Los niños de 10 años o menos llevaban piercings hace 30.000 años en el lugar más insospechado
Era parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.
Los niños de 10 años o menos llevaban piercings hace 30.000 años en el lugar más insospechado
Era parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.
Los niños de 10 años o menos llevaban piercings hace 30.000 años en el lugar más insospechado
Era parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.
Los niños de 10 años o menos llevaban piercings hace 30.000 años en el lugar más insospechado
Era parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.
Los niños de 10 años o menos llevaban piercings hace 30.000 años en el lugar más insospechado
Era parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.

La práctica de perforar el cuerpo con fines estéticos o rituales parece ser mucho más antigua de lo que se pensaba. Un reciente estudio realizado por el Centro de Investigación en Antropología y Salud (CIAS) de la Universidad de Coimbra, en Portugal, ha revelado que los niños de la Edad de Hielo, de tan solo 10 años o menos, llevaban piercings en las mejillas. Este hallazgo, basado en el análisis de esqueletos de hace 30.000 años en Europa Central, sugiere que la modificación corporal era parte de su cultura desde edades tempranas.
Los científicos, liderados por el investigador John Charles Willman, analizaron los dientes de antiguos pueblos recolectores conocidos como 'pavlovianos', que habitaron Europa Central durante el Paleolítico superior. Sus hallazgos fueron sorprendentes ya que los molares, premolares y caninos de estos individuos presentaban un desgaste atípico y patrones de erosión poco comunes.
A diferencia de los desgastes habituales causados por la masticación, estos tenían marcas en los lados de los dientes, justo donde las mejillas hacen contacto con la dentadura. La hipótesis más llamativa de qué pudo haber causado esto es que estos antiguos europeos llevaban adornos faciales, conocidos como 'labrets' y similares a los piercings modernos, que se colocaban en la piel perforada de las mejillas.
Desde la infancia
Lo más asombroso del hallazgo es que estos signos de desgaste no solo se encontraron en adultos, sino también en niños de hasta 10 años o menos. Esto supone que los piercings no eran simplemente un capricho estético, sino parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.
Aunque aún no se puede determinar con certeza el propósito de esta costumbre, los investigadores creen que podría estar relacionada con rituales de iniciación, identidad grupal o estatus social dentro de la comunidad. Desde la infancia, los niños podrían haber llevado estos adornos como un símbolo de pertenencia o como parte de un proceso de maduración dentro de su sociedad.
Joyas prehistóricas de marfil y hueso
Los piercings de estos antiguos europeos no eran de metal, como los modernos, sino que estaban elaborados con marfil, esteatita y hueso, materiales que eran trabajados con precisión y decorados con grabados. Según el portal Thetravel.com, algunas de estas joyas encontradas en excavaciones arqueológicas señalan que estos pueblos podrían haber tenido perforaciones bastante grandes en sus mejillas.
Hasta el momento, no existen más evidencias sobre estas prácticas. Sin embargo, los investigadores creen que aún pueden encontrarse más pruebas en el futuro, como restos de ornamentos, imágenes talladas o representaciones artísticas de la época que confirmen que estos piercings eran una parte habitual de la cultura de los pueblos de la Edad de Hielo.
La práctica de perforar el cuerpo con fines estéticos o rituales parece ser mucho más antigua de lo que se pensaba. Un reciente estudio realizado por el Centro de Investigación en Antropología y Salud (CIAS) de la Universidad de Coimbra, en Portugal, ha revelado que los niños de la Edad de Hielo, de tan solo 10 años o menos, llevaban piercings en las mejillas. Este hallazgo, basado en el análisis de esqueletos de hace 30.000 años en Europa Central, sugiere que la modificación corporal era parte de su cultura desde edades tempranas.
Los científicos, liderados por el investigador John Charles Willman, analizaron los dientes de antiguos pueblos recolectores conocidos como 'pavlovianos', que habitaron Europa Central durante el Paleolítico superior. Sus hallazgos fueron sorprendentes ya que los molares, premolares y caninos de estos individuos presentaban un desgaste atípico y patrones de erosión poco comunes.
A diferencia de los desgastes habituales causados por la masticación, estos tenían marcas en los lados de los dientes, justo donde las mejillas hacen contacto con la dentadura. La hipótesis más llamativa de qué pudo haber causado esto es que estos antiguos europeos llevaban adornos faciales, conocidos como 'labrets' y similares a los piercings modernos, que se colocaban en la piel perforada de las mejillas.
