Esta famosa torre de Europa albergó durante un tiempo un zoológico

Esta famosa torre de Europa albergó durante un tiempo un zoológico

Fue una colección privada de animales exóticos que duró varios siglos.

Esta famosa torre de Europa albergó durante un tiempo un zoológico

Fue una colección privada de animales exóticos que duró varios siglos.

Esta famosa torre de Europa albergó durante un tiempo un zoológico

Fue una colección privada de animales exóticos que duró varios siglos.

Esta famosa torre de Europa albergó durante un tiempo un zoológico

Fue una colección privada de animales exóticos que duró varios siglos.

Esta famosa torre de Europa albergó durante un tiempo un zoológico

Fue una colección privada de animales exóticos que duró varios siglos.

La Torre de LondresGetty Images

La emblemática Torre de Londres, conocida por sus múltiples usos como prisión, residencia real y más tarde hogar de las joyas de la Corona, guarda una curiosa faceta histórica. Se trata de su pasado como zoológico improvisado conocido como The Tower Menagerie o Casa de las Fieras. Entre los siglos XIII y XIX, esta fortaleza se convirtió en un peculiar refugio para animales exóticos, muchos de ellos eran regalos diplomáticos que se hacían entre los monarcas europeos.

La tradición comenzó en 1235, cuando Federico II del Sacro Imperio Romano Germánico obsequió tres leones a Enrique III de Inglaterra como símbolo de su enlace matrimonial con Isabel de Inglaterra. Estos felinos fueron alojados en los jardines de la Torre, que entonces era residencia real. A ellos se sumaron en 1252 un oso polar enviado por Haakon IV de Noruega y, en 1255, un elefante africano regalado por Luis IX de Francia.

A lo largo de los siglos, la Torre acogió una variedad sorprendente de animales: monos, cebras, búhos, águilas, tigres, leopardos e incluso pumas. Aunque no existía un concepto de los zoológicos como los actuales, la Menagerie era una colección privada que ocasionalmente recibía visitantes. Para entonces no existían tantas medidas de seguridad como ahora, de hecho, hubo casos de ataques de las fieras a curiosos y cuidadores.

Una tradición viva

Desde el siglo XVII, además de los animales exóticos, la Torre fue el hogar de los cuervos. Esto fue una decisión de Carlos II que decretó que al menos seis de estas aves debían residir allí para evitar, según la leyenda, la caída de la monarquía británica. De hecho, sigue habiendo cuervos, manteniendo así viva la tradición.

Cuervos de la Torre de Londres.Getty Images

El traslado

En 1828, con la apertura del Zoológico de Londres, los animales fueron trasladados a este nuevo espacio público. Así concluyó la peculiar etapa de la Torre como hogar de fieras, pero su legado perdura, y los visitantes pueden admirar esculturas que conmemoran a estos habitantes históricos.

Actualmente, la Torre de Londres sigue siendo un lugar cargado de historia y misterio, testimonio de siglos de cultura, poder y peculiaridades que la convierten en uno de los sitios más fascinantes de Inglaterra.

La emblemática Torre de Londres, conocida por sus múltiples usos como prisión, residencia real y más tarde hogar de las joyas de la Corona, guarda una curiosa faceta histórica. Se trata de su pasado como zoológico improvisado conocido como The Tower Menagerie o Casa de las Fieras. Entre los siglos XIII y XIX, esta fortaleza se convirtió en un peculiar refugio para animales exóticos, muchos de ellos eran regalos diplomáticos que se hacían entre los monarcas europeos.

La tradición comenzó en 1235, cuando Federico II del Sacro Imperio Romano Germánico obsequió tres leones a Enrique III de Inglaterra como símbolo de su enlace matrimonial con Isabel de Inglaterra. Estos felinos fueron alojados en los jardines de la Torre, que entonces era residencia real. A ellos se sumaron en 1252 un oso polar enviado por Haakon IV de Noruega y, en 1255, un elefante africano regalado por Luis IX de Francia.

