La ministra Redondo y la ciudadana Ana
Opinión
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La ministra Redondo y la ciudadana Ana

Ana Redondo, ciudadana española y ministra de Igualdad del Gobierno de España, declaró que asistiría a las dos manifestaciones convocadas por diversas organizaciones con motivo del 8 de marzo.

La ministra de Igualdad Ana Redondo, durante la manifestación con motivo del Día de la Mujer convocada por el Movimiento Feminista de Madrid, este sábado en Madrid.EFE/ Mariscal

Ya estamos. Otra vez. Como con Íñigo Errejón. Que si la persona y el personaje. Ana Redondo, ciudadana española y ministra de Igualdad del Gobierno de España, declaró que asistiría a las dos manifestaciones convocadas por diversas organizaciones con motivo del 8 de marzo. Pero, eso sí, no asistiría igual a ambas: a la primera, respondiendo a la llamada de la Comisión 8-M, se presentaría en su calidad institucional de ministra; a la segunda, la organizada por el Movimiento Feminista de Madrid, lo haría “a título personal”. A título personal, expresión que se entiende más por lo que niega que por lo que afirma. A la primera irá a lo grande; a la segunda, de puntillas. A la primera, sosteniendo la pancarta; a la segunda, entre el montón. A la primera, como gran personaje; a la segunda, sólo como persona.

Vamos, que el personaje de la ministra Redondo está a favor de regular la práctica de la prostitución por la mañana, mientras que la persona Ana es partidaria de la abolición del sistema prostitucional por la tarde. Que el personaje Redondo, tras desayunar, habrá coreado cosas del tipo “aquí cabemos todas y todes”, mientras que la persona Ana habrá voceado por todo lo alto, antes de cenar, “ser mujer no es un sentimiento”. Se nota que la titular de la cartera de Igualdad ha aprendido del mejor —su jefe, el presidente Sánchez— porque habrá pasado de defender la gestación subrogada a atacarla sin necesitar más que seis o siete horas de plazo en las que transmutarse como la doctora Jekyll y mistress Hyde entre su persona y su personaje. No queda claro cuál es cuál.

Está claro que en el PSOE los ciudadanos opinan de forma diferente que los ministros, incluso cuando aquél y éste comparten el mismo cuerpo. La persona puede estar convencida de que el sexo, ante todo, es una función biológica; el personaje defenderá que el sexo es, ante todo, una experiencia individual. A cualquiera que necesite de la racionalidad para vivir en el mundo real, esto le volaría el coco. No hace falta ser Aristóteles para entender que no es posible A y no A a la vez. Pero en el PSOE la tolerancia a la empanada mental, tras siete años de entrenamiento olímpico, es sencillamente infinita. La distancia que media entre el “feminismo” neoliberal, individualista e irracional de Redondo, y el feminismo socialista, racional e igualitarista de Ana es mayor que la que media entre A y no A. Y qué.

Incluso cuando la persona y el personaje piensan lo mismo, no piensan lo mismo. Me explico: tanto la ministra Redondo como la ciudadana Ana afirman que hay que hacer frente a la actual ola de machismo, pero al personaje Redondo le vienen a la cabeza Abascal, Trump y Ayuso, mientras que la persona Ana piensa en Ábalos, Monedero y Montero. Ni personajes, personas ni leches. El tramposo “a título personal” con el que Ana Redondo justifica su asistencia a la segunda manifestación finge ser equidistante, pero es en realidad cobarde. No hay término medio entre quien defiende que ser mujer es un acto de voluntad que convierte el cuerpo en un objeto mercantil, y quien defiende que ser mujer es un hecho biológico sobre el que se ha construido un género que perpetúa relaciones de poder y maltrato.

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MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciado en Filosofía y doctor en Psicología. Es profesor titular de Psicología Clínica de la Universidad de Oviedo desde antes de que nacieran sus alumnos actuales, lo que le causa mucho desasosiego. Durante las últimas décadas ha publicado varias docenas de artículos científicos en revistas nacionales e internacionales sobre psicología, siendo sus temas más trabajados la conformación del yo en la ciudad actual y la dinámica de las emociones desde una perspectiva contextualista. Bajo la firma de Antonio Rico, ha publicado varios miles de columnas de crítica sobre televisión, cine, música y cosas así en los periódicos del grupo Prensa Ibérica, en publicaciones de 'El Terrat' y en la revista 'Mongolia'.

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