El remedio definitivo contra el calor: lo dice la ciencia y es muy español

El remedio definitivo contra el calor: lo dice la ciencia y es muy español

Más de una persona entonará un sonoro: "¡Lo sabía!".

Las piernas de una persona sobre un sofá mientras que su calzado permanece en el suelo.Getty Images/iStockphoto

Se aproximan los últimos días de agosto y el calor no remite. Ni hay alivio ni se espera, las noches siguen siendo tórridas y las temperaturas no dejan de aumentar. Se ha hablado mucho de los remedios frente al calor, pero hay uno sobre el que la ciencia ha puesto el foco en los últimos años... y a más de una persona le va a resultar una delicia.

´La ciencia, tras estudiar el impacto del calor extremo en las zonas del norte de Australia, una de las zonas más calurosas del mundo, ha sacado una serie de conclusiones de las que se hace eco el medio de divulgación científica The Conversation

Después de comprobar que a pesar de que los aires acondicionados proliferaban mucho más que en décadas pasadas en el norte de la inmensa isla Australiana, las muertes asociadas al calor no habían dejado de aumentar conforme pasaban los años. Sin embargo, si se miraban los datos con detalle, esto el efecto de las altas temperaturas variaba según la población, existiendo una incidencia mortal de las altas temperaturas en la población de ascendencia europea que en aquella que ligaba sus raíces a las culturas aborígenes.

Un posible remedio muy español

El aire acondicionado entre la población aborigen no es tan común en el norte de Australia, según el informe, y esa es una de las claves. El cuerpo humano, prosigue el documento, precisa adaptarse poco a poco al calor para poder sobrellevar mejor la temporada estival, algo que con aire acondicionado se hace más difícil y que produciría directamente un empeoramiento de salud por parte de la población con ascendencia europea.

Sin embargo, el resto de población combatía el calor sin aire acondicionado mediante un remedio que podría considerarse 'Made in Spain': la siesta. Durante las horas de más calor, la población de ascendencia aborigen aprovecha para resguardarse en casa para evitar el sol directo, pero el hecho de no tener aire no les libra del todo del calor.

De esa manera, el organismo consigue adaptarse poco a poco a las altas temperaturas y evitar un colapso traducido en golpes de calor que puedan conllevar problemas de salud grave. Por tanto, las siesta podría ser un remedio ideal para tratar de refugiarse en las horas más calurosas del día y, al mismo tiempo, facilitar la adaptación al clima.