La 'primera dama' de Nueva York: la más joven, la primera musulmana y la primera Z
La mujer del nuevo alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani, representa una forma distinta de entender el poder: desde la imagen, el arte y la identidad.

La noche en la que Zohran Mamdani, nuevo alcalde de Nueva York, lograba una histórica victoria electoral en las elecciones municipales de la ciudad de los rascacielos, todas las cámaras y focos la buscaron. Ella, que durante la campaña había optado por mantenerse en un discreto segundo plano, no se quedó en la oscuridad y decidió salir al escenario del Brooklyn Paramount, a la vista del mundo, para celebrar junto a su marido que, desde esa noche, serían la nueva pareja que gobernaría la Gran Manzana.
La nueva 'primera dama' de Nueva York, Rama Duwaji, cuenta The New York Times en las crónicas de la noche de fiesta en el fortín de la campaña del socialista al que Trump llama comunista, apareció ante los seguidores de su marido con un vestido negro que, lejos de ser neutro, decía más de lo que parecía: un conjunto del diseñador palestino Zeid Hijazi y una falda de terciopelo firmada por Ulla Johnson. No había ni la ostentación ni guiños a la alta costura, tan usuales en la Casa Blanca. Había, sin embargo, un mensaje claro: la idea de trasmitir a través del vestuario, que te vean y, como ocurre con la generación de la que forma parte, usar la estética como un lenguaje político.
A sus 28 años, Rama Duwaji se ha convertido, como pasa con su maridi, en la primera de muchas cosas: es la 'primera dama' más joven que ha tenido Nueva York en su historia y, también, la primera de la Generación Z que entra en Gracie Mansion, la residencia oficial de los alcaldes de la ciudad que nunca duerme. Artista, ilustradora y también diseñadora, Duwaji ha llegado a la política estadounidense con una apuesta y una mirada que va más allá de cualquier encorsetado protocolo o las apariciones sociales asociadas a su puesto. Porque en su caso, el arte no es una profesión: es una forma de entender el mundo.
Nacida en Houston, en el seno de una familia siria, creció entre Estados Unidos, Damasco y Dubái. En 2021 se instaló en Nueva York, el lugar donde, como ha contado, "todo puede pasar y casi todo se dibuja primero en la mente". Se graduó en Diseño de Comunicación en la Virginia Commonwealth University y cursó un máster en la School of Visual Arts de Manhattan. Desde entonces, Duwaji ha trabajado como ilustradora y animadora para el semanario The New Yorker; la BBC; la revista Vogue o The Washington Post, además de colaborar con Apple, Spotify o la Tate Modern, en Londres. En su obra, cuenta la revista People, conviven la memoria árabe, la identidad femenina y las huellas del exilio: “Hago arte sobre las cosas que me importan. Si eso provoca una conversación, ya es suficiente”.
Su trabajo combina delicadeza y mensaje político, como si cada trazo fuese una manera de recomponer la historia de una generación que está marcada por los desplazamientos y la búsqueda de lugar. Esa actitud la acompañó durante la campaña electoral de Zohran Mamdani: alejada del foco mediático, aunque presente en los detalles. Según Business Insider, fue ella quien definió la identidad visual de la candidatura: el logotipo, la tipografía y los colores —el azul de los Mets, el amarillo del Metrocard y el rojo de las calles—, un homenaje a la ciudad que van a gestionar los próximos cuatro años.
Duwaji y Mamdani se conocieron en 2021 a través de una aplicación de citas. Él acababa de ser elegido para la Asamblea estatal; ella, recién llegada a Nueva York, apenas sabía de política local. Su primera cita fue en una cafetería yemení de Brooklyn; la segunda, fue un paseo por Astoria. Tres años después se casaron en una ceremonia civil en Manhattan, a pocas semanas de la campaña electoral. Boda que se festejó en dos reuniones familiares: una en Dubái y otra en Uganda, país de origen de la familia del nuevo alcalde. Mamdani no se olvidó de ella y, de hecho, en su discurso de victoria, la mencionó en árabe —“hayati”, mi vida—, un gesto sencillo que terminó por poner su historia en el foco mediático.
En la noche de la victoria, en su cuenta de Instagram, ella compartió una sola frase: “No podría estar más orgullosa”. Suficiente. Ninguna consigna, ninguna declaración. Bastaba. Su silencio, en contra de la saturación que definen los discursos de la política actual, se ha convertido en el propio lenguaje de Rama Duwaji, a la que los meidos han presentado como una figura que se debe situar "entre la revolución y la continuidad".
Su irrupción en la rueda mediática rompe todos moldes, no solo por edad o religión, sino por la forma en que redefine el rol público de una 'primera dama': desde la creación, no desde la representación. Si Zohran Mamdani simboliza el cambio político, ella encarna el cultural. Juntos forman una pareja que condensa la nueva Nueva York: diversa, creativa y socialmente consciente. Su presencia en el escenario no fue una concesión romántica, sino una imagen perfectamente coherente con la ciudad que quieren construir.
En un país que todavía mide el poder en micrófonos y titulares, Rama Duwaji ha optado por hablar desde otro lugar: el arte, los símbolos o el trazo. Quizá por eso su llegada a la política de Nueva York no suene a irrupción, sino a continuidad natural. En una ciudad acostumbrada a reinventarse, la nueva primera dama no necesita prometer cambios porque ella ya lo representa.
