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Este fue el primer "vehículo" blindado del Ejército español que luchó en Marruecos

Este fue el primer "vehículo" blindado del Ejército español que luchó en Marruecos

Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho.

Este fue el primer "vehículo" blindado del Ejército español que luchó en Marruecos

Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho.

Este fue el primer "vehículo" blindado del Ejército español que luchó en Marruecos

Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho.

Este fue el primer "vehículo" blindado del Ejército español que luchó en Marruecos

Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho.

Este fue el primer "vehículo" blindado del Ejército español que luchó en Marruecos

Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho.

Banderas de España y de Marruecos
Banderas de España y de MarruecosGetty Images

A comienzos del siglo XX, los conflictos en Marruecos obligaron al Ejército español a modernizarse y adaptarse a las nuevas formas de guerra. En este contexto, en 1909, España adquirió su primer vehículo blindado, el Schneider-Brillié, un tosco pero innovador bus acorazado basado en el chasis de un autobús parisino. 

Su misión era proteger a las tropas españolas en la Guerra de Melilla y hacer frente a los constantes ataques de los rifeños. Aunque actualmente los carros de combate como los Leopard cruzan los campos de batalla con potentes cañones y blindajes sofisticados, hace más de un siglo el concepto de vehículo acorazado apenas estaba en sus inicios.

El Schneider-Brillié, con su estructura reforzada y su capacidad para transportar soldados protegidos, representó un paso crucial en la evolución militar española. Su llegada marcó el inicio de la mecanización del Ejército, demostrando la importancia de la tecnología en los conflictos del siglo XX.

La elección del Schneider-Brillié

A finales del siglo XIX y principios del XX, Marruecos se convirtió en un foco de tensión para España. Para combatirlo, el Ejército español exploró diferentes opciones y contactó con varias empresas europeas especializadas en armamento y automoción. Se analizaron modelos de fabricantes como Armstrong-Withworth, Hotchkiss, Maudslay y Thornycroft, pero finalmente se optó por un diseño de la compañía francesa Schneider et Compagnie.

El Schneider-Brillié era un autobús de París reconvertido en blindado, con una estructura acorazada de entre 5 y 6 milímetros de grosor, lo suficiente para resistir disparos de fusil. Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho, lo que lo convertía en un gigante sobre ruedas para la época. 

Sin embargo, su diseño tenía ciertas limitaciones ya que su centro de gravedad era muy alto, lo que aumentaba el riesgo de vuelco en terrenos irregulares. Además, su velocidad máxima de 18 km/h lo hacía lento en comparación con los rápidos jinetes rifeños. Pese a sus defectos, el 6 de noviembre de 1909, el rey Alfonso XIII autorizó la compra de un Schneider-Brillié por 33.000 francos lo que para la época eran unas 27.000 pesetas.

El estreno en combate

El vehículo llegó a España el 20 de junio de 1910 y fue matriculado como “Artillería nº 15” y trasladado a Madrid para realizar pruebas. Además, se le equipó con dos ametralladoras, ya que fue entregado sin armamento. Dos años más tarde, en enero de 1912, el Schneider-Brillié fue enviado a Marruecos, donde entró en acción. Su primera misión fue escoltar un convoy de tropas hacia la ciudad de Nador, situada a 16 kilómetros de Melilla. 

Su presencia en el campo de batalla resultó útil para transportar soldados protegidos y ofrecer fuego de cobertura contra los rifeños. Durante los meses siguientes, el blindado participó en misiones de escolta, vigilancia y apoyo a los convoyes sanitarios. En una ocasión, incluso se utilizó para evacuar a soldados heridos, demostrando su versatilidad en el conflicto.

A comienzos del siglo XX, los conflictos en Marruecos obligaron al Ejército español a modernizarse y adaptarse a las nuevas formas de guerra. En este contexto, en 1909, España adquirió su primer vehículo blindado, el Schneider-Brillié, un tosco pero innovador bus acorazado basado en el chasis de un autobús parisino. 

