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Compra un scooter submarino con toda la ilusión y el golpe de realidad llega a los 5 minutos: "¿Y si se agota en medio del mar?"

Compra un scooter submarino con toda la ilusión y el golpe de realidad llega a los 5 minutos: "¿Y si se agota en medio del mar?"

Muchos usuarios denuncian que estos dispositivos no cumplen con lo que promete su publicidad.

Imagen de archivo de un hombre utilizando una moto acuática bajo el agua.Getty Images/iStockphoto

El creador de contenido italiano @rulli_ce_official ha logrado convertir su decepción tecnológica en un fenómeno global. Su vídeo, que muestra a un scooter submarino escapando de su dueño en lugar de remolcarlo ha provocado carcajadas, empatía y una oleada de comentarios que revelan la frustración de muchos usuarios con estos dispositivos acuáticos.

El nadador se encuentra en la orilla de la playa tratando de usar su scooter submarino, pero el aparato decide emprender su propio viaje, alejándose mientras su propietario queda inmóvil en el agua. Aunque el hombre subió otro vídeo en el que si está siendo remolcando por el scooter, los comentarios de sus seguidores fueron muy críticos con el aparato, centrándose en su escasa autonomía y bajo rendimiento real.

"Dura 12 minutos antes de necesitar una carga de 3 horas", escribe un usuario decepcionado. "La batería dura 5 minutos", denuncia otro. "La mayoría de quienes anuncian estos productos nunca los muestran en uso real. Podría atarme las manos y los pies y aún así podría correr más rápido que este aparato en el agua", resume un tercero.

Una realidad muy alejada de lo prometido

Los scooters submarinos baratos, muy populares en tiendas online, rara vez alcanzan las cifras que prometen. Pruebas independientes indican que su velocidad real oscila entre 2 y 3 km/h, con una autonomía efectiva de apenas 15 a 30 minutos. Su potencia de motor, de 300 a 400 vatios, resulta insuficiente para remolcar a un adulto de más de 70 kilos, y el tiempo de carga puede llegar a cuatro horas.

"¿Y si la batería se agota en medio del mar?", plantea un usuario. Una duda que resume la inseguridad que generan estos aparatos cuando se usan más allá de una piscina.

De esta forma, más allá de la risa, el fenómeno deja una lección valiosa: desconfiar de las promesas milagrosas y consultar reseñas reales antes de invertir en tecnología barata. El mar que "se traga" el scooter se convierte, casi sin querer, en una metáfora perfecta del destino de muchos gadgets que prometen demasiado y ofrecen muy poco.

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