A lo largo de los siglos, la Torre acogió una variedad sorprendente de animales: monos, cebras, búhos, águilas, tigres, leopardos e incluso pumas. Aunque no existía un concepto de los zoológicos como los actuales, la Menagerie era una colección privada que ocasionalmente recibía visitantes. Para entonces no existían tantas medidas de seguridad como ahora, de hecho, hubo casos de ataques de las fieras a curiosos y cuidadores.

Una tradición viva

Desde el siglo XVII, además de los animales exóticos, la Torre fue el hogar de los cuervos. Esto fue una decisión de Carlos II que decretó que al menos seis de estas aves debían residir allí para evitar, según la leyenda, la caída de la monarquía británica. De hecho, sigue habiendo cuervos, manteniendo así viva la tradición.

El traslado

En 1828, con la apertura del Zoológico de Londres, los animales fueron trasladados a este nuevo espacio público. Así concluyó la peculiar etapa de la Torre como hogar de fieras, pero su legado perdura, y los visitantes pueden admirar esculturas que conmemoran a estos habitantes históricos.

Actualmente, la Torre de Londres sigue siendo un lugar cargado de historia y misterio, testimonio de siglos de cultura, poder y peculiaridades que la convierten en uno de los sitios más fascinantes de Inglaterra.

La emblemática Torre de Londres, conocida por sus múltiples usos como prisión, residencia real y más tarde hogar de las joyas de la Corona, guarda una curiosa faceta histórica. Se trata de su pasado como zoológico improvisado conocido como The Tower Menagerie o Casa de las Fieras. Entre los siglos XIII y XIX, esta fortaleza se convirtió en un peculiar refugio para animales exóticos, muchos de ellos eran regalos diplomáticos que se hacían entre los monarcas europeos.

La tradición comenzó en 1235, cuando Federico II del Sacro Imperio Romano Germánico obsequió tres leones a Enrique III de Inglaterra como símbolo de su enlace matrimonial con Isabel de Inglaterra. Estos felinos fueron alojados en los jardines de la Torre, que entonces era residencia real. A ellos se sumaron en 1252 un oso polar enviado por Haakon IV de Noruega y, en 1255, un elefante africano regalado por Luis IX de Francia.

A lo largo de los siglos, la Torre acogió una variedad sorprendente de animales: monos, cebras, búhos, águilas, tigres, leopardos e incluso pumas. Aunque no existía un concepto de los zoológicos como los actuales, la Menagerie era una colección privada que ocasionalmente recibía visitantes. Para entonces no existían tantas medidas de seguridad como ahora, de hecho, hubo casos de ataques de las fieras a curiosos y cuidadores.

Una tradición viva

Desde el siglo XVII, además de los animales exóticos, la Torre fue el hogar de los cuervos. Esto fue una decisión de Carlos II que decretó que al menos seis de estas aves debían residir allí para evitar, según la leyenda, la caída de la monarquía británica. De hecho, sigue habiendo cuervos, manteniendo así viva la tradición.

El traslado

En 1828, con la apertura del Zoológico de Londres, los animales fueron trasladados a este nuevo espacio público. Así concluyó la peculiar etapa de la Torre como hogar de fieras, pero su legado perdura, y los visitantes pueden admirar esculturas que conmemoran a estos habitantes históricos.

Actualmente, la Torre de Londres sigue siendo un lugar cargado de historia y misterio, testimonio de siglos de cultura, poder y peculiaridades que la convierten en uno de los sitios más fascinantes de Inglaterra.

La emblemática Torre de Londres, conocida por sus múltiples usos como prisión, residencia real y más tarde hogar de las joyas de la Corona, guarda una curiosa faceta histórica. Se trata de su pasado como zoológico improvisado conocido como The Tower Menagerie o Casa de las Fieras. Entre los siglos XIII y XIX, esta fortaleza se convirtió en un peculiar refugio para animales exóticos, muchos de ellos eran regalos diplomáticos que se hacían entre los monarcas europeos.

