Blanca Paloma y la oportunidad de resucitar el flamenco en Eurovisión en un momento clave

Blanca Paloma y la oportunidad de resucitar el flamenco en Eurovisión en un momento clave

La representante española busca cambiar el mal recuerdo que se tiene del género, especialmente por la actuación de Remedios Amaya.

Blanca Paloma, durante su actuación en la segunda semifinal del Benidorm Fest 2023RTVE

Toda una declaración de intenciones. Una de las primeras imágenes de Blanca Paloma con el micrófono de bronce tras ganar el Benidorm Fest era la de ella cantando Quién maneja mi barca de Remedios Amaya junto a sus bailarinas. Tras su elección para representar a España en Eurovisión 2023, los fantasmas de esos 0 puntos y ese último puesto de la cantante sevillana volvieron a la mente de más de uno. 

Ella misma quiso referenciarlo y honrar a la sevillana, que sigue renegando de su actuación en Eurovisión en 1983. "Ella fue una adelantada a su tiempo y no fue comprendida, quedó la última. Yo me subo a la barca de Remedios y vamos allá, yo manejo mi barca y vamos hasta Europa y más allá", dijo a EFE.

Sin embargo, tras escuchar Ea Ea pocos se acordaron de otras artistas que ahora mismo cosechan éxitos en el panorama musical nacional como pueden ser María José Llergo, Rocío Márquez o el último trabajo de C. Tangana y, por supuesto, a nivel internacional Rosalía, que logró con El Mal Querer un premio Grammy, dos Grammy Latino y colocarse entre los discos más escuchados en EEUU. Tampoco de Azúcar Moreno, que —pese al fallo de sonido recordado por todos— logró con Bandido un nada reprochable quinto puesto en Eurovisión 1990.

Ni España ni TVE son las mismas

Desde que España participa en Eurovisión, los intentos por llevar algo con sonidos flamencos que nos deje en buena posición han sido varios. Desde la rumba catalana de Peret con Canta y sé feliz en 1974 que logró un noveno puesto, pero que tuvo más éxito dentro de España que en el exterior, a la candidatura de Azúcar Moreno pasando por la de Remedios Amaya, la de Son de Sol o la de Antonio Carbonell en 1996 con una canción compuesta por Ketama. Pero para entender cada una de ellas, más allá del sonido, hay que analizar el contexto de la Europa y la España de entonces así como de la delegación de TVE.

“Antes el flamenco no se comprendía y se entendía como una cosa muy de nicho de los españoles, una cosa un poco provinciana. Les parecía gracioso”, explica el periodista musical y colaborador de La Ventana (Cadena SER) Iñaki de la Torre, quien recuerda que alguna de esas canciones no se adaptaron a un canon pop más internacional, como sí ha hecho con Blanca Paloma.

“Creo que cuando se intentaron estas cosas, de flamenco o cosas de la órbita del flamenco, la gente lo asociaba aún a un folclore muy español, en el mal sentido, de la flamenca encima de la televisión”, añade.

“Encima se hizo en un momento en el que la imagen del país era provinciana. El tema de Peret era un temazo bueno, si lo saca ahora Kiko Veneno otra vez se forra igual que con Échate un cantecito, pero no era el momento”, recuerda.

Otro escenario muy distinto plantea con la candidatura de Azúcar Moreno, de la que dice que se dio en una época de aperturismo en la que España empezaba a copar miradas extranjeras con la Expo 92 y los Juegos Olímpicos de Barcelona. “Ahí es cuando se empezaba a ver a España no como algo provinciano sino que exportaba algo de prestigio”, recuerda, aunque señala que en ese caso sí hubo cierta adaptación internacional.

"Creo que cuando se intentaron estas cosas, de flamenco o cosas de la órbita del flamenco, la gente lo asociaba aún a un folclore muy español, en el mal sentido, de la flamenca encima de la televisión"
Iñaki De La Torre, periodista musical y colaborador de La Ventana (Cadena SER)

“En Bandido tenemos el ritmo disco que se hacía en Inglaterra con una melodía flamenca o rumbera que empezó a funcionar mejor. A partir de ese momento fue mejor la cosa, no hay más que ver la Macarena. Aunque la Macarena tiene una versión primera flamenca, con rumbita, y luego Alaska y Nacho Canut hacen una versión disco para que entre mejor”, explica y recuerda que desde entonces cambió la percepción del flamenco como un género “rico y culto”, aunque provenga de la pobreza. “También porque la propia España lo empieza a exportar así, como que algo con orgullo y con el mismo valor que puede tener el blues”, enfatiza De La Torre.