Su misión era proteger a las tropas españolas en la Guerra de Melilla y hacer frente a los constantes ataques de los rifeños. Aunque actualmente los carros de combate como los Leopard cruzan los campos de batalla con potentes cañones y blindajes sofisticados, hace más de un siglo el concepto de vehículo acorazado apenas estaba en sus inicios.

El Schneider-Brillié, con su estructura reforzada y su capacidad para transportar soldados protegidos, representó un paso crucial en la evolución militar española. Su llegada marcó el inicio de la mecanización del Ejército, demostrando la importancia de la tecnología en los conflictos del siglo XX.

La elección del Schneider-Brillié

A finales del siglo XIX y principios del XX, Marruecos se convirtió en un foco de tensión para España. Para combatirlo, el Ejército español exploró diferentes opciones y contactó con varias empresas europeas especializadas en armamento y automoción. Se analizaron modelos de fabricantes como Armstrong-Withworth, Hotchkiss, Maudslay y Thornycroft, pero finalmente se optó por un diseño de la compañía francesa Schneider et Compagnie.

El Schneider-Brillié era un autobús de París reconvertido en blindado, con una estructura acorazada de entre 5 y 6 milímetros de grosor, lo suficiente para resistir disparos de fusil. Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho, lo que lo convertía en un gigante sobre ruedas para la época. 

Sin embargo, su diseño tenía ciertas limitaciones ya que su centro de gravedad era muy alto, lo que aumentaba el riesgo de vuelco en terrenos irregulares. Además, su velocidad máxima de 18 km/h lo hacía lento en comparación con los rápidos jinetes rifeños. Pese a sus defectos, el 6 de noviembre de 1909, el rey Alfonso XIII autorizó la compra de un Schneider-Brillié por 33.000 francos lo que para la época eran unas 27.000 pesetas.

El estreno en combate

El vehículo llegó a España el 20 de junio de 1910 y fue matriculado como “Artillería nº 15” y trasladado a Madrid para realizar pruebas. Además, se le equipó con dos ametralladoras, ya que fue entregado sin armamento. Dos años más tarde, en enero de 1912, el Schneider-Brillié fue enviado a Marruecos, donde entró en acción. Su primera misión fue escoltar un convoy de tropas hacia la ciudad de Nador, situada a 16 kilómetros de Melilla. 

Su presencia en el campo de batalla resultó útil para transportar soldados protegidos y ofrecer fuego de cobertura contra los rifeños. Durante los meses siguientes, el blindado participó en misiones de escolta, vigilancia y apoyo a los convoyes sanitarios. En una ocasión, incluso se utilizó para evacuar a soldados heridos, demostrando su versatilidad en el conflicto.

A comienzos del siglo XX, los conflictos en Marruecos obligaron al Ejército español a modernizarse y adaptarse a las nuevas formas de guerra. En este contexto, en 1909, España adquirió su primer vehículo blindado, el Schneider-Brillié, un tosco pero innovador bus acorazado basado en el chasis de un autobús parisino. 

Su misión era proteger a las tropas españolas en la Guerra de Melilla y hacer frente a los constantes ataques de los rifeños. Aunque actualmente los carros de combate como los Leopard cruzan los campos de batalla con potentes cañones y blindajes sofisticados, hace más de un siglo el concepto de vehículo acorazado apenas estaba en sus inicios.

El Schneider-Brillié, con su estructura reforzada y su capacidad para transportar soldados protegidos, representó un paso crucial en la evolución militar española. Su llegada marcó el inicio de la mecanización del Ejército, demostrando la importancia de la tecnología en los conflictos del siglo XX.

La elección del Schneider-Brillié

A finales del siglo XIX y principios del XX, Marruecos se convirtió en un foco de tensión para España. Para combatirlo, el Ejército español exploró diferentes opciones y contactó con varias empresas europeas especializadas en armamento y automoción. Se analizaron modelos de fabricantes como Armstrong-Withworth, Hotchkiss, Maudslay y Thornycroft, pero finalmente se optó por un diseño de la compañía francesa Schneider et Compagnie.

