Alauda Ruiz de Azúa: "No tengo mucho interés en hacer una ficción paternalista"
La directora estrena en cines 'Los domingos', cinta ganadora de la Concha de Oro en San Sebastián.

La conexión con la religiosidad, la imaginería sacra y los mensajes espirituales están más presentes que nunca en los últimos meses. Aunque no todos desde el mismo punto de vista. Antes de que Rosalía anunciase Lux, con ella en portada vestida con hábitos de monja, Los Domingos, la última película de Alauda Ruiz de Azúa se alzó con la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián por mostrar la historia de Ainara (Blanca Soroa), una joven de 17 años que siente la vocación de convertirse en monja.
Ainara, que perdió a su madre y convive con su padre (Miguel Garcés), tratará de discernir si esta llamada es verdadera mientras trata de vivir como cualquier adolescente de su edad, y hará frente a las críticas y al cuestionamiento de su tía, Maite, a la que encarna Patricia López Arnáiz.
Para crear este relato, más allá del que se conoce en redes como el nuncore, tendencias como el celibato voluntario o el fulgor por la estética sacra, Ruiz de Azúa conoció de cerca un caso de una joven que sintió esa "llamada" divina. "Fue una historia que vi un poquito en la distancia y me generó curiosidad. Esa curiosidad se me quedó y a partir de ahí es que empecé a querer saber más", recuerda a El HuffPost.
Al tiempo de conocer esta historia la cineasta, que ganó dos premios Goya por su ópera prima Cinco lobitos, decidió iniciar un proceso de documentación y convertirla en una película que llega este viernes 24 de octubre a los cines. "He tenido acceso a historias de primera mano de chicas que pasaron por un proceso de discernimiento, de las que algunas llegaron a ingresar en la orden y otras no", recuerda.
Ruiz de Azúa, que señala haber tenido una educación laica y se identifica como "no creyente", admite que sí tenía "estereotipos" con respecto a la Iglesia o las personas vinculadas a la religión católica. "Realmente fue entrar en un mundo muy ajeno. Por ejemplo, sí que para mí ha habido algo de aprendizaje en cuanto a que hay muchas maneras de relacionarse con lo religioso, con lo espiritual, que no todo el mundo se relaciona desde el mismo sitio... Y eso sí que ha sido un aprendizaje, que a veces tenemos como un estereotipo muy marcado y se me ha desdibujado bastante", explica.
Lejos de querer generar debate ni con aquellos que creen que se blasfema o se toma la religión en vano, ni los que cree que se blanquea la Iglesia y se aborda desde un punto de vista retrógrado en un momento en el que el conservadurismo está en auge, la directora asegura que su intención era "generar una conversación o una reflexión".
"Sabía que estaba manejando puntos de vista muy distintos y muy enfrentados, tanto en la familia de Los domingos como en la sociedad. Pero, precisamente, para mí eso era lo interesante, ser muy honesta con esos puntos de vista, llevarlos como al extremo y ver hasta dónde se embocaba eso, que fuera un espejo para el espectador y sacara sus propias conclusiones, entendiendo a unos y a otros", recuerda.
"En ese sentido yo nunca tuve miedo o autocensura de jugar con eso, me parecía que la apuesta tenía que ser esa. No tengo mucho interés en hacer una ficción paternalista, ni en decirle al espectador lo que tiene que pensar, me interesa más plantearle preguntas interesantes", añade.
La directora es consciente del peso del catolicismo y la religión en el imaginario cultural, y también de la que ha tenido durante años, pero admite que "como personas siempre hay algo de necesidad, espiritual o existencial". "Incluso aunque no seas una persona creyente, esa necesidad va con nosotros. Entonces, un debate que gire en torno a eso también me parece interesante", recuerda.

Ruiz de Azúa señala que, aunque su investigación se ha centrado en las vocaciones religiosas, sí que es consciente del cambio de percepción que hay en las nuevas generaciones. "Creo que lo religioso con respecto a mi generación está en un sitio distinto. Yo tuve educación laica, pero sí tenía amigos y amigas que han tenido educación religiosa y creo que había mucho más discurso sobre el pecado, la culpa y otro tipo de mensajes. De repente, ahora lo religioso se está relacionando de otra manera con la gente joven, como desde un sitio más de la alegría, igual de llenar algún vacío", explica.
"Hemos visto Karol G cantando en el Vaticano, es su mundo donde de repente está ahí lo religioso. Mi sensación es que sí que se está relacionando con la gente joven desde otro sitio", añade, aunque no sabe si son los jóvenes los que han provocado eso o si es la Iglesia la que trata de acercarse a ellos.
Más allá de ser una cinta centrada solamente en la vocación religiosa, Los Domingos plantea otros debates como es la familia —un elemento frecuente en las producciones de Ruiz de Azúa como fue la maternidad en Cinco lobitos o los abusos en el matrimonio de la serie Querer—, las relaciones y vínculos que se establecen, el duelo y las presiones que pueden ejercerse desde una supuesta libertad.
"La película se mueve mucho en la dualidad de las cosas: el amor terrenal y el amor divino. La familia como refugio, pero también como cárcel a veces, como sitio opresor. Entonces, Los domingos también era un título que tenía esa dualidad: es el día del señor pero también es un día para muchísima gente casi de obligación de reunirte con la familia, de ir a comer a casa de la abuela", explica la cineasta.
La directora asegura que la decisión de que Ainara no tuviera madre "fue una decisión que estaba muy en el principio" y que era fundamental para desarrollar la tensión de la película.
"Para mí, también se construye sobre la pregunta de hasta qué punto esta vocación religiosa es algo absolutamente espontáneo, legítimo, orgánico en Ainara o está construido de alguna manera o empujado por heridas de otro tipo, por vulnerabilidades, tanto el mundo familiar adulto como el mundo religioso", recuerda y apunta que "en ese sentido era importante dibujar un personaje que hubiera tenido algún tipo de pérdida o algún tipo de contacto con un mundo que puede ser muy doloroso".
"La película además habla del viaje familiar, de cómo la familia se enfrenta a la decisión o la posible decisión de Ainara sobre entrar o no entrar en el convento. Había como un tema en la película, que era que ella de alguna manera puede estar eligiendo otra familia y eso es muy poderoso", añade.
Según recuerda, en la película "estás hablando de que estás dejando a tu familia, la que te ha tocado, la biológica, la que te ha criado, la que se supone que tenía que ser el sitio de los afectos y la estás dejando por otra familia". Algo que sí se encontró en las historias que eligió para documentarse.

