Bajan a una mina en León y descubren qué se esconde a 228 metros bajo tierra: “Solo lo hacen aquí”
Un fin de semana en la pedanía Villaseca de Laciana acaba convirtiéndose en una lección de historia de la minería en el noroeste de España.

En León aún quedan cicatrices abiertas en la tierra de las que ya no se extrae carbón, pero de las que todavía salen muchas historias. Como la que ha sorprendido a Rocío y Edu, la pareja que está detrás del canal Sin Código de Postal, en YouTube, quienes se han topado en un región que antaño vivía de la minería con una sorpresa que solo puede hallarse allí.
Un lugar al que han llegado después de echarse unas cuantas semanas metidos hasta el último tornillo en su proyecto: convertir el remolque de un tráiler frigorífico de 14 metros en una minicasa y del que, aprovechando un fin de semana para desconectar del taladro, deciden escapar un par de días en la furgoneta camperizada con la que han dado la vuelta al mundo, aunque esta vez rumbo al norte de la provincia de León, cerca de Asturias.
En esa escapada, Rocío y Edu hacen una parada en Villaseca de Laciana, una pedanía con un marcado pasado minero. Una industria que durante varias décadas definió el pulso de la economía local y de toda la vida en una comarca que dejó de mover carbón, aunque todavía guarda su memoria enterrada en cada montaña. “Desde finales del siglo pasado todas las minas han ido cerrando poco a poco y hoy en día no queda ninguna abierta y claro, esto ha sido un gran varapalo económico para la región”, cuenta Rocío.
En ese intento de reinvención aparece una fábrica de cerveza, Doce Setenta, instalada en los antiguos almacenes y secaderos mineros de la localidad. Donde antes se guardaba el carbón, ahora se acumulan cebada, lúpulo y muchas ganas de reactivar la economía local. La visita guiada, como dejan claro en el vídeo, los sorprende desde el primer minuto. “La visita está chulísima, y no porque mientras te explican todo lo de la mina vayas cantando cerveza... que ya llevamos unas cuantas”, bromea Rocío antes de meterse en una galería subterránea donde se conserva la humedad y el silencio de hace un siglo. “Impresionante imaginar cómo era la vida de los mineros aquí hace 100 años”, comenta en la penumbra.
El recorrido por el subterráneo parece poner fin a la visita, pero aún queda espacio para la sorpresa final, como esa tienda de souvenirs que te espera a la salida del museo cuando crees que ya has terminado la visita y, aun así, tienes que atravesarla para volver a respirar aire libre, aunque a tu bolsillo no le haga ninguna gracia. Esa “sorpresa” la sostiene Edu en la mano: tiene forma de botella y la muestra como quien se ha encontrado un tesoro: “Al final nos hemos comprado esta cerveza especial que solo la hacen aquí en el mundo y es que la fermentan en una mina a 228 metros de profundidad”.
La botella pertenece a la serie 992, una edición limitada que la cervecera describe en su página web como “la joya cervecera más exclusiva del mundo”. Se fermenta durante más de 18 meses en barricas de roble panameño, a varios cientos de metros bajo tierra, y solo salen 500 botellas numeradas cada año. No es baratita, precisamente. “15 lereles hemos tenido que pagar entre cuatro porque no daba la economía”, admite Edu con la dignidad que se puede tener cuando una cerveza te obliga a hacer bote común. Lo que resume a la perfección el espíritu del canal de Youtube: si hay que bajar a una mina para probar una rareza que solo existe en León, se baja.
