Máxima crispación
El fallo sobre García Ortiz eleva la tensión política. Moncloa trata de ahogar los rumores sobre un adelanto electoral: "Estamos siempre con lo mismo".

"La palabra frente al grito, el respeto frente al desprecio y el acuerdo frente a la imposición". La recomendación del jefe del Estado, el rey Felipe, resonó el viernes en el salón del trono del Palacio de Oriente. Escuchándole, las principales autoridades del Estado, reunidas por el cincuenta aniversario de la monarquía. Pero en los corrillos de esa misma audiencia o en los discursos paralelos la protagonista era esa “crispación” de la que el monarca pide que se huya.
Álvaro García Ortiz, aún fiscal general del Estado en ese momento, optó por ausentarse de los actos. Un día antes, el Tribunal Supremo comunicó su decisión de condenarle a dos años de inhabilitación por un delito de revelación de secretos en el caso de Alberto González Amador, la pareja de Isabel Díaz Ayuso. "Vergüenza", verbalizó Patxi López, el portavoz socialista en la Cámara Baja. Los ánimos se caldearon con el paso de las horas en el seno del Gobierno.
"No nos chupamos el dedo", avisó al Supremo Óscar López, ministro socialista. En esencia, lo que traslada en privado el Ejecutivo es que la sentencia es "política" y tiene como objetivo dañar a Pedro Sánchez, que no dudó en decir que García Ortiz era "inocente" antes de la sentencia. "Parte del Poder Judicial ha entrado en el juego, están haciendo todo lo que está en su mano para atacarnos", deslizan en privado estas fuentes gubernamentales.
En público, Sánchez esquivó la cuestión y Félix Bolaños, el titular de Justicia, quiso dar institucionalidad a su respuesta, aunque dejando claro que no comparte la decisión del Alto Tribunal. Si bien, la indignación de Moncloa se filtró desde el primer momento al tiempo que sus aliados, empezando por Sumar, verbalizaban en público lo que ellos decían en privado. "Estamos ante una sentencia política, sin lugar a duda, que no se dirige al fiscal general del Estado, sino que se dirige al Gobierno de coalición progresista", llegó a declarar la vicepresidenta Yolanda Díaz.
"Golpe judicial", afirmaron en Sumar, también otros grupos políticos. En el lado opuesto, Ayuso no dudó en trasladar su satisfacción, pero curiosamente utilizando términos parecidos a algunos dirigentes de izquierda, pero en sentido contrario, al denunciar que lo vivido es "propio de una dictadura". "El presidente es experto en apagar incendios con más gasolina, no sabemos que será lo próximo", dijo, y no dudó en hablar de "guerracivilismo".
Así las cosas, huelga decir que las palabras de don Felipe cayeron en saco roto. Algunos, los socios parlamentarios de Sánchez, no quisieron ni tan siquiera escucharle. Tampoco asistieron a los fastos representantes de Vox, el sostén del PP en varios territorios. "Lo único positivo, por decir algo, es que la tensión política no se traslada en líneas generales en la calle. La gente lo observa con distancia. Si esos mensajes tan crispados calan, entonces tendremos un problema serio", en palabras de quien fue ministro en época de Mariano Rajoy.
¿Elecciones anticipadas?
Sánchez concluyó así una semana muy complicada en lo político, aunque algunos en su entorno quisieron ver en el revés del Supremo sobre García Ortiz como una ventana de oportunidad para victimizarse. Santos Cerdán volvió a copar infinidad de titulares, primero por el nuevo y comprometedor informe de la Guardia Civil y después por su puesta en libertad a la espera de juicio. Y José Luis Ábalos y Koldo García no se quedaron atrás en protagonismo, y ya esperan al jueves para conocer si cambia su situación procesal y van camino de la cárcel.
Un contexto "endiablado", tal y como reconocen en privado en el Gobierno, ante el cual el presidente trata de resistir día tras día. Y de ahí que hayan vuelto a surgir con fuerza los rumores sobre un adelanto electoral. Emiliano García-Page cree que los comicios nacionales serán antes de 2027. "Veo bastante gente calentando por banda". Un diagnóstico que repiten sin cesar desde Podemos, que interpretan que Sánchez convocará usando como percha su incapacidad para aprobar los Presupuestos. PNV tampoco lo descarta.
"Eso es falso, no habrá adelanto. Estamos siempre con lo mismo", se revuelven en Moncloa. Pero Feijóo se resiste a presentar la moción de censura y apunta a las urnas como única salida. "¿Habrá elecciones anticipadas? Sánchez hará todo lo posible por aguantar. No tiene ningún incentivo para hacerlas ahora salvo que no le quede más remedio", repiten en Génova.
En el PP la semana también ha tenido momentos complicados. En la Comunidad Valenciana, contienen la respiración de cara a la votación de investidura del próximo jueves. El candidato, Juanfran Pérez Llorca, traslada en privado que "el pacto con Vox está prácticamente hecho", pero Génova quiere evitar una escenificación de lo acordado que le ponga en apuros. "Saldrá adelante, estamos en los nervios finales", sugieren las fuentes consultadas por El HuffPost. Llorca también será presidente del PPCV, aunque sin pasar por congreso y de forma itinerante.
Más nerviosos están en Andalucía. "Lo de Almería ha sido un mazazo", reconoce un alto cargo autonómico, en relación al caso mascarillas y la caída en desgracia, entre otros, del presidente de la Diputación, Aureliano García. En sectores del PP lo que más preocupa es que este caso de corrupción provoque un nuevo movimiento electoral hacia Vox. "Podemos revalidar la mayoría absoluta pero cualquier error nos puede generar un disgusto".
