Expertos advierten del gran perjuicio para el cutis de secarse cara y cuerpo con la misma toalla
La humedad hace que proliferen las bacterias y facilita que se transfieran de unas a otras zonas de nuestro cuerpo.

¿Ha que no sabes que en tu ombligo pueden habitar más de 2.300 especies de bacterias? Quizás con este dato te animes a seguir el consejo que suelen repetir los expertos, como los dermatólogos o los farmacéuticos, que recomiendan que nunca usemos la misma toalla para secarlos el cuerpo y la cara. Debes tener una cada cosa.
El dato mencionado pertenece a un estudio publicado en la revista científica National Library of Medicine. Y es que utilizar la misma para el cuerpo y la cara facilita que esas bacterias que tenemos, no sólo en el ombligo, sino concentradas en diferentes partes del cuerpo, se transfieran a la piel mucho más delicada de la cara, lo que según estos expertos implica, entre otras cosas, que se pasen de una zona a otra del cuerpo las células muertas o el sebo. Las consecuencias, insisten estos expertos, son desde irritaciones a infecciones o incluso psoriasis o un eczema.
En concreto hay dos partes del cuerpo, los pies o el ombligo, que pueden tener bacterias como staphylococcus y streptococcus, que pueden provocarte infecciones en la piel si se transfieren al cutis a través de la toalla.
Además, otro debate frecuente, por ejemplo, entre expertos en dermatología y en belleza, es cada cuánto tenemos que cambiar las toallas (tanto la de la cara como la del cuerpo, como hemos dicho) para evitar infecciones y para tener una piel saludable. En realidad, los especialistas suelen concluir que depende del caso, porque lo es lo mismo en de una niño que el de una persona que se maquilla todos los días o se afeita y se da lociones en el rostro. Una media apropiada sería cambiar ambas toallas como mínimo todas las semanas y, en concreto, la del rostro, mucho mejor un par de veces por semanas.
Nuestro gran enemigo es la humedad que permanece en las toallas y que hace que proliferen las bacterias. También conviene, según estos especialistas, que cada persona de la casa tenga su propia toalla, por la misma razón, para evitar la transferencia de bacterias o posibles infecciones, así como que, en la medida de lo posible, aireemos bien las toallas después de usarlas, en lugar de acumularlas una encima de otra en una percha según las usamos para secarnos.