Blanca Soroa, la estrella que llegó al casting por puro hobbie
Además de acabar de encumbrar a Ruiz de Azúa como una de las directoras referentes del panorama, Los Domingos también ha descubierto a su protagonista: Blanca Soroa. Esta joven, de 17 años y que también canta en un coro como su personaje, fue elegida en una prueba entre otras 600 chicas y no esperaba ni protagonizarla ni la repercusión que está teniendo.
"Siempre he querido dedicarme al arte, pero como hobby. Nunca había pensado que yo me podría dedicar al arte y vivir de ello. Esta película me llegó por sorpresa", cuenta Soroa a El HuffPost, quien recuerda que se apuntó a las audiciones en su colegio por probar.
"Fui haciendo castings y fui descubriendo la interpretación en los castings, fui viendo que me gustaba y que cada vez que terminaba uno, llegaba a casa y decía 'es que quiero seguir, quiero seguir", recuerda la joven intérprete que, admite que al hablar de su experiencia con otros actores más veteranos no tienen la misma percepción. "A algunos actores no les gusta mucho porque les puede poner nerviosos, a mí, como lo vivía natural porque mi vida no dependía de ello, lo disfrutaba muchísimo", detalla.
"Luego, evidentemente, todo el proceso para crear la película me lo pasé super, superbien, fue increíble", recuerda. Soroa admite que no sabía que tenía que prepararse el personaje y que lo que hizo fue seguir la documentación exhaustiva de Ruiz de Azúa. "Me dejó el caminito ya hecho, ella me mandaba enlaces de vídeos, de testimonios de chicas que habían sentido una llamada parecida a la de mi personaje", explica.

Aunque Soroa sí que asegura estar "en contacto con el cristianismo y con la religión", "no tenía ni idea de cómo era un proceso vocacional, de discernimiento". "No sabía ni que existía esa palabra, de hecho", bromea.
No obstante, asegura que es consciente de que actualmente la juventud vive de otra forma la espiritualidad. "La gente joven ahora tiene más libertad quizá para decidir, para descubrir su fe. A lo mejor ahora tenemos más tiempo, creo que estamos, los adolescentes en general y todas las personas en general, pero los adolescentes más en concreto, como un poco en busca del sentido de la vida, del sentido que le quiere dar cada uno a su vida", explica.
Miguel Garcés, que encarna a Iñaki, el padre Ainara, recuerda a El HuffPost que la película no le cambió la visión de la religión, por la que ha pasado varias fases. "He pasado por todas las fases. Yo sí que tuve una educación religiosa, luego me aparté de ahí, salí rebotado y con el tiempo he llegado a comprender, no a compartir, pero sí a comprender ese posicionamiento que tiene la película de ver las cosas con objetividad y poder llegar a entender otras partes, aunque no las compartas", explica.
Sobre la paternidad que ejerce en la cinta y si cree que estas nuevas masculinidades han influido, Garcés señala que "estamos en el camino todavía". "En general hay más diálogo, pero las nuevas generaciones tienen otras características. Como padre, yo que lo soy, intentas ir cogiendo al vuelo las nuevas cosas, cómo son nuestros hijos ahora. Pero es un proceso que dura toda la vida, el proceso ensayo-error de probar cosas también nos pasa a los padres", recuerda. Pero también admite: "No somos perfectos y acabamos metiendo la pata igual. Es que la torpeza se nos debería permitir".
Sobre las bromas y los comentarios en redes sociales que romantizan la vida conventual o hablan de ella como en la Edad Media, cuando servían como vía de escape para las mujeres para evitar un matrimonio forzoso o acercarse a la cultura, Garcés apunta que puede haber "determinados huecos en una vida, que no cubren la familia, que no cubren las amistades o una relación sentimental". "Es decir, ¿puede ser por llenar un hueco? Sí, podría ser. Igual no tanto como una hermandad, porque creo que hay otros centros, otros núcleos humanos, que pueden proporcionarte esto, pero igual llenar determinados huecos, que ni siquiera ese grupo humano que te acoge llena, igual sí", explica el actor.
Aunque parezca lejano en muchos casos, Soroa admite que "la broma está". "Yo sí que veo memes en redes sociales de ‘pues si no me va bien en el amor, me meto a monja de clausura’. Yo no sé si es real o no, pero la broma está y la llevo viendo mucho tiempo", bromea la actriz.