Luis Mesa, periodista especializado en Eurovisión de Euromovidas, deja claro que el papel de TVE también influyó entonces ni ahora: “Ni TVE es la de ahora, ni es la época de Eurovisión más gloriosa de nuestra historia”. Según señala, la propuesta de Remedios Amaya fue “muy de autor” ya que era una figura respetada del flamenco y una “artistaza”. “Llegó a fusionar el flamenco con unos sonidos más cercanos al rock andaluz. Pero ella en el proceso de Eurovisión estuvo prácticamente sola”, recuerda.

Al hablar sobre la candidatura de Amaya, Mesa recuerda que la anécdota del vestuario y los zapatos fue muy representativa: “Ella no salió descalza porque quiso, tuvo que ir como en el videoclip y de milagro. Fue una candidatura muy mal llevada y cuando se hace eso, no funciona”.

En el lado opuesto, Mesa recalca que la candidatura de Blanca Paloma está bien armada y preparada para ofrecer una buena propuesta y destaca el equipo multidisciplinar que cuenta con personal especializado en artes escénicas, en flamenco o en folclore español. “Sobre todo, que no es cliché, no es impostado, es flamenco del que se consume”, explica y recuerda otros ejemplos como La Década Prodigiosa, donde acudimos con una de las componentes vestidas de flamenca. También recuerda la candidatura de Son de Sol con Brujería en 2005 —que quedó en el puesto 21 de 24— la que dice que también fue una adaptación que captaba poco la esencia de lo que se escuchaba entonces.

“Todo lo hemos adaptado, nunca hemos llevado el flamenco como lo consumimos y, en el caso de Blanca, lo tienen tan claro y es tan referente de ellos que la cosa es muy distinta. El 0 de Remedios Amaya, sí, pero es muy difícil que 40 años después se siga acordando España de una candidatura y eso sigue diciendo mucho de Remedios y de la canción”, reivindica Mesa.

Un momento dulce para el flamenco

Esta señal de que el flamenco “entre mejor” a nivel internacional no es casualidad y a la hora de hablar de una responsable. Más allá de exponentes internacionales clásicos como Camarón o Lola Flores es Rosalía.

Que relacionen a la catalana con la ganadora del Benidorm Fest no es casualidad. “No mucha gente lo sabe, pero Blanca Paloma le ha hecho coros a Rosalía en algunos trabajos, ha trabajado mano a mano con ella”, desvela Mesa.

Precisamente esa internacionalización del flamenco ha hecho que se deje de ver como un género asociado a lo rancio y a la época franquista y que se haya extendido más allá de Andalucía. “Es la muestra de la diversidad de España, es un boceto tremendamente andaluz de retrato a su abuela, María José Llergo es andaluza, Rosalía catalana y Blanca Paloma es de la Comunidad Valenciana. Tienen conciencia de un flamenco que parten y que se unen juntas”, explica.

De la Torre ve esencial el triunfo de Rosalía gracias a la fórmula de mezclar el flamenco con el trap, el pop y los sonidos latinos. En su evolución, desde Los Ángeles a Motomami, la catalana ha sabido captar la esencia del género con samples de La Paquera de Jerez o de adaptar clásicos como Aunque es de noche (poema de San Juan de la Cruz que ya cantó Enrique Morente) o la revisión de Cuando yo me muera en su De Plata y hacer sus creaciones propias como las Bulerías de su último trabajo o Di mi nombre.

“Lo ha hecho tan bien, que te suena como una influencia natural”, explica De La Torre, quien ve también clave el momento que vive la música en español y latina a nivel internacional. “Coges una cosa que haces muy bien, que ya tenía su prestigio internacional aunque fuera de modo folclórico como es el flamenco, y la metes dentro de la gran ola de música que triunfa que es sobre todo hispanoamericana, caribeña y demás o el trap. Tienes ahí dos ganadores juntos”, detalla, aunque no es capaz de asegurar si el resultado de Blanca Paloma va a ser o no equiparable a ese boom. “Esta es la vez en la que mejor tiene preparado el oído el resto del mundo para que no te suene a folclore”, sentencia.

A Rosalía se han sumado otros exponentes como C.Tangana, cuyo disco El Madrileño, en el que ha trabajado con referentes del flamenco como Antonio Carmona o Niño de Elche ha sido alabado por las cabeceras internacionales o el de Rocío Márquez, premiada por su Tercer Cielo junto a Bronquio por la Asociación de Periodistas Musicales, y que también ha tenido reconocimientos internacionales fuera de España.

Aunque para De la Torre, el caso de la onubense es distinto al de Rosalía. “Tiene una carrera paralela estándar de flamenco y que hace una fórmula muy valiente y muy atinada, muy bien acompañada con un compañero como Bronquio, que es muy innovadora porque no deja de hacer el cante flamenco de ella con su voz, pero lo que hay detrás es algo distinto”, explica.

