Un experto tira por tierra el "arma milagrosa de Putin"

Rusia ha vuelto a sacar del armario su viejo Tu-160, un bombardero estratégico de los años 80 apodado “Blackjack”, y lo ha vestido con lo último en electrónica y guerra radioelectrónica. Pero el esfuerzo por devolverlo a la vida no convence a todo el mundo. Para el suboficial del cuerpo de operaciones especiales de Estados Unidos y analista de seguridad nacional en 19fortyfive, Steve Balestrieri, esta supuesta joya del Kremlin es poco más que un parche desesperado.

“Este avión necesitaba que Rusia dominara el cielo para ser efectivo. Lo mismo le pasa al B-52 estadounidense, que es incluso más antiguo”, ha señalado el experto en declaraciones recogidas por el medio ucraniano Unian. Según su análisis, Moscú se ha lanzado a reconstruir estos aparatos por una razón: no tiene a punto su nuevo bombardero furtivo, el PAK DA, también conocido como “el Mensajero”. Un modelo que, como muchos otros proyectos rusos, sigue sin ver la luz.

Balestrieri reconoce que el Tu-160 tuvo su momento de gloria. Volaba a más de Mach 2, cargaba con una tonelada de bombas y estaba diseñado para lanzar misiles de crucero con cabeza nuclear contra Estados Unidos. Sin embargo, insiste en que los tiempos han cambiado y duda de que Rusia pueda sostener económicamente la producción, el mantenimiento y la operatividad de estos gigantes.

Desde Moscú, las autoridades han defendido la maniobra. El director general de Rostec, Serguéi Chemizov, ha presumido de que el país ha digitalizado toda la documentación técnica, ha recuperado la tecnología de soldadura al vacío de piezas de titanio y ha reactivado la producción de componentes clave del fuselaje. “Hemos tenido éxito en todos los aspectos”, ha asegurado.

Rusia planea construir hasta 50 unidades del modelo modernizado Tu-160M y renovar otras 16 antiguas. Según Balestrieri, el exterior apenas ha cambiado, pero el fuselaje sí ha recibido importantes mejoras. El plan del Kremlin es fabricar dos aviones al año.

Pese a las críticas, el experto admite que los Tu-160 han tenido cierto protagonismo en los ataques a larga distancia durante la guerra en Ucrania. Gracias a su alcance, estos aviones pueden lanzar misiles sin necesidad de acercarse a las defensas antiaéreas. Cada uno puede portar hasta seis misiles de crucero Kh-55SM, capaces de transportar ojivas convencionales o nucleares.

Pero no todo el mundo en Rusia se fía de esta resurrección. El ingeniero aeronáutico Andréi Gorbachevski, con dos décadas de experiencia en sistemas de aviación, ya se mostró en contra de retomar la producción en un artículo publicado en 2018. Sus dudas no eran técnicas, sino económicas.

“¿De verdad pueden permitirse construir y mantener estos bombarderos con la economía como la tienen?”, se ha preguntado Balestrieri, dejando claro que el supuesto “arma milagrosa de Putin” podría quedarse en otro proyecto faraónico sin futuro.