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¿Te acuerdas de este vídeo? La peluquería de la DANA un año después: "El ruido de la lluvia ya no es agradable"

¿Te acuerdas de este vídeo? La peluquería de la DANA un año después: "El ruido de la lluvia ya no es agradable"

Las trabajadoras de 'Susanna Estilistes' se encontraban en el interior del negocio el 29 de octubre de 2024 cuando el agua entró arrasando con todo. Sussana explica a El HuffPost cómo fue aquel día y cuál es la situación actual.

La peluquería de la DANA un año después.
La peluquería de la DANA un año después.Sergi González

Susana se encontraba en su peluquería aquel 29 de octubre de 2024. La DANA llamaba a las puertas de su local de Massanassa en forma de agua y el agobio era latente en el interior. Junto a las clientas y empleadas que se encontraban en ese momento, trataron de cerrar la puerta poniendo toallas y lo que encontraban para bloquear el flujo embarrado. No fue suficiente, el agua entró irremediablemente en el interior provocando que saltasen los plomos y que la agonía incrementase entre las presentes. 

"A toro pasado ya me siento hasta un poco afortunada porque dentro de lo que cabe nos rescataron rápido y estamos todos bien. Luego oyes historias por ahí y...", explica a El HuffPost Sussana, dueña del negocio y una de las protagonistas del vídeo de hace un año. 

La DANA embarró y destrozó centenares de hogares y locales a lo largo y ancho de toda la Comunidad Valenciana. "Hasta que salimos teníamos la angustia por no saber lo que nos podíamos encontrar fuera. El agua empezó a entrar poco a poco y cuando nos quisimos dar cuenta la peluquería ya estaba llena", recuerda Sussana de aquel día que dejó un total de 229 muertos y un pueblo que sigue inmerso en una tardía recuperación. 

"Hay gente que sigue mal y que está tocada. Ahora con las lluvias que están viniendo y con las alarmas que han sonado estos días se nos removió a todos. Cuando llueve no estamos tranquilos, el ruido de la lluvia ya no es agradable", reconoce.

Las ayudas, otro de los focos que ha protagonizado la vida de los valencianos en el último año, también ha sido elemento de disputa para intentar reflotar todo aquello que un día se perdió. "La primera ayuda que recibí y una de las mejores fue la de Roig. Las otras también han llegado, pero luego con Hacienda tienes que devolver casi la mitad", afirma la peluquera que señala que todavía siguen sacando barro de lo que produjo aquel día. 

"Yo la peluquería la tengo bien desde el mes de agosto. No podía pintar porque aún me salían humedades, pero hay gente que está peor, que no ha podido reconstruir su casa. Todavía está todo muy mal", reconoce.

Los primeros días después de la tragedia también fueron duros. Tras la inundación de la peluquería y de haber tenido la fortuna de haber salido ilesas de aquella noche de pesadilla, la ayuda tardó en llegar. "Los primeros días fueron fatales. Aquí no venía nadie, tan sólo los voluntarios, pero nos esperábamos que vinieran los bomberos o la UME, que ellos querían venir, pero los primeros tres días estábamos solos", recalca poniendo encima de la mesa la soledad y la angustia que supusieron los primeros días para salir de la tragedia.

Todo ello después de un 29 de octubre en el que la alarma llegó tarde, después incluso de que el agua empezara a rozar los tobillos. "Empezó a entrar el agua entorno a las 6:30 de la tarde y la alarma llegó sobre las ocho y cuarto", explica desde la misma peluquería.

Ante esta situación, a Sussana le basta una palabra para definir a Carlos Mazón, president de la Generalitat: "Asesino". "No puedo decir nada más, es un asesino y que cumpla. Debería estar en la cárcel, ni ayudas ni nada, debería estar en prisión, pero eso no va a pasar", sentencia señalando una gestión que dejó más de 200 muertos en toda la Comunidad Valenciana. 

La peluquería sigue inmersa en el proceso de recuperación un año después y, aunque la lluvia y los recuerdos siguen latentes en la memoria de todos los que estuvieron presentes, son conscientes de la fortuna que tuvieron de que el agua no les llegara al cuello aquel día, de que pudieran salir ilesos de aquella pesadilla y que hoy sigan realizando el mismo oficio en el mismo lugar que se inundó de barro, cada día más limpio. Otros no tuvieron tanta suerte.