Desde la infancia
Lo más asombroso del hallazgo es que estos signos de desgaste no solo se encontraron en adultos, sino también en niños de hasta 10 años o menos. Esto supone que los piercings no eran simplemente un capricho estético, sino parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.
Aunque aún no se puede determinar con certeza el propósito de esta costumbre, los investigadores creen que podría estar relacionada con rituales de iniciación, identidad grupal o estatus social dentro de la comunidad. Desde la infancia, los niños podrían haber llevado estos adornos como un símbolo de pertenencia o como parte de un proceso de maduración dentro de su sociedad.
Joyas prehistóricas de marfil y hueso
Los piercings de estos antiguos europeos no eran de metal, como los modernos, sino que estaban elaborados con marfil, esteatita y hueso, materiales que eran trabajados con precisión y decorados con grabados. Según el portal Thetravel.com, algunas de estas joyas encontradas en excavaciones arqueológicas señalan que estos pueblos podrían haber tenido perforaciones bastante grandes en sus mejillas.
Hasta el momento, no existen más evidencias sobre estas prácticas. Sin embargo, los investigadores creen que aún pueden encontrarse más pruebas en el futuro, como restos de ornamentos, imágenes talladas o representaciones artísticas de la época que confirmen que estos piercings eran una parte habitual de la cultura de los pueblos de la Edad de Hielo.
La práctica de perforar el cuerpo con fines estéticos o rituales parece ser mucho más antigua de lo que se pensaba. Un reciente estudio realizado por el Centro de Investigación en Antropología y Salud (CIAS) de la Universidad de Coimbra, en Portugal, ha revelado que los niños de la Edad de Hielo, de tan solo 10 años o menos, llevaban piercings en las mejillas. Este hallazgo, basado en el análisis de esqueletos de hace 30.000 años en Europa Central, sugiere que la modificación corporal era parte de su cultura desde edades tempranas.
Los científicos, liderados por el investigador John Charles Willman, analizaron los dientes de antiguos pueblos recolectores conocidos como 'pavlovianos', que habitaron Europa Central durante el Paleolítico superior. Sus hallazgos fueron sorprendentes ya que los molares, premolares y caninos de estos individuos presentaban un desgaste atípico y patrones de erosión poco comunes.
A diferencia de los desgastes habituales causados por la masticación, estos tenían marcas en los lados de los dientes, justo donde las mejillas hacen contacto con la dentadura. La hipótesis más llamativa de qué pudo haber causado esto es que estos antiguos europeos llevaban adornos faciales, conocidos como 'labrets' y similares a los piercings modernos, que se colocaban en la piel perforada de las mejillas.
Desde la infancia
Lo más asombroso del hallazgo es que estos signos de desgaste no solo se encontraron en adultos, sino también en niños de hasta 10 años o menos. Esto supone que los piercings no eran simplemente un capricho estético, sino parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.
Aunque aún no se puede determinar con certeza el propósito de esta costumbre, los investigadores creen que podría estar relacionada con rituales de iniciación, identidad grupal o estatus social dentro de la comunidad. Desde la infancia, los niños podrían haber llevado estos adornos como un símbolo de pertenencia o como parte de un proceso de maduración dentro de su sociedad.
Joyas prehistóricas de marfil y hueso
Los piercings de estos antiguos europeos no eran de metal, como los modernos, sino que estaban elaborados con marfil, esteatita y hueso, materiales que eran trabajados con precisión y decorados con grabados. Según el portal Thetravel.com, algunas de estas joyas encontradas en excavaciones arqueológicas señalan que estos pueblos podrían haber tenido perforaciones bastante grandes en sus mejillas.
Hasta el momento, no existen más evidencias sobre estas prácticas. Sin embargo, los investigadores creen que aún pueden encontrarse más pruebas en el futuro, como restos de ornamentos, imágenes talladas o representaciones artísticas de la época que confirmen que estos piercings eran una parte habitual de la cultura de los pueblos de la Edad de Hielo.
La práctica de perforar el cuerpo con fines estéticos o rituales parece ser mucho más antigua de lo que se pensaba. Un reciente estudio realizado por el Centro de Investigación en Antropología y Salud (CIAS) de la Universidad de Coimbra, en Portugal, ha revelado que los niños de la Edad de Hielo, de tan solo 10 años o menos, llevaban piercings en las mejillas. Este hallazgo, basado en el análisis de esqueletos de hace 30.000 años en Europa Central, sugiere que la modificación corporal era parte de su cultura desde edades tempranas.
Los científicos, liderados por el investigador John Charles Willman, analizaron los dientes de antiguos pueblos recolectores conocidos como 'pavlovianos', que habitaron Europa Central durante el Paleolítico superior. Sus hallazgos fueron sorprendentes ya que los molares, premolares y caninos de estos individuos presentaban un desgaste atípico y patrones de erosión poco comunes.
