Beppe Grillo y el wifi universal

Beppe Grillo y el wifi universal

Italia tiene una gran inclinación al melodrama, y Grillo, antiguo contable reconvertido en humorista y activista, domina el registro a la perfección. Su reticencia a proclamarse líder de su pese a todo muy personalista Movimiento me resulta sospechosa.

Cuando este lunes se cierren las urnas en Italia sabremos si Beppe Grillo y su Movimiento 5 Estrellas consiguen desbancar a Berlusconi y su PdL como el segundo partido más votado de Italia, como auguran algunas encuestas. Si Berlusconi desapareciera definitivamente de la escena política cabrá interpretarlo como una buena noticia, pero el ascenso de la antipolítica no creo que lo sea tanto ya que cabe recordar que en una situación similar el propio Berlusconi irrumpió hace veinte años como un caballero blanco después de que los partidos tradicionales quedaran desacreditados por el descubrimiento de la tangentopoli.

Beppe Grillo no me inspira más confianza que los políticos a los que con tanto acierto ataca, aunque indudablemente en su salto a la arena política albergue mejores intenciones que Berlusconi. La desconfianza que me inspira Grillo se basa en su estilo de comunicación exaltado e histriónico, que sin duda resulta eficaz en estos tiempos de indignación y turbulencia, pero a mí me dan cierta dentera los iluminados y en principio prefiero que apelen a mi cabeza antes que a mis tripas para pedir mi voto. Italia tiene sin embargo una gran inclinación al melodrama, y Grillo, antiguo contable reconvertido en humorista y activista, domina el registro a la perfección. Su reticencia a proclamarse líder de su pese a todo muy personalista Movimiento (que tiene por principal plataforma su blog, Beppegrillo.it) me resulta igualmente sospechosa, y cuando Grillo afirma que su Movimiento no es un partido sino una red, me recuerda al difunto Gadafi hablando de su Yamahiriya.

La marea humana que inundó el sábado las principales ciudades españolas permiten augurar que un Beppe Grillo español cosecharía excelentes resultados también aquí. El leitmotiv del movimiento de Grillo es el Vaffanculo (creo que sobra la traducción) a políticos corruptos y plutócratas. De ahí que los primeros mítines del Movimiento se convocaran bajo la consigna "V-day". Grillo es también muy crítico con Mario Monti en particular (apodado Rigor Montis) y con las políticas de austeridad en general. En este punto comparto la indignación de Beppe Grillo: la corrupción corroe la sociedad pero son políticos como el comisario finlandés Olli Rehn los que están haciendo que la situación en el sur de Europa sea intolerable con la imposición de la austeridad suicida como tan bien ha expuesto el nobel Paul Krugman en uno de los últimos posts de su blog.

De forma un tanto contradictoria, el Movimiento de Grillo defiende el decrecimiento económico (decrescita) al mismo tiempo que critica las políticas de austeridad: sólo las políticas de crecimiento lograrán crear empleo. Más allá de vehicular la indignación imperante con la consigna Vaffanculo, el Movimiento 5 Estrellas no tiene una ideología definida, y su programa es una vaga declaración de intenciones en favor de la educación, la sanidad pública y las energías renovables que lo situan más bien a la izquierda, a la que Grillo ataca pese a todo tan despiadadamente como a la derecha, ya que considera que izquierda y derecha son conceptos desfasados.

A riesgo de equivocarme, creo que esta falta de ideología hará que el Movimiento 5 Estrellas estalle como una burbuja cuando cambie el estado de ánimo -dentro de unos años- o cuando los primeros grillini (nombre por el que se conoce a sus seguidores) sean salpicados por algún escándalo de corrupción -posiblemente antes, tiempo al tiempo-. En todo caso, este Movimiento no tiene ideología definida pero si tiene algunas propuestas concretas. Una de ellas es la limitación de los mandatos y que los cargos electos puedan optar sólo una vez a la reelección. ¿La cura definitiva definitiva contra Berlusconi, quizás? Otra, con la que comulgo plenamente, es una red wifi universal y de acceso gratuito para todos los ciudadanos. La idea subyacente es que el acceso a internet permite a los ciudadanos estar mejor informados y favorecería la democracia directa.

Si bien nada es gratis, y para mantener una red wifi de estas características habría que crear un impuesto que la financie (que sería en todo caso más barato que lo que cuesta mantener las demasiadas televisiones públicas de nuestro país), una red de estas características está lejos de ser una utopía y algunos países como Mauricio, en donde residí hasta hace poco tienen planes en este sentido. El plan WiFi Mauritius pretende convertir al país en una "ciberisla" y centrar la economía en las nuevas tecnologías, pero tiene más ambiciones que medios y a día de hoy sólo desde algunas pocas calles del centro de Port Louis, y desde algunas escuelas y autobuses se puede acceder libremente a internet. El canario ministro Soria ha impulsado un plan similar en una de sus afortunadas islas, El Hierro, con un objetivo de no muy largo alcance: promocionar el turismo.

Cabe aplaudir en todo caso estas iniciativas, sea porque fomentan la democracia, la economía o sencillamente el turismo: probablemente una red wifi universal lograría las tres cosas. Así que con algo de suerte El Hierro no sea más que el laboratorio de un proyecto similar a nivel nacional. Soñar es gratis, amigos.