El Schneider-Brillié era un autobús de París reconvertido en blindado, con una estructura acorazada de entre 5 y 6 milímetros de grosor, lo suficiente para resistir disparos de fusil. Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho, lo que lo convertía en un gigante sobre ruedas para la época. 

Sin embargo, su diseño tenía ciertas limitaciones ya que su centro de gravedad era muy alto, lo que aumentaba el riesgo de vuelco en terrenos irregulares. Además, su velocidad máxima de 18 km/h lo hacía lento en comparación con los rápidos jinetes rifeños. Pese a sus defectos, el 6 de noviembre de 1909, el rey Alfonso XIII autorizó la compra de un Schneider-Brillié por 33.000 francos lo que para la época eran unas 27.000 pesetas.

El estreno en combate

El vehículo llegó a España el 20 de junio de 1910 y fue matriculado como “Artillería nº 15” y trasladado a Madrid para realizar pruebas. Además, se le equipó con dos ametralladoras, ya que fue entregado sin armamento. Dos años más tarde, en enero de 1912, el Schneider-Brillié fue enviado a Marruecos, donde entró en acción. Su primera misión fue escoltar un convoy de tropas hacia la ciudad de Nador, situada a 16 kilómetros de Melilla. 

Su presencia en el campo de batalla resultó útil para transportar soldados protegidos y ofrecer fuego de cobertura contra los rifeños. Durante los meses siguientes, el blindado participó en misiones de escolta, vigilancia y apoyo a los convoyes sanitarios. En una ocasión, incluso se utilizó para evacuar a soldados heridos, demostrando su versatilidad en el conflicto.

A comienzos del siglo XX, los conflictos en Marruecos obligaron al Ejército español a modernizarse y adaptarse a las nuevas formas de guerra. En este contexto, en 1909, España adquirió su primer vehículo blindado, el Schneider-Brillié, un tosco pero innovador bus acorazado basado en el chasis de un autobús parisino. 

Su misión era proteger a las tropas españolas en la Guerra de Melilla y hacer frente a los constantes ataques de los rifeños. Aunque actualmente los carros de combate como los Leopard cruzan los campos de batalla con potentes cañones y blindajes sofisticados, hace más de un siglo el concepto de vehículo acorazado apenas estaba en sus inicios.

El Schneider-Brillié, con su estructura reforzada y su capacidad para transportar soldados protegidos, representó un paso crucial en la evolución militar española. Su llegada marcó el inicio de la mecanización del Ejército, demostrando la importancia de la tecnología en los conflictos del siglo XX.

La elección del Schneider-Brillié

A finales del siglo XIX y principios del XX, Marruecos se convirtió en un foco de tensión para España. Para combatirlo, el Ejército español exploró diferentes opciones y contactó con varias empresas europeas especializadas en armamento y automoción. Se analizaron modelos de fabricantes como Armstrong-Withworth, Hotchkiss, Maudslay y Thornycroft, pero finalmente se optó por un diseño de la compañía francesa Schneider et Compagnie.

El Schneider-Brillié era un autobús de París reconvertido en blindado, con una estructura acorazada de entre 5 y 6 milímetros de grosor, lo suficiente para resistir disparos de fusil. Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho, lo que lo convertía en un gigante sobre ruedas para la época. 

Sin embargo, su diseño tenía ciertas limitaciones ya que su centro de gravedad era muy alto, lo que aumentaba el riesgo de vuelco en terrenos irregulares. Además, su velocidad máxima de 18 km/h lo hacía lento en comparación con los rápidos jinetes rifeños. Pese a sus defectos, el 6 de noviembre de 1909, el rey Alfonso XIII autorizó la compra de un Schneider-Brillié por 33.000 francos lo que para la época eran unas 27.000 pesetas.