Sin embargo, esto no es tan innovador ni tan nuevo como se podría pensar, ya que artistas como Camarón ya introdujeron innovaciones que eran en su momento impensables para el flamenco como un bajo eléctrico en La leyenda del tiempo, pero sí que se ha dado en otro contexto distinto.

“En esa época lo que pasaba es que gustase o no gustase, los que lo iban a escuchar eran pocos. Ahora hay mucha más gente dispuesta a escuchar esa música, independientemente de que le parezca un destrozo o no. Hay mucha gente dispuesta porque el flamenco ya no es una cosa de cierto extracto social ni de ciertas partes de España, sino que en todas zonas se respeta y se comprende y se puede poner en cualquier radio de éxito”, detalla el periodista musical.

"Es lo que Europa pide que sonemos, pero nunca hemos querido sonar como sonamos nosotros"
Luis Mesa, periodista especializado en Eurovisión de 'Euromovidas'

El pack completo en este entorno en el que el flamenco vuelve a ser atractivo hace que Ea Ea cuente con posibilidades para quedar, según pronostica Mesa, en un factible top 10. “Si nosotros llevamos lo que llevábamos bien cerrado, ojo que no subamos y nos lo empezamos a creer. Solo diré que siempre he dicho que el año que ganemos Eurovisión va a ser un año que no nos lo íbamos a esperar y este año quién sabe. Venimos de dónde venimos y un top 10 es para abrir botellas de champagne”, señala.

“Es lo que Europa pide que sonemos, pero nunca hemos querido sonar como sonamos nosotros”, sentencia y recuerda que con unas bulerías nos puede ir “bien”. “El problema es el riesgo de que no vaya tan bien como debería y se genere ese rechazo de que el flamenco no funciona en Eurovisión”, señala.

Auge global del folclore

El flamenco no es la única música folclórica que ha crecido en escuchas estos últimos años. Muestra de ello es que otras favoritas del Benidorm Fest en estas dos últimas ediciones hayan sido Karmento o Tanxugueiras. A nivel europeo, el triunfo de Kalush Orchestra —más allá del voto solidario a Ucrania— es otro buen ejemplo precedido por el buen puesto de la anterior representante ucraniana, Go_A, con otra canción que mezclaba folclore y electrónica.

De la Torre admite que esto se debe, tanto dentro como fuera de Eurovisión, porque “está agotada la fórmula del pop y rock convencional”. “Se está acabando como esta fórmula del pop rock desde finales de los 60 y ahora, están buscando fuentes en la música tradicional de cada sitio, el tiempo dirá cuáles se adaptan mejor al pop. Entendiendo el género como una carcasa que nos entra bien a todos da igual si estamos en Madrid o en Estocolmo”, señala y pone como ejemplo de ello a los suecos Roxette: “su éxito era una fórmula que aunque la hicieran en Suecia sonaba anglosajón”.

Esto es lo mismo que ocurre con los sonidos latinoamericanos ya que, aunque se haya comercializado la cumbia o la bachata, sigue siendo un folclore autóctono que se ha exportado con una melodía más internacional. “El flamenco una cosa que alucina es que tiene unas subdivisiones, unos ritmos difíciles de pillar, igual que pasa con Latinoamérica. Si te vas al folclore de Holanda o de Finlandia, encuentras nuevas subdivisiones, nuevos folclores, que te van a sonar siempre novedosos, que no es el 4/4 del pop rock”, apunta.

Eurovisión es uno de los escaparates donde más se ha mostrado esta diversidad con canciones que son emblema de la naturaleza de los países. “Eurovisión se está convirtiendo en una cosa donde lo ético y propio suma doble, hay un punto de inflexión ahí en 2016 con la victoria de Jamala, de Ucrania, aunque siempre se puede hablar ahí de un factor político que también tenía, y la victoria de Salvador Sobral para Portugal en 2017. Son dos victorias que no encajarían en la Eurovisión de la década anterior y que lo hicieron”, recuerda Mesa.

El especialista señala que España ha arriesgado dando la vuelta de la candidatura comercial de Chanel. “La amas o la odias. Pero es que las candidaturas que ganan Eurovisión polarizan. Para que gane una canción te tiene que encantar”, enfatiza.

El riesgo de que la candidatura no se entienda en Europa está ahí y, aunque Mesa recuerda que desde el equipo de Dalia Negra que acompaña a la ilicitana destacan que “lo importante es sentirlo”, el riesgo está ahí. “El año pasado Serbia, una mujer lavándose las manos en medio de Eurovisión no lo entendía nadie y reventó el televoto, si consigues llegar a la piel de la gente no hace falta que entienda la historia y esa es la clave de Eurovisión”, recalca.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es