¿Cuál es la diferencia entre porción y ración? Elige lo correcto desde la alimentación intuitiva
La dietista Ana Luzón da las claves para elegir la cantidad de comida justa y necesaria según nuestras necesidades particulares.

En el camino hacia una relación sana y consciente con la comida, los conceptos de "porción" y "ración" juegan un papel importante, explica la técnica superior en Nutrición y Dietética Ana Luzón. "Comprender sus diferencias no solo ayuda a cubrir nuestras necesidades nutricionales, sino también a mantener un equilibrio entre lo que necesita nuestro cuerpo y lo que nos satisface emocionalmente", explica esta experta.
"Desde la perspectiva de la alimentación intuitiva, escuchar nuestras señales internas de hambre y saciedad no significa dejar de lado nuestras necesidades reales de energía y nutrientes", asegura Luzón. "Al contrario", aclara: "Entender lo que requiere nuestro cuerpo para funcionar de manera óptima es una herramienta clave para alimentar la intuición de forma responsable y equilibrada".
Entonces, en el caso de "porción" o "ración", ¿a qué nos estamos refiriendo realmente? "Ración es una referencia para nuestras necesidades. La ración es una cantidad estándar de alimento establecida como guía para garantizar que obtengamos los nutrientes esenciales que necesitamos diariamente". Por ejemplo, prosigue la técnica en dietética, "una ración de verduras suele considerarse un plato lleno o unos 200 gramos, mientras que una ración de carne magra puede rondar el tamaño de una palma de la mano. Porción: la cantidad que realmente comemos".
En cuanto a la porción, en cambio, "es lo que elegimos comer en un momento concreto", aclara Ana Luzón. "Esta cantidad puede variar dependiendo de nuestras señales internas (hambre o saciedad), contexto, preferencias y actividad física. Por ejemplo, en un día más activo, tu porción de carbohidratos podría ser mayor que la ración estándar, porque tu cuerpo necesita más energía". Según esta nutricionista, "la clave está en entender que las raciones son una guía útil para cubrir nuestras necesidades, pero las porciones deben adaptarse de forma flexible a nuestra situación particular".
Ana Luzón resalta el papel de los macronutrientes para cubrir nuestras necesidades. "Desde la alimentación intuitiva, reconocer lo que nuestro cuerpo necesita a nivel energético y nutricional es una forma de cuidar nuestra salud. No se trata de contar calorías o seguir medidas rígidas, sino de asegurarnos de que estamos proporcionando a nuestro cuerpo lo que necesita para funcionar bien", explica la experta.
Otro elemento relevante son las proteínas: "necesarias para reparar tejidos, mantener la masa muscular y apoyar funciones vitales", como recuerda la técnica en dietética, que aporta un ejemplo práctico sobre ello: "Incluir una fuente de proteína (como huevos, legumbres, pescado o tofu) en cada comida ayuda a cubrir nuestras necesidades, especialmente a partir de los 50 años, cuando aumenta el riesgo de pérdida de masa muscular".
En cuanto a los carbohidratos, "son nuestra principal fuente de energía". Y el ejemplo práctico que aporta Luzón es "priorizar carbohidratos complejos como arroz integral, quinoa o pan de calidad nos asegura energía sostenida, adaptando las porciones según nuestra actividad diaria".
Las grasas saludables también son "esenciales para la salud hormonal, cerebral y celular", añade esta nutricionista. Y el ejemplo práctico que nos aporta es "incluir aguacate, frutos secos o aceite de oliva virgen extra en nuestras comidas diarias porque garantiza un aporte adecuado". "Saber que estos macronutrientes son imprescindibles nos ayuda a elegir con conciencia, incluso cuando ajustamos las cantidades desde nuestra intuición".
Es más, el equilibrio entre intuición y necesidades de acuerdo a la alimentación intuitiva no es comer solo lo que apetece en cada momento; "es escuchar las señales de tu cuerpo y ajustarlas a tus necesidades reales", aclara esta especialista. "Por ejemplo, si tu cuerpo te pide algo dulce constantemente, podría estar señalando una falta de energía sostenida, que puede solucionarse equilibrando las comidas con suficientes carbohidratos y grasas saludables".
Es más, si te sientes muy cansado después de comer, "es posible que hayas excedido la cantidad que tu cuerpo necesita en ese momento", resalta Ana Luzón. Es decir, "este enfoque combina el conocimiento de lo que nuestro cuerpo necesita para estar sano con la flexibilidad y la escucha activa de nuestras señales internas", resume.
En cuanto a cómo elegir lo justo y necesario que debes comer, "debes empezar por conocer tus necesidades: reflexiona sobre tu nivel de actividad, tu edad y tu estado de salud", es el consejo de Luzón. "Por ejemplo", añade, "alguien que entrena fuerza necesitará más proteínas que una persona sedentaria, y alguien mayor de 50 años debería priorizar alimentos ricos en nutrientes".
Por lo tanto, adapta las raciones a tu realidad y Luzón te da las claves de cómo hacerlo: "Usa las raciones como referencia y ajusta las porciones según el hambre y las circunstancias. Prioriza la calidad sobre la cantidad: no se trata solo de cuánto comemos, sino de elegir alimentos que nutran y nos hagan sentir bien. Confía en tu cuerpo: aunque las raciones pueden servir como guía, tu cuerpo sabe mejor que nadie lo que necesita. Aprende a escuchar esas señales y a ajustarte a ellas con flexibilidad".
En conclusión, "entender la diferencia entre porción y ración nos permite encontrar el equilibrio entre cubrir nuestras necesidades nutricionales y comer de manera intuitiva", resume la experta. Y la clave principal "está en combinar el conocimiento sobre nuestros requerimientos con la capacidad de escuchar y responder a las señales de nuestro cuerpo". Así, podemos "disfrutar de la comida, nutrirnos adecuadamente y mantener una relación sana y equilibrada con lo que comemos", concluye la experta.