El estreno en combate

El vehículo llegó a España el 20 de junio de 1910 y fue matriculado como “Artillería nº 15” y trasladado a Madrid para realizar pruebas. Además, se le equipó con dos ametralladoras, ya que fue entregado sin armamento. Dos años más tarde, en enero de 1912, el Schneider-Brillié fue enviado a Marruecos, donde entró en acción. Su primera misión fue escoltar un convoy de tropas hacia la ciudad de Nador, situada a 16 kilómetros de Melilla. 

Su presencia en el campo de batalla resultó útil para transportar soldados protegidos y ofrecer fuego de cobertura contra los rifeños. Durante los meses siguientes, el blindado participó en misiones de escolta, vigilancia y apoyo a los convoyes sanitarios. En una ocasión, incluso se utilizó para evacuar a soldados heridos, demostrando su versatilidad en el conflicto.

A comienzos del siglo XX, los conflictos en Marruecos obligaron al Ejército español a modernizarse y adaptarse a las nuevas formas de guerra. En este contexto, en 1909, España adquirió su primer vehículo blindado, el Schneider-Brillié, un tosco pero innovador bus acorazado basado en el chasis de un autobús parisino. 

Su misión era proteger a las tropas españolas en la Guerra de Melilla y hacer frente a los constantes ataques de los rifeños. Aunque actualmente los carros de combate como los Leopard cruzan los campos de batalla con potentes cañones y blindajes sofisticados, hace más de un siglo el concepto de vehículo acorazado apenas estaba en sus inicios.

El Schneider-Brillié, con su estructura reforzada y su capacidad para transportar soldados protegidos, representó un paso crucial en la evolución militar española. Su llegada marcó el inicio de la mecanización del Ejército, demostrando la importancia de la tecnología en los conflictos del siglo XX.

La elección del Schneider-Brillié

A finales del siglo XIX y principios del XX, Marruecos se convirtió en un foco de tensión para España. Para combatirlo, el Ejército español exploró diferentes opciones y contactó con varias empresas europeas especializadas en armamento y automoción. Se analizaron modelos de fabricantes como Armstrong-Withworth, Hotchkiss, Maudslay y Thornycroft, pero finalmente se optó por un diseño de la compañía francesa Schneider et Compagnie.

El Schneider-Brillié era un autobús de París reconvertido en blindado, con una estructura acorazada de entre 5 y 6 milímetros de grosor, lo suficiente para resistir disparos de fusil. Medía casi seis metros de largo, cuatro de alto y más de dos metros de ancho, lo que lo convertía en un gigante sobre ruedas para la época. 

Sin embargo, su diseño tenía ciertas limitaciones ya que su centro de gravedad era muy alto, lo que aumentaba el riesgo de vuelco en terrenos irregulares. Además, su velocidad máxima de 18 km/h lo hacía lento en comparación con los rápidos jinetes rifeños. Pese a sus defectos, el 6 de noviembre de 1909, el rey Alfonso XIII autorizó la compra de un Schneider-Brillié por 33.000 francos lo que para la época eran unas 27.000 pesetas.

El estreno en combate

El vehículo llegó a España el 20 de junio de 1910 y fue matriculado como “Artillería nº 15” y trasladado a Madrid para realizar pruebas. Además, se le equipó con dos ametralladoras, ya que fue entregado sin armamento. Dos años más tarde, en enero de 1912, el Schneider-Brillié fue enviado a Marruecos, donde entró en acción. Su primera misión fue escoltar un convoy de tropas hacia la ciudad de Nador, situada a 16 kilómetros de Melilla. 

Su presencia en el campo de batalla resultó útil para transportar soldados protegidos y ofrecer fuego de cobertura contra los rifeños. Durante los meses siguientes, el blindado participó en misiones de escolta, vigilancia y apoyo a los convoyes sanitarios. En una ocasión, incluso se utilizó para evacuar a soldados heridos, demostrando su versatilidad en el conflicto.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

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Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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