El árbol tropical que atrae a los rayos para matar a otros árboles y vivir más de 1.000 años
Podría ser el inicio de una transformación profunda del paisaje forestal.

Un descubrimiento en los bosques de Panamá revela que el árbol Dipteryx oleifera tiene una estrategia de supervivencia tan inesperada como ingeniosa para eliminar a sus competidores y asegurar su longevidad.
También conocido como almendro de montaña o árbol tonka, no solo sobrevive al impacto de los rayos, sino que los atrae deliberadamente para eliminar a los árboles que lo rodean y así crecer sin competencia. Esta conducta única le permite alcanzar más de 1.000 años de vida y dominar su entorno con una ventaja evolutiva electrificante.
El hallazgo, documentado por un equipo internacional de expertos que estudió más de 90 impactos en la reserva de Barro Colorado, muestra que Dipteryx oleifera soporta los rayos sin sufrir daños significativos. Mientras otras especies cercanas se queman, parten o colapsan, este árbol permanece intacto. De hecho, la descarga que lo atraviesa se propaga a través de sus raíces y ramas, provocando la muerte de hasta diez árboles vecinos en cada tormenta.
Ventaja evolutiva
La razón de su resistencia parece estar en su imponente estructura la cual puede alcanzar hasta 40 metros de altura, con una copa ancha que lo convierte en un blanco ideal. Pero a diferencia de otras especies, su forma le permite conducir la electricidad desde la copa hasta las raíces sin destruir su tejido. Cada impacto elimina lianas parásitas, reduce la competencia por la luz y el suelo, y abre claros que favorecen su crecimiento y reproducción.
Los modelos del estudio, creados por los científicos, muestran que los árboles que han recibido al menos una descarga tienen una tasa de reproducción hasta 14 veces superior a la de los no impactados. A largo plazo, esto se traduce en una vida más larga, una expansión territorial sostenida y un legado genético reforzado.
Esta singular relación con el rayo también tiene consecuencias para el ecosistema que lo rodea. Los árboles que crecen cerca del almendro tienen casi un 50 % más de probabilidades de morir en las décadas siguientes. El resultado es un paisaje en transformación, donde Dipteryx oleifera reina cada vez más dominante.
Un nuevo enfoque
Durante años, los rayos fueron considerados un factor destructivo en la ecología forestal. Sin embargo, este descubrimiento obliga a repensar esa idea. En lugar de actuar únicamente como fuerza devastadora, las tormentas eléctricas pueden convertirse en motores de selección natural que favorecen a especies con adaptaciones insólitas.
Con el aumento de las tormentas eléctricas debido al cambio climático, este fenómeno podría intensificarse. Si especies como Dipteryx oleifera se ven favorecidas por un entorno más electrificado, el equilibrio del bosque podría cambiar, alterando la biodiversidad, los ciclos del carbono y el hábitat de muchas especies animales.