¿Habrá más historias de la 'puta mili'?
Ante el conflicto en Ucrania y con la vista en las europeas, muchos países europeos han recuperado el servicio militar obligatorio y otros como Francia y Alemania estudian opciones. España, por ahora, ni se lo plantea.
"Señoras y señores, se acaba la mili”. Con estas palabras el exministro de Defensa Federico Trillo anunciaba el 9 de marzo de 2001 el fin del servicio militar obligatorio en España. El principal motivo esgrimido fue de carácter militar: el país necesitaba un Ejército profesional, ordenado. Sin embargo, la realidad es que la sociedad española había dado la espalda hacía tiempo a lo que de manera coloquial se llamaba la ‘mili’, o ‘la puta mili’. En el momento de realizar el anuncio, la materialidad del movimiento insumiso y de objetores de conciencia era abrumadora. Tres de cada cuatro personas del último sorteo, que se celebró el 8 de noviembre del año 2000, se acogerían a la objeción de conciencia. La desobediencia antimilitarista marchitó la mili.
Veintitrés años después del final del servicio, España asiste con cierta desgana, acaso mirando de soslayo, al debate que cada vez coge más fuerza en Europa respecto al regreso de la formación militar obligatoria. Poco antes de comenzar la campaña electoral para las elecciones europeas, el líder del Partido Popular Europeo (PPE), no solo apoyó la idea de contar con "el arma nuclear europea", sino que también proyectó la idea de que el servicio militar obligatorio se extendiese por todos los Estados miembros. No es una opinión aislada. La escalada belicista que vive la región, sumada a un contexto global belicoso, han provocado que varios países ya hayan reinstaurado el servicio militar obligatorio y otros se lo estén replanteando.
En Europa, Ucrania recuperó la ‘mili’ en 2012; Lituania, en 2015; Suecia, en 2017; y Letonia, en 2023. En estos momentos, los países europeos que cuentan con un servicio militar obligatorio son Austria, Estonia, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Letonia, Lituania, Noruega, Suecia, Chipre, Suiza, Moldavia y Ucrania. En Alemania, Polonia, Francia, Portugal o Italia está en debate. No así en España, donde la propia ministra de Defensa, Margarita Robles, aseguró hace unos días que no va a pasar. “En absoluto”, manifestó: “No creo que se le haya pasado por la cabeza a nadie”.
La ministra sabía bien de lo que hablaba. En España a nadie se le pasa por la cabeza plantear el regreso de la ‘mili’, pero es que tampoco hay muchos a quienes se le pase por la cabeza defender su país, al menos mediante el uso de las armas. Según un reciente estudio de Gallup International, España es el quinto país del mundo en el que menos personas estarían dispuestas a combatir si hubiera una guerra, solo superada por Italia, Austria, Alemania y Nigeria.
Hay un líder político, no obstante, a quien sí se le ocurrió proponer su recuperación. Lo hizo Santiago Abascal, quien también planteó que en los colegios se cantara el himno de España o, en su defecto y ante la carencia de letra en la marcha, ‘El novio de la muerte’. Pese a pretender su regreso en alguna ocasión, el propio Abascal eludió mediante varias prórrogas el servicio militar obligatorio.
Cuando la ministra de Defensa negó de manera rotunda que el Gobierno pensase de modo alguno recuperar la ‘mili’, empatizó con aquellos países que sí lo están haciendo por su proximidad a Rusia, como pueden ser los estados nórdicos o bálticos. Pero no son los únicos. El tema se discute ya en las principales potencias de la Unión Europea.
En Francia, el presidente Emmanuel Macron propuso su reinstauración en 2018, aunque finalmente lo dejó en lo que llamaron Servicio Nacional Universal (SNU), una suerte de formación civil que busca instituir a las personas jóvenes “en los valores de la República francesa”. Por ahora, es voluntaria, aunque no descarta hacerla obligatoria. Para Macron, el SNU “permitirá que todos los jóvenes de Francia se conviertan en una sola nación”. En Alemania tampoco lo tienen claro. Hace unos meses, el ministro de Defensa, Boris Pistorius, había dejado caer la posibilidad de recuperar el servicio militar obligatorio, aunque ha ido moderando sus posiciones con el paso del tiempo. Estos días, Pistorius descartó una formación militar obligatoria y planteó la opción de incrementar las tropas de su Ejército mediante un plan de recompensas para los jóvenes, como pueden ser el permiso de conducir gratuito o becas y descuentos para sus estudios.
Lo que se busca, más que un servicio militar como a la antigua usanza, es lo que Pere Ortega, investigador del Centre Delàs d’Estudis per la Pau y profesor de Conflictología en la Universitat Oberta de Catalunya, llama “aculturización”. Es decir, una especie de “adoctrinamiento de las personas jóvenes para situaciones de crisis o escenarios de guerra”. El debate responde “a la actitud belicista que impera en Europa desde que se inició la guerra en Europa”. “Lo que quieren es reforzar en los jóvenes la importancia que ahora mismo tiene contar con una buena defensa”, explica Ortega, que también denuncia que traten de instalar “miedo en la población”.
Ortega manifiesta que sí puede existir una diferencia en Europa respecto a los países nórdicos y bálticos. “El mar Báltico es el mar más militarizado de Europa”, cuenta: “Allí están todos, la OTAN, Rusia, esperando el deshielo y vigilando todos los recursos que podrían explotar bajo el hielo”. “Estos países tienen cierto temor a la presencia rusa y que algún país pueda sufrir otro ataque, aunque es algo impensable”, considera: “Rusia sabe que atacar un país de la Unión Europea desencadenaría no solo una guerra europea sino un conflicto mundial y no tienen ningún interés en ello”.
Sobre España, Ortega entiende que el debate apenas tenga implantación por todo el “poso que dejó el movimiento de objetores de conciencia y las personas que se declararon insumisas”. Por ahora, a pesar de Europa y al menos en nuestro país, las ‘Historias de la Puta Mili’ que creó Ivà seguirán siendo solo eso: historia.