Sofía, médico de cabecera: "Dormir bien previene resfriados, gripe y además mejora la memoria, la salud mental y la salud a largo plazo"
Y no lo dice solo por intuición clínica.

Mientras los virus respiratorios se multiplican cada invierno, hay personas que parecen atravesar la temporada sin apenas un estornudo. No es suerte ni genética privilegiada, sino un hábito cotidiano al alcance de casi todos. Así lo explica la doctora Sophie Newton, médica de cabecera británica, en una reflexión que ha recogido el medio griego Bovary y que ha despertado mucho interés en redes y consultas médicas.
Según la doctora, en estos meses es habitual escuchar la misma queja en todas partes. “Parece que ahora mismo todo el mundo tiene tos, resfriado o gripe. Hay muchos virus circulando”, comenta en uno de sus vídeos divulgativos. Sin embargo, subraya que la diferencia entre quienes caen enfermos una y otra vez y quienes se mantienen sanos no está en un suplemento milagroso ni en un jarabe concreto. “Eso podría explicar por qué algunas personas parecen librarse de los resfriados mientras que otras los padecen constantemente”, añade.
El hábito clave, insiste, es dormir bien. Y no lo dice solo por intuición clínica. Newton se apoya en un estudio en el que los investigadores expusieron a voluntarios al virus del resfriado común y analizaron su descanso nocturno. Los resultados fueron claros. Las personas que dormían menos de siete horas por noche tenían casi tres veces más probabilidades de desarrollar síntomas que aquellas que dormían al menos ocho horas.
Pero no solo importa la cantidad. La calidad del sueño resulta decisiva. “Lo interesante es que no solo importa la cantidad de sueño. Quienes tenían un sueño interrumpido o de mala calidad tenían hasta cinco veces más probabilidades de experimentar síntomas de resfriado”, explica la médica. Despertares frecuentes, dificultad para conciliar el sueño o descansar en un entorno poco adecuado debilitan la respuesta del sistema inmunitario.
Cambiar los hábitos de descanso no es sencillo ni inmediato, pero la doctora insiste en que pequeños ajustes pueden tener un impacto notable. Recomienda empezar por medidas simples y realistas. Incluso dormir quince o treinta minutos más cada noche puede marcar la diferencia. Fijar una hora estable para acostarse, reducir la intensidad de la luz una hora antes, mantener el dormitorio fresco y dejar fuera los dispositivos electrónicos son pasos sencillos pero efectivos.
Dormir bien actúa como un auténtico escudo natural frente a infecciones comunes. “No se trata solo de prevenir resfriados. Dormir bien mejora la memoria, la salud mental y la salud a largo plazo”, recuerda Newton. Las recomendaciones generales para adultos apuntan a dormir entre siete y nueve horas cada noche, mantener horarios regulares y cuidar el entorno de descanso.
