El pasado 21 de abril por la mañana, uno de los guardias del Museo Kretinga se llevó un susto enorme cuando escuchó que el ascensor empezaba a funcionar a primera hora de la mañana, algo que no le hizo ninguna gracia, por lo que contactó rápidamente con seguridad. 

Cuando los servicios de seguridad y la policía acudieron a la calle Vilniaus, justo donde está el museo, sobre las cinco de la mañana, detectaron la presencia de un joven que entró ilegalmente en el recinto, por lo que procedieron a su detención. 

El hombre, de 24 años, entró al museo por razones que se desconocen por la entrada habilitada para personas con discapacidad, aprovechando un corte de luz que sufrió el museo que facilitó su acceso. 

Según el periódico Vakuru Ekspres, el vigilante escuchó el ruido del ascensor de las personas con discapacidad, por lo que decidió inmediatamente llamar a los agentes. 

Por ahora, se está estudiando el objetivo de la persona que accedió y el sospechoso ha sido puesto bajo custodia judicial, aunque es cierto que no llegó a robar nada ni dañar nada del interior del recinto.