Alba Cardalda, psicóloga: "La hiperexigencia lleva muchas veces a procrastinar porque la creencia es que 'si no lo hago perfecto, no lo hago'"
"La mayoría de veces, cuando empezamos a hacer algo, no estamos preparados para hacerlo perfecto. Estamos preparados para empezar de la manera que sea", señala la experta.

A menudo nos proponemos nuevas metas, nuevos proyectos o nos hacemos promesas con la intención de "empezar de cero". Sin embargo, muchos se enfrentan a una barrera silenciosa pero muy poderosa que hace procrastinar: la hiperexigencia. Y no es pereza, ni falta de motivación, como se puede malinterpretar, llegando a sentir culpa. Es, según la psicóloga Alba Cardalda, un miedo profundo disfrazado de perfeccionismo.
"Las personas que son muy exigentes consigo mismas ya desde el minuto uno de querer empezar a hacer algo, lo quieren hacer muy bien, lo quieren hacer perfecto", explica la experta en una entrevista con el programa de TikTok 'El Sentido De La Birra'.
Esta actitud, lejos de impulsarnos, tiende a frenarnos: "Eso, primero, genera un montón de miedo. Entonces ya tenemos esa primera resistencia a empezarlo porque dices: 'ostras, lo tengo que hacer, pero lo tengo que hacer bien. No me sirve de cualquier manera'".
Y aquí comienza el bucle: como queremos hacerlo perfecto y no sabemos cómo, porque nunca lo hemos hecho antes, lo postergamos porque nos da miedo no estar a la altura de nuestras propias expectativas. "La mayoría de veces, cuando empezamos a hacer algo, no estamos preparados para hacerlo perfecto. Estamos preparados para empezar de la manera que sea", señala la psicóloga.
Este fenómeno tiene un nombre claro: procrastinación por hiperexigencia. Y no se trata simplemente de dejarlo todo para mañana, sino de un mecanismo de defensa ante una emoción que preferimos evitar: la frustración.
"Entramos en un bloqueo al que nos ha llevado la hiperexigencia y que nos impide empezar porque sabemos que nos vamos a enfrentar a una emoción que no nos gusta, que es la frustración de no hacerlo como realmente queremos", precisa Cardalda.
La consecuencia es retrasar cualquier nuevo comienzo "porque la creencia es 'si no lo hago perfecto, no lo hago'". Y ahí mueren muchas ideas, proyectos y sueños que jamás llegan a ver la luz.
Cómo vencer la procrastinación
La psicóloga Regina López Riego, confiesa en un artículo para Psicología y Mente que superar la procrastinación es una tarea ardua que requiere "un enfoque multifacético que aborde tanto las causas subyacentes del comportamiento como las estrategias prácticas para cambiarlo". Por ello, sugiere una serie de acciones que pueden ayudar a hacerlo.
- Gestionar bien el tiempo. "Una de las técnicas más efectivas es la gestión del tiempo", afirma López Riego. Esto implica no solo establecer horarios realistas, sino también priorizar las tareas importantes y dividirlas en pasos concretos y manejables. En este sentido, recomienda apoyarse en métodos prácticos como la matriz de Eisenhower, que permite clasificar las tareas en función de su urgencia e importancia. Este sistema ayuda a reducir la sensación de agobio y aumenta la eficacia desde el primer momento.
- Visualización positiva del proceso. Para combatir el miedo al fracaso, la experta sugiere utilizar la visualización como herramienta de motivación: "Podemos visualizarnos a nosotros mismos completando la tarea con éxito y experimentando los beneficios y la satisfacción que conlleva". Eso sí, la clave está en imaginar el proceso, no solo el resultado final.
- Establecer metas claras y alcanzables. Otro error común es abordar grandes tareas como un todo indivisible: "Al dividir una tarea en objetivos más pequeños y concretos, nos resulta más fácil comenzar y mantenernos enfocados en el proceso". Fijar metas específicas y realistas reduce la resistencia inicial y permite avanzar paso a paso, lo que resulta especialmente útil cuando la magnitud del proyecto paraliza.
- Cultivar el autocuidado. "Tomarse el tiempo para descansar, relajarse y cuidar de nuestras necesidades físicas y emocionales puede ayudarnos a reducir el estrés y mejorar nuestro bienestar general", detalla. Lejos de ser una pérdida de tiempo, el descanso adecuado y las pausas conscientes pueden marcar la diferencia en nuestra productividad.
- Practicar la autocompasión. "Tratarnos con amabilidad y comprensión en lugar de castigarnos por procrastinar puede ser transformador", afirma. La autocompasión no implica indulgencia excesiva, sino que "nos permite aceptarnos a nosotros mismos con nuestras imperfecciones y trabajar hacia el cambio de una manera más gentil y compasiva".