A diferencia de los desgastes habituales causados por la masticación, estos tenían marcas en los lados de los dientes, justo donde las mejillas hacen contacto con la dentadura. La hipótesis más llamativa de qué pudo haber causado esto es que estos antiguos europeos llevaban adornos faciales, conocidos como 'labrets' y similares a los piercings modernos, que se colocaban en la piel perforada de las mejillas.
Desde la infancia
Lo más asombroso del hallazgo es que estos signos de desgaste no solo se encontraron en adultos, sino también en niños de hasta 10 años o menos. Esto supone que los piercings no eran simplemente un capricho estético, sino parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.
Aunque aún no se puede determinar con certeza el propósito de esta costumbre, los investigadores creen que podría estar relacionada con rituales de iniciación, identidad grupal o estatus social dentro de la comunidad. Desde la infancia, los niños podrían haber llevado estos adornos como un símbolo de pertenencia o como parte de un proceso de maduración dentro de su sociedad.
Joyas prehistóricas de marfil y hueso
Los piercings de estos antiguos europeos no eran de metal, como los modernos, sino que estaban elaborados con marfil, esteatita y hueso, materiales que eran trabajados con precisión y decorados con grabados. Según el portal Thetravel.com, algunas de estas joyas encontradas en excavaciones arqueológicas señalan que estos pueblos podrían haber tenido perforaciones bastante grandes en sus mejillas.
Hasta el momento, no existen más evidencias sobre estas prácticas. Sin embargo, los investigadores creen que aún pueden encontrarse más pruebas en el futuro, como restos de ornamentos, imágenes talladas o representaciones artísticas de la época que confirmen que estos piercings eran una parte habitual de la cultura de los pueblos de la Edad de Hielo.
La práctica de perforar el cuerpo con fines estéticos o rituales parece ser mucho más antigua de lo que se pensaba. Un reciente estudio realizado por el Centro de Investigación en Antropología y Salud (CIAS) de la Universidad de Coimbra, en Portugal, ha revelado que los niños de la Edad de Hielo, de tan solo 10 años o menos, llevaban piercings en las mejillas. Este hallazgo, basado en el análisis de esqueletos de hace 30.000 años en Europa Central, sugiere que la modificación corporal era parte de su cultura desde edades tempranas.
Los científicos, liderados por el investigador John Charles Willman, analizaron los dientes de antiguos pueblos recolectores conocidos como 'pavlovianos', que habitaron Europa Central durante el Paleolítico superior. Sus hallazgos fueron sorprendentes ya que los molares, premolares y caninos de estos individuos presentaban un desgaste atípico y patrones de erosión poco comunes.
A diferencia de los desgastes habituales causados por la masticación, estos tenían marcas en los lados de los dientes, justo donde las mejillas hacen contacto con la dentadura. La hipótesis más llamativa de qué pudo haber causado esto es que estos antiguos europeos llevaban adornos faciales, conocidos como 'labrets' y similares a los piercings modernos, que se colocaban en la piel perforada de las mejillas.
Desde la infancia
Lo más asombroso del hallazgo es que estos signos de desgaste no solo se encontraron en adultos, sino también en niños de hasta 10 años o menos. Esto supone que los piercings no eran simplemente un capricho estético, sino parte de una tradición cultural que se transmitía desde edades muy tempranas.
Aunque aún no se puede determinar con certeza el propósito de esta costumbre, los investigadores creen que podría estar relacionada con rituales de iniciación, identidad grupal o estatus social dentro de la comunidad. Desde la infancia, los niños podrían haber llevado estos adornos como un símbolo de pertenencia o como parte de un proceso de maduración dentro de su sociedad.
Joyas prehistóricas de marfil y hueso
Los piercings de estos antiguos europeos no eran de metal, como los modernos, sino que estaban elaborados con marfil, esteatita y hueso, materiales que eran trabajados con precisión y decorados con grabados. Según el portal Thetravel.com, algunas de estas joyas encontradas en excavaciones arqueológicas señalan que estos pueblos podrían haber tenido perforaciones bastante grandes en sus mejillas.
Hasta el momento, no existen más evidencias sobre estas prácticas. Sin embargo, los investigadores creen que aún pueden encontrarse más pruebas en el futuro, como restos de ornamentos, imágenes talladas o representaciones artísticas de la época que confirmen que estos piercings eran una parte habitual de la cultura de los pueblos de la Edad de Hielo.
