El tren a Extremadura se ha convertido en el ejemplo perfecto de que sí existe una España de primera y otra de segunda pese a los anuncios de unos y otros.
Lo que se desprende de los audios es tan soez, tan escandaloso, que los líderes de hoy se tienen que comprometer a que jamás vuelva a ocurrir. Pese a que hoy estemos a otras cosas.
El PP esquiva las discusiones ideológicas para poner todo el foco en la gasolina, la luz o la vivienda. “Es lo que nos hará ganar las elecciones”, reconocen sin tapujos.
No se pueden dar pasos atrás en los derechos y las libertades de todos. Esos comentarios (de Vox) casan más con la España en blanco y negro que quedó atrás hace mucho tiempo.
Los españoles parecen dar por descontado que el PP y el PSOE están condenados a tirarse los trastos a la cabeza, pese a que en las encuestas señalan que quieren entendimiento.
Aunque el reglamento del Congreso no obliga a convocarlo ni tampoco está regulado en la Constitución, es tradición que se celebre anualmente desde época de Felipe González.
Si cala el mensaje transversal y de buena gestión, [en el PP] creen que hasta un 10% del voto socialista podría ir al PP, lo que les acercaría a su objetivo.