España saca 45 millones de la caja fuerte para robar los talentos que desprecia Donald Trump
El Gobierno quiere pescar en río revuelto y se lanza a por científicos que están hartos de los recortes que está aplicando la Casa Blanca en Estados Unidos.
España ha visto una oportunidad y ha pisado el acelerador. El programa ATRAE, con el que el Gobierno lleva tiempo intentando seducir a investigadores de alto nivel, sube de categoría: 45 millones de euros para fichar talento internacional, con la mira puesta en Estados Unidos, donde muchos científicos se están cansando del desprecio que reciben de la Casa Blanca y de los recortes que está aplicando la segunda Administración Trump.
"La administración de Donald Trump está despreciando a sus investigadores", ha dicho sin rodeos la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant. Y si allí les dan con la puerta en las narices, aquí se les abre de par en par. De hecho, todos los proyectos que lleguen desde territorio estadounidense hacia el español tendrán una ayuda extra de 200.000 euros, además del millón que ya reparte de media entre los elegidos.
La nueva convocatoria de ATRAE, un programa desarrollado en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación, empieza el próximo mes de mayo, la coordina la Agencia Estatal de Investigación y busca atraer a 45 científicos que tengan una trayectoria contrastada. Para entrar en la lista de proyectos candidatos, se requiere un período de investigación fuera de España de, al menos, cinco de los últimos seis años, o formar parte del 10% más top del mundo en su campo de investigación.
El programa prioriza áreas tan estratégicas como el cambio climático, la inteligencia artificial, la exploración espacial o la gestión del agua. “Los beneficiarios tienen que ser líderes de investigación en diferentes áreas estratégicas”, ha insistido la ministra. Además, el plan no se queda solo en tirar de chequera: los centros que reciban a estos investