Fotografía una polilla hermosa y no se espera el aviso de un ecologista: "Intenta comerme y te arrezpentirás"
Su aspecto es tan espectacular que parece de diseño, pero sus colores no están pensados para gustar.
El ecólogo marino Andrea Bonifazi se llevó una sorpresa doble: primero por la belleza, luego por la rareza del hallazgo. Estaba en su oficina, en la zona de Tuscolana, en Roma, cuando una visitante inesperada se posó en el cristal: una falena maculata de color carmesí (Utetheisa pulchella), una polilla tan vistosa que parecía pintada a mano. “Todo podía imaginarme menos encontrarme con un lepidóptero tan espectacular en la ventana de mi oficina”, ha contado a la web Fanpage.
La polilla en cuestión no es una vecina habitual del barrio romano, sino una viajera de largo recorrido. Procede de regiones afrotropicales, aunque realiza migraciones hacia Europa en otoño. “Probablemente este ejemplar acaba de llegar desde Marruecos, Argelia o Túnez”, explica Bonifazi, y no parece que vaya a volver. De hecho, la especie cruza el Mediterráneo cada cierto tiempo y ha sido detectada incluso en el Reino Unido, lo que da idea de su capacidad de resistencia.
Tan guapa que hasta da miedo
Su aspecto no pasa desapercibido: alas blancas con manchas rojas y negras, cabeza ocre y patas a rayas. Un diseño que parece salido de un taller de alta costura entomológica. Bonifazi la define como “una de las falenas más bellas” que ha visto en su carrera, y las redes sociales italianas le dan la razón: en los últimos días han aparecido múltiples avistamientos de ejemplares idénticos, todos ellos con el mismo look descarado.
Pero, como en la vida, la belleza aquí también engaña. Esa explosión de color tiene un propósito muy claro: advertir a quien se atreva a morderla. “Es un caso de mimetismo aposemático, un aviso para los depredadores”, explica Bonifazi. O, dicho con más ironía: “Intenta comerme y te arrepentirás”.
No es una metáfora. El animal acumula alcaloides tóxicos durante su etapa larvaria, procedentes de las plantas que devora, entre ellas el heliotropio europeo, cargado de pirrolizidina y cinoglosina, compuestos que pueden provocar daños hepáticos graves. Vamos, que si un pájaro se la zampa, probablemente no repita.
La advertencia cromática no es exclusiva de esta especie, pero aquí va en serio. Existen insectos “inocentes” que se disfrazan con colores llamativos para fingir toxicidad, una estrategia conocida como mimetismo batesiano. No es el caso: la Utetheisa pulchella es realmente venenosa, y su mensaje en tecnicolor lo deja claro.
Así que la próxima vez que una polilla te parezca tan guapa que quieras tocarla, recuerda las palabras del científico romano: “Si intenta comerte, será la última vez que lo hagas sin pensártelo dos veces”.