el propio Volodimir Zelenski para empezar a reconstruir el país, sin horizonte cercano para el final de la guerra.

En enero, una delegación nacional dejó ver las maravillas de un país otrora turístico en la gran feria del sector, FITUR. Sobre el espacio cedido por la feria madrileña, Ucrania desplegó dos conceptos clave: ese “futuro” incalculable tras el final de la invasión y el “turismo negro”, tan de moda. Ucrania lo conoce bien por Chernóbil y quiere agarrarse a él.

Tras doce meses de bombardeos, matanzas indiscriminadas y asedios, los puntos para vivir esa experiencia trágica son infinitos y el sector ya ha empezado a moverse, incluso entre bombas..

"Es un arma muy útil si la intención es rentabilizarla económica y políticamente", comienza exponiendo José Tomás Arnau, profesor de Turismo de la Universidad Europea de Valencia. Su colega Pablo Díaz Luque, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), ve un interés más allá, "una estrategia de que no se olvide el conflicto y de poner en valor futuro Ucrania como resistente ante Rusia, intentando coger la ola de la guerra para que luego no nos olvidemos del país".

Una batalla pensada hacia el medio plazo, coinciden los especialistas consultados por El HuffPost. Correr más es inviable. "Actualmente, Ucrania no es un proyecto real turístico, el escenario está muy vivo y se espera un repunte de la guerra", comenta el docente de la UOC.

Retoma Tomás Arnau la idea de origen, porque incide en que "el turismo ha sido un promotor económico de regiones afectadas; por ejemplo, Sudamérica". A ello ayuda su transversalidad, el no entender de bolsillos y ser "accesible a mucha gente; cualquier persona puede montar un hotel, un restaurante... se puede modular muy bien".

Ya me han llegado noticias de que hay pequeños circuitos por los alrededores de Kiev
Pablo Díaz Luque, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya

Aunque hoy resulte inviable a ojos de un turista medio siquiera llegar a Ucrania, hay un factor clave que juega mucho a favor de la tierra de Zelenski: la velocidad de recuperación de este sector. "La actividad turística actual es muy dinámica y se recupera con cierta prontitud en casi cualquier situación, incluso tras una guerra. Además, es muy probable que ante el empobrecimiento de la zona, los precios bajen y esto sirva más para relanzar las visitas", prosigue el docente de la UOC.

"Estimo que se repetirá el patrón, en cuanto sucede cualquier conflicto, un desastre nacional, un atentado... vemos cómo el turismo desaparece, pero vuelve, porque se recupera de forma muy rápida", añade el profesor de la Europea.

Kiev no ahorró recursos para darse a conocer, más si cabe, ante el mundo en la gran muestra de turismo en Madrid. "En un futuro próximo, el turismo se convertirá en la mejor manera de sentir la verdadera historia de Ucrania en la guerra. No se trata de hechos y noticias, sino de la verdadera comprensión de la nación que evitó que las hordas rusas fueran más allá. Una de las formas más importantes de entender, sentir y percibir el papel de Ucrania en el rompecabezas mundial", apuntó la ministra de Turismo, Mariana Oleskiv, como recogía Cinco Días.

Turismo negro y turismo patriótico: un cóctel de argumentos a favor de Ucrania

En FITUR Ucrania adelantaba lo que para muchos especialistas en turismo era algo seguro: el país tiene una mina para captar viajeros con el controvertido 'turismo negro'. En un país reventado entre bombas y crímenes de guerra, se multiplican los nuevos escenarios para revivir los horrores de la guerra.

En un futuro próximo, el turismo se convertirá en la mejor manera de sentir la verdadera historia de Ucrania en la guerra. No se trata de hechos y noticias, sino de la verdadera comprensión de la nación que evitó que las hordas rusas fueran más allá
Mariana Oleskiv, ministra de Turismo de Ucrania

Una tentación para cada vez más 'aventureros' y promotores. "Siempre ha habido atracción del ser humano por la muerte, la destrucción y si Ucrania quiere usar ese turismo le va a funcionar sin duda, porque en estos lugares ha funcionado", sopesa José Tomás Arnau.

No le sorprende, confiesa, la revelación que hace su colega de la UOC. Pablo Díaz explica que "a nivel muy reducido", "ya me han llegado noticias de que hay pequeños circuitos por los alrededores de Kiev". Escenarios como Bucha o Borodyanka donde Rusia ha cometido alguna de sus peores matanzas y que Pedro Sánchez y otros líderes occidentales han podido revivir presencialmente

Pero no todos coinciden en una visión 'macabra'. Es el caso de Carlos Lope, secretario de la Asociación Española de Profesionales del Turismo (AEPT), que confesaba a El HuffPost que desplazarse hasta estos lugares "también es estar conectado a las grandes noticias de nuestro tiempo, como está ocurriendo con el mercado de Wuhan y como pasará pronto con Ucrania”.

Pasado un tiempo todo se diluye y simplemente llegarán turistas, no solo los más cercanos a la causa. Lo veremos en cuanto acabe la guerra; el turismo seguirá y llegarán visitantes de todas partes
José Tomás Arnau, profesor de Turismo de la Universidad Europea de Valencia

"Todos, agencias de viajes, ciudades o gobiernos, todos sacan provecho aunque sea desde el horizonte del sufrimiento de muchos", afirma el también profesor de la Universitat Oberta de Catalunya Francesc Núñez, que sostiene que "un lugar de sufrimiento puede ser un lugar de peregrinación".

Algo que parece impensable pero que tiene reflejos en el mundo actual, matiza su colega Tomás Arnau. "Como tal no es algo nuevo y te pongo un ejemplo, aunque no sea propiamente una guerra. Estas visitas en zonas de conflicto ya ocurren en las favelas de Brasil, donde se habla con los jefes locales y se monta un corredor seguro para los turistas". Previo pago de un buen dinero, claro está. 

Por ello cree que esta modalidad de viaje de 'riesgo' quedará reservada a economías más acomodadas. "Al menos de momento, porque me imagino qué perfiles pueden estar interesados, o profesionales muy especializados o directamente aquellos que quieren vivir algo nunca vivido". "Y esa economía experiencial encaja en este concepto de turismo macabro, al límite, incluso en un país con una guerra activa", añade.

Díaz Luque ve además un modo de impulsar el sentimiento patrio. "Si como parece, las autoridades van a invertir fondos en fomentar esta modalidad de tours por el país, habrá un fuerte campo de negocio". "Me viene a la cabeza el recuerdo de Sarajevo, con su iconografía propia... pues creo que en Ucrania habrá un fuerte turismo interior que vanaglorie a sus héroes caídos y sus mártires, porque también es un arma para dominar la narrativa de una posible victoria, con rutas, homenaje a los héroes...

Con todo, ninguno considera que el país reciba solo visitas de los cercanos al bando 'proucraniano', aunque el respaldo de Occidente "sin duda" ayudará al impulso turístico. Para el docente de la Universidad Europea, "de momento, puede, pero pasado un tiempo todo se diluye y simplemente llegarán turistas, no solo los más cercanos a la causa. Lo veremos en cuanto acabe la guerra; el turismo seguirá y llegarán visitantes de todas partes".

Un futuro para el que Ucrania ya se está preparando.

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Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos.