Desmienten uno de los mitos más extendidos sobre los rayos
El Empire State y el Cristo del Corcovado lo demuestran.

Uno de los mitos más persistentes sobre las tormentas eléctricas ha sido finalmente desmontado: los rayos sí caen dos veces en el mismo sitio, y no solo eso, pueden hacerlo decenas de veces.
Este fenómeno, lejos de ser una rareza, ocurre con frecuencia en lugares como el Empire State Building, el Cristo del Corcovado o el lago Maracaibo, que actúan como verdaderos imanes para las descargas eléctricas.
Lejos de la creencia popular, los rayos siguen patrones claros, y los puntos elevados o con condiciones climáticas específicas reciben impactos de forma repetida año tras año. Este mito tan extendido ha sido desmentido por la ciencia y la experiencia desde hace décadas.
Un imán de rayos
Uno de los ejemplos más contundentes es el Empire State Building de Nueva York. Con sus 443 metros de altura, incluida la antena, recibe una media de 25 descargas eléctricas al año. Es decir, que los rayos repiten lugar y lo hacen con frecuencia y regularidad cuando las condiciones son propicias.
Y no es un caso aislado. En Brasil, el Cristo del Corcovado, la emblemática estatua de 38 metros sobre el cerro del mismo nombre en Río de Janeiro, soporta unos seis impactos de rayo al año, según estudios meteorológicos. Su localización elevada y el clima tropical favorecen este fenómeno.
El lugar donde más rayos caen
Paradójicamente, el lugar con más actividad eléctrica del planeta no está en lo alto de un rascacielos ni de una cordillera, sino a nivel del mar. Se trata del lago Maracaibo, en Venezuela.
En la zona donde desemboca el río Catatumbo, se registran tormentas eléctricas hasta 300 días al año, con miles de rayos cayendo sobre las mismas aguas. Este fenómeno es tan constante que se le conoce como el “Relámpago del Catatumbo”, y es visible incluso desde cientos de kilómetros de distancia.
Un mito muy popular
La idea de que los rayos no caen dos veces en el mismo sitio probablemente se originó como una metáfora para lo improbable, y no como una afirmación literal. Pero la realidad natural demuestra que la electricidad atmosférica no entiende de supersticiones ni refranes.
De hecho, incluso hay casos documentados de personas alcanzadas por rayos más de una vez en su vida. Una de estas historias es la de Roy Sullivan, un guarda forestal estadounidense que sobrevivió a siete impactos, aunque nunca en exactamente el mismo lugar.
