Las consecuencias para el príncipe Andrés y Sarah Ferguson tras el vergonzoso email de la duquesa de York a Epstein
La revelación de un correo electrónico en el que Fergie se disculpaba con el pedófilo por haber renegado públicamente de él ya ha empezado a pasar factura.
Cuando el pasado vuelve, el príncipe Andrés y Sarah Ferguson se echan a temblar. Si miran atrás pueden sentirse orgullosos de las hijas que han tenido, las princesas Beatriz y Eugenia, y seguramente de gestas pasadas que salieron bien, pero tienen demasiados cadáveres en el armario para permitirse bucear en el baúl de los recuerdos.
El problema para ellos es que suelen ser otros los que lo abren, y cuando se encuentra algo, es negativo. Lo habitual es que sea el príncipe Andrés el que protagonice titulares que le dejan en mal lugar a él en particular, pero por asociación, también a la monarquía británica. El duque de York es sin duda el elemento más tóxico de la familia real británica, pero a él se une su exmujer, Sarah Ferguson, su fiel aliada en la vida y parece que también en los escándalos.
Aunque sus errores, que han sido muchos, no se pueden comparar con los del padre de sus hijas, íntimo amigo del criminal sexual Jeffrey Epstein y acusado por Virginia Giuffre de haber abusado de ella cuando era menor, la duquesa de York, título que mantiene pese al divorcio, se ha cubierto de gloria con la revelación de la prensa británica. Fergie, como también se le conoce, envió un correo electrónico al millonario pedófilo Jeffrey Epstein en 2011 en el que llamó amigo y lamentó haber renegado de él. Epstein se suicidó 8 años después en su celda.
Ese email habría sido enviado desde la cuenta personal de Sarah Ferguson a Epstein en abril de 2011 para pedirle perdón por haberle vinculado con la pedofilia y por haber lamentado haber recibido dinero de él. Lo hizo en una entrevista con Evening Standard un mes antes en la que cargó contra el delincuente sexual, que entonces ya había estado en la cárcel por prostitución de menores: "Aborrezco la pedofilia y cualquier abuso sexual infantil y sé que esto fue un gigantesco error de juicio por mi parte. Cuando pueda, devolveré el dinero y no volveré a tener nada que ver con Jeffrey Epstein nunca más".
Se refería a las 15.000 libras (17.206 euros) que Fergie aceptó de Epstein para saldar las deudas que tenía con Johnny O'Sullivan, su exasistente. Porque para Sarah Ferguson, las deudas siempre han sido un talón de aquiles. Ha querido vivir siempre por encima de sus posibilidades, lo que le ha llevado a contraer numerosas deudas, y a no tener escrúpulos a la hora de recibir financiación para pagarlas.
Tras desvincularse de Epstein en público, quiso congraciarse con él en privado. Y por ello le envió un vergonzoso email que ha salido a la luz casi 15 años después: "Sé que te sientes terriblemente defraudado por mí por lo que te han podido decir o has leído y debo disculparme humildemente por eso. Siempre has sido un amigo fiel, generoso y supremo para mí y mi familia. No dije, absolutamente no, la palabra con P sobre ti", se excusó la duquesa de York, que le explicó también que si dijo lo que dijo en la entrevista fue porque le recomendaron que se desvinculara de él para evitar escándalos que afectaran a la monarquía o su trabajo como filántropa y escritora de libros infantiles.
Como recoge Daily Mail, tras la polémica generada, otra más, un portavoz de Fergie señaló que el correo fue enviado para evitar una demanda por difamación de Epstein, algo que logró, y que por supuesto "la duquesa expresó su pesar por su relación con Epstein hace muchos años y, como siempre, su primer pensamiento es para las víctimas. Al igual que muchas personas, ella se dejó engañar por sus mentiras".
Las disculpas han llegado, pero esto es la gota que colma el vaso para una pareja, o bueno, expareja, que solo trae disgustos a Buckingham Palace. Además, casualidad o no, la vergonzosa revelación llegó solo unos días después del funeral de la duquesa de Kent, al que acudieron juntos el príncipe Andrés y Sarah Ferguson.
Como si nada pasara con ellos, entraron con todos los honores, como el resto de miembros de la familia real británica que se desplazaron a la catedral católica de Westminster, en Londres. Por si fuera poco, a la salida se quedaron con el resto de sus parientes, dejándose fotografiar con ellos y con el príncipe Andrés tratando de mostrar complicidad con su sobrino Guillermo. En este caso no le salió bien porque el príncipe de Gales tiene calado a su tío. Pero el intento ahí quedó.
Y ahora con el correo a Epstein, las cosas se ponen más feas para los York y ya ha habido consecuencias. Para empezar, ha sido expulsada como patrona de Julia's House, una organización benéfica que ofrece cuidados paliativos a niños enfermos: "Tras la información compartida este fin de semana sobre la correspondencia de la duquesa de York con Jeffrey Epstein, Julia's House ha tomado la decisión de que sería inapropiado que continuara como patrocinadora de la organización benéfica. Hemos informado a la duquesa de York sobre esta decisión y le agradecemos su apoyo anterior", informó la entidad en un comunicado.
Poco después, Natasha Allergy Research Foundation, Prevent Breast Cancer, The Children's Literacy Charity, National Foundation for Retired Service Animals y la Fundación Británica del Corazón anunciaron que cortan sus lazos con Sarah Ferguson. Incluso the Teenage Cancer Trust decidió expulsar a la duquesa de York como patrona real. Esta entidad ha contado con Fergie de 1990, por lo que ha sido la estocada definitiva para la exmujer del príncipe Andrés, que vive sus horas más bajas.
A Carlos III le toca actuar
Pero hay más. Puede que afecte a su carrera literaria, que retoma en noviembre de 2025 con otro lanzamiento, y a la que Sarah Ferguson ha dedicado mucho tiempo y energía, eso el tiempo lo dirá, pero también está en riesgo su regreso a la vida pública junto a la familia real británica. Mientras vivía el príncipe Felipe, le vetó en Balmoral o Sandringham, al menos cuando él no estaba, aunque Isabel II se apiadó de ella en las ausencias del duque de Edimburgo. Fallecidos ambos, Carlos III fue indulgente y volvió a invitarla y a permitirle acudir a actos familiares públicos que no son actos oficiales, como la misa de Pascua en Windsor, la navideña en Sandringham o el citado funeral de la duquesa de Kent. Sin embargo, esto puede terminar.
Este escándalo ha caído como una bomba en Buckingham, y Carlos III está pensando en prohibir a su hermano y a su excuñada acudir a cualquier acto público con otros miembros de la familia. Ya cuando la polémica del espía chino vinculado al príncipe Andrés se le hizo saber que no era bienvenido en la navidad familiar en Sandringham, y fue Fergie la que le convenció de que era mejor no ir. Ahora es ella también el elemento tóxico.
Y con lo que ha pasado, la presión es cada vez más fuerte para que los York desaparezcan de la vida pública. El monarca debe actuar en la medida de lo posible, y si no ha logrado desalojarles del Royal Lodge, para lo que les ofreció Frogmore Cottage, al menos que estos caídos en desgracia no puedan ser fotografiados con el resto de la familia en actos públicos. Además, no hay que olvidar que todo fuera ir a peor, porque si ha salido este correo, todavía puede haber más. Colorín, colorado, para desgracia del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, este cuento no ha acabado.