La tradición comenzó en 1235, cuando Federico II del Sacro Imperio Romano Germánico obsequió tres leones a Enrique III de Inglaterra como símbolo de su enlace matrimonial con Isabel de Inglaterra. Estos felinos fueron alojados en los jardines de la Torre, que entonces era residencia real. A ellos se sumaron en 1252 un oso polar enviado por Haakon IV de Noruega y, en 1255, un elefante africano regalado por Luis IX de Francia.

A lo largo de los siglos, la Torre acogió una variedad sorprendente de animales: monos, cebras, búhos, águilas, tigres, leopardos e incluso pumas. Aunque no existía un concepto de los zoológicos como los actuales, la Menagerie era una colección privada que ocasionalmente recibía visitantes. Para entonces no existían tantas medidas de seguridad como ahora, de hecho, hubo casos de ataques de las fieras a curiosos y cuidadores.

Una tradición viva

Desde el siglo XVII, además de los animales exóticos, la Torre fue el hogar de los cuervos. Esto fue una decisión de Carlos II que decretó que al menos seis de estas aves debían residir allí para evitar, según la leyenda, la caída de la monarquía británica. De hecho, sigue habiendo cuervos, manteniendo así viva la tradición.

El traslado

En 1828, con la apertura del Zoológico de Londres, los animales fueron trasladados a este nuevo espacio público. Así concluyó la peculiar etapa de la Torre como hogar de fieras, pero su legado perdura, y los visitantes pueden admirar esculturas que conmemoran a estos habitantes históricos.

Actualmente, la Torre de Londres sigue siendo un lugar cargado de historia y misterio, testimonio de siglos de cultura, poder y peculiaridades que la convierten en uno de los sitios más fascinantes de Inglaterra.

La emblemática Torre de Londres, conocida por sus múltiples usos como prisión, residencia real y más tarde hogar de las joyas de la Corona, guarda una curiosa faceta histórica. Se trata de su pasado como zoológico improvisado conocido como The Tower Menagerie o Casa de las Fieras. Entre los siglos XIII y XIX, esta fortaleza se convirtió en un peculiar refugio para animales exóticos, muchos de ellos eran regalos diplomáticos que se hacían entre los monarcas europeos.

La tradición comenzó en 1235, cuando Federico II del Sacro Imperio Romano Germánico obsequió tres leones a Enrique III de Inglaterra como símbolo de su enlace matrimonial con Isabel de Inglaterra. Estos felinos fueron alojados en los jardines de la Torre, que entonces era residencia real. A ellos se sumaron en 1252 un oso polar enviado por Haakon IV de Noruega y, en 1255, un elefante africano regalado por Luis IX de Francia.

A lo largo de los siglos, la Torre acogió una variedad sorprendente de animales: monos, cebras, búhos, águilas, tigres, leopardos e incluso pumas. Aunque no existía un concepto de los zoológicos como los actuales, la Menagerie era una colección privada que ocasionalmente recibía visitantes. Para entonces no existían tantas medidas de seguridad como ahora, de hecho, hubo casos de ataques de las fieras a curiosos y cuidadores.

Una tradición viva

Desde el siglo XVII, además de los animales exóticos, la Torre fue el hogar de los cuervos. Esto fue una decisión de Carlos II que decretó que al menos seis de estas aves debían residir allí para evitar, según la leyenda, la caída de la monarquía británica. De hecho, sigue habiendo cuervos, manteniendo así viva la tradición.

El traslado

En 1828, con la apertura del Zoológico de Londres, los animales fueron trasladados a este nuevo espacio público. Así concluyó la peculiar etapa de la Torre como hogar de fieras, pero su legado perdura, y los visitantes pueden admirar esculturas que conmemoran a estos habitantes históricos.

Actualmente, la Torre de Londres sigue siendo un lugar cargado de historia y misterio, testimonio de siglos de cultura, poder y peculiaridades que la convierten en uno de los sitios más fascinantes de Inglaterra.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

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Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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