Comparte cómo son los pisos de la ciudad más fría del mundo y revela la pesadilla que viven para ir al baño: "No hay inodoros, recurren a cubos"
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Comparte cómo son los pisos de la ciudad más fría del mundo y revela la pesadilla que viven para ir al baño: "No hay inodoros, recurren a cubos"

Kiun B cuenta en su canal de YouTube el día a día en Yakutsk, donde lo habitual es soportar -40 grados centígrados y pueden llegar a experimentar hasta -71 grados. 

Kiun caminando por su ciudad a casi -50 grados.Imagan canal Kiun B YouTube

Seguro que ya estás repitiendo "qué frío hace" pero cuando leas la experiencia de Kiun B, que vive en la ciudad más fría del mundo, el invierno aquí te parecerá un periodo primaveral. Si esa frase que repites quieres que tenga sentido de verdad, ve a visitarla a Yakutsk, en la república rusa de Yakutia, donde se alcanzan temperaturas de hasta -71 grados centígrados. Capas y capas de ropa para poder salir a la calle, aunque todo es cuestión de acostumbrarse. Kiun te lo cuenta todo en su canal de YouTube, donde ya tiene 380.000 suscriptores. 

"Hola, soy Kiun B y te cuento cómo es un día cualquiera en mi vida. Hoy hace -48 grados". Así comienza su vídeo y pensarás que, comparado con los -71, casi es un día "apacible". Para muchos es un dato casi abstracto; para ella, es literalmente la rutina de invierno.

Vísteme despacio, que no tengo prisa... y me va la vida en ello

Antes de poner un pie en la calle, vestirse es casi una operación militar. "Antes de salir a la calle necesitamos varias capas de ropa especial de invierno". Rodilleras, calcetines de lana de camello, pantalones acolchados, una chaqueta ligera y otra de plumas con grueso aislamiento: cada capa es una barrera contra un frío que no perdona. Mantener cabeza, manos, pies y cuello calientes, "es crucial", porque bastan unos minutos fuera para que la piel empiece a dar señales de alarma.

Las propias infraestructuras están diseñadas como una especie de escudo permanente contra el clima. Kiun vive en un bloque de pisos con doble puerta de acceso: "en Yakutia es normal tener dos o incluso tres puertas para impedir que entre el frío". Las carreteras, los edificios y los servicios están pensados para funcionar por debajo de los -50 o incluso -70 grados, con calefacción central 24/7 en la mayoría de los apartamentos de hormigón.

Pero la realidad cambia radicalmente en los barrios más humildes y en las viejas casas de madera de las afueras. Ahí es donde aparece el verdadero choque para cualquiera que dé por sentado algo tan básico como abrir un grifo o tirar de la cadena. Kiun lo resume sin adornos: "la vida en estos pisos de madera es increíblemente difícil, la mayoría carece de fontanería moderna, por lo que no hay duchas ni aseos en su interior".

Te quedarás helado de cómo van al baño

En pleno invierno, con el termómetro rondando los -50, ir al baño deja de ser un gesto mecánico y se convierte en un pequeño desafío físico. Los residentes se ven obligados a usar letrinas exteriores, auténticas casetas heladas al otro lado del portal. Y cuando el cuerpo no aguanta la idea de cruzar el patio en mitad de una noche gélida, la solución es aún más dura: "muchos recurren a cubos para ir al baño que luego tienen que llevar fuera para vaciarlos". Es decir, la "fontanería" son sus propias manos, cargando esos cubos a la intemperie con temperaturas en las que el aliento se congela al hablar.

La falta de aislamiento se nota también dentro de casa. Aunque estos pisos de madera disponen de calefacción central, "el aire frío se cuela por los huecos de las ventanas y las paredes, lo que dificulta mantener el calor incluso dentro de casa". Capas de ropa, mantas extra y habitaciones cerradas son la diferencia entre pasar frío… y no poder dormir.

La experiencia de dar un paseo: más vale no llorar

Fuera, el entorno no da tregua. Kiun B muestra cómo, después de apenas unos minutos en la calle, la piel de la nariz empieza a blanquearse: "como puedes ver, la piel de mi nariz está empezando a ponerse blanca es el primer signo de congelación". En otro recuerdo de su infancia, cuenta que esperando al autobús, sus "lágrimas se congelaron y se convirtieron en pequeños carámbanos". Es una imagen que resume bien hasta qué punto el frío extremo condiciona cada gesto.

Pero eso no impide que no haya vida por las calles. Las ciudades no se detienen, incluso en estas condiciones extremas. Los centros comerciales y cines funcionan como refugios climáticos y sociales: la gente deja sus pesados abrigos en los armarios de entrada, pasea, se reúne con amigos o simplemente mata el tiempo lejos del hielo. Con actividades al aire libre limitadas durante meses, esos espacios se convierten en una segunda sala de estar para miles de personas.

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Soy redactor de El HuffPost España y escribo sobre todo lo que te interesa ciertos días de diario y cada fin de semana, desde política a sociedad, curiosidades o esa última hora que te puede sorprender.

 

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Mi trayectoria

Nací en Valladolid, donde estudié Periodismo y Comunicación Corporativa, pero me trasladé a Madrid, donde realicé un máster en comunicación corporativa en ESERP. Sin embargo, lo que más me gusta es escribir, aprender y escribir. He colaborado en varios medios digitales como redactor y editor (Grupo Merca2, Infodefensa, Business Insider…), así como coordinación de colaboradores y responsable de uno de los portales informativos de Merca2. Además, tengo mucho cariño a mi hobby de escribir críticas de cine desde hace varios años, mi gran pasión. ¿Las otras? Literatura, tecnología, economía e historia, y el deporte.

 


 

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