El pueblo que pertenece a Madrid pero está en Segovia: solo se puede acceder a él con autorización
Esta inaccesibilidad lo ha convertido en un territorio casi intacto.
España está salpicada de pequeños territorios que desafían la lógica de los mapas. Enclaves que, por cuestiones históricas y decisiones políticas, pertenecen a una comunidad autónoma pero se encuentran completamente rodeados por otra. A estos rincones se les conoce como “islas administrativas” y son vestigios de antiguas delimitaciones, pactos y repartos de tierras que, siglos después, siguen generando curiosidad.
A menos de 70 kilómetros de la capital madrileña, en plena meseta norte, existe un pequeño territorio que cumple con estas características: la Dehesa de la Cepeda. Jurídicamente pertenece al municipio madrileño de Santa María de la Alameda, pero su extensión de apenas 12 kilómetros cuadrados queda totalmente rodeada por tierras de Ávila y Segovia, y su acceso está limitado salvo con autorización.
El origen de esta “isla administrativa” se remonta a la reorganización provincial de 1833 impulsada por Javier de Burgos, cuando muchas demarcaciones fueron asignadas siguiendo criterios de extensión, población y coherencia geográfica. Tras aquellas decisiones, la Dehesa quedó adscrita a Madrid, para que más tarde pasase por manos de familias acomodadas, entre ellas la de los Sáinz de Baranda, y de ganaderos que han gestionado la finca hasta hoy.
Un caso singular
A pesar de pertenecer a Madrid desde el siglo XIX, la documentación no siempre aclara por completo cómo se consolidó su singular status, lo que ha alimentado versiones y reclamaciones a lo largo de los siglos. Algunos municipios colindantes, como Peguerinos (Ávila) y El Espinar (Segovia) han reclamado la Dehesa de la Cepeda, ya sea bien intentando incorporarla a su terreno o consiguiendo mayores competencias sobre su gestión.
Esta pequeña pedanía madrileña no se puede visitar libremente sino que su acceso está acotado salvo por las pistas forestales que parten de Ávila o Segovia. Esta inaccesibilidad ha convertido a la Cepeda en un territorio casi intacto puesto que, irónicamente, no existe conexión directa desde la Comunidad de Madrid. Pese a que está prácticamente deshabitada, ha funcionado históricamente como gran pastizal y espacio ganadero de la comarca.
Además de su importancia administrativa, el enclave destaca por la presencia de yacimientos prerromanos, trazas de una calzada romana y vestigios de ocupación visigoda y medieval. La Dehesa de la Cepeda es, en resumen, un caso pequeño en extensión pero grande en singularidad: una porción administrativa de Madrid anclada en Castilla y León con accesos controlados, gestión ganadera y una historia que mezcla subastas, oligarquías locales y reivindicaciones vecinas.