Las patatas fritas ideales serían descritas por la mayoría como saladas y crujientes. Sin embargo, esto último puede resultar difícil de conseguir a veces. Afortunadamente, este desafío se puede lograr añadiendo harina de trigo, un sencillo que muchos chefs usan para obtener un resultado perfecto.

A diferencia de lo que se suele pensar, la harina no hace que las patatas queden pesadas o pastosas. Por el contrario, crea la capa ideal para obtener una textura ligera y crujiente. Este método, conocido como el de las "tres cucharas", consiste en espolvorear cada trozo de patata con una fina capa de harina mezclada con sal y especias al gusto.

El proceso de elaboración es muy sencillo:

El resultado es espectacular, ya que se logra una corteza dorada, aireada y crujiente que encierra una patata suave y jugosa por dentro. Tras freírlas, escúrrelas sobre papel absorbente y sírvelas calientes. Gracias a este sencillo pero eficaz truco, tus patatas fritas pasarán de ser un acompañamiento común a una verdadera delicia gastronómica.

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