Despiden a un trabajador tras cronometrar con exactitud los minutos que se pasaba en el baño: “Inapropiado”
Los tribunales alemanes han establecido que los abusos reiterados (como ausencias prolongadas o uso del baño para otros fines, como hacer llamadas personales o revisar el móvil) pueden considerarse incumplimiento del contrato.
Pasar varios minutos en el baño durante la jornada laboral puede parecer algo cotidiano, pero en Alemania un caso reciente ha demostrado que no siempre lo es. Un trabajador fue despedido sin previo aviso después de que su empresa considerara excesivas sus pausas para ir al servicio. El asunto, difundido por el medio alemán Focus a partir de informaciones del portal suizo Blick, ha reavivado el debate sobre hasta qué punto los empresarios pueden controlar el tiempo de sus empleados en el baño.
Cuarenta minutos por visita, tres veces en una semana
Según la carta de despido (cuya imagen se difundió en redes sociales), el empleado dedicó entre 42 y 48 minutos al baño en tres jornadas distintas dentro de la misma semana, a finales de septiembre de 2025. El documento, redactado con sorprendente detalle, especificaba incluso las horas exactas de cada pausa. “A pesar de las advertencias previas, se produjeron repetidos casos de pausas para ir al baño inapropiadamente largas durante la jornada laboral”, señalaba el texto remitido por la empresa.
El despido se basó en el artículo 626 del Código Civil alemán (BGB), que permite la terminación inmediata del contrato por “justa causa” si existe un incumplimiento grave de las obligaciones laborales. En este caso, las largas ausencias se consideraron una falta grave, ya que, según el empleador, provocaban “retrasos” y “sobrecarga de trabajo para otros compañeros”.
Un derecho básico con límites
En principio, ir al baño forma parte de las necesidades fisiológicas del ser humano y, por tanto, no puede restringirse arbitrariamente. Las pausas razonables están protegidas por la legislación laboral. Sin embargo, los tribunales alemanes han establecido que los abusos reiterados (como ausencias prolongadas o uso del baño para otros fines, como hacer llamadas personales o revisar el móvil) pueden considerarse incumplimiento del contrato.
No es la primera vez que un caso similar genera debate en Alemania. En 2010, el Tribunal de Distrito de Colonia determinó que permanecer más de 30 minutos en el baño durante el trabajo no justifica ni siquiera una reducción salarial, siempre que el empleado no esté abusando del tiempo de manera intencionada. Aun así, la jurisprudencia deja cierto margen a las empresas si pueden demostrar que el trabajador utiliza estas pausas para actividades ajenas a su puesto.
Entre el control y la confianza
En la práctica, el despido sin previo aviso (la sanción más severa del derecho laboral alemán) solo suele aplicarse en casos extremos o tras repetidas advertencias. La ley obliga a las empresas a justificar de forma exhaustiva que la conducta del trabajador supone una pérdida de productividad o un perjuicio económico.
El caso ha abierto un intenso debate en redes sociales y medios alemanes sobre la intimidad en el entorno laboral y el equilibrio entre la productividad y los derechos básicos. Aunque cada persona acude al baño entre cuatro y ocho veces al día, según las estadísticas, parece que no todos los minutos cuentan igual cuando se trata de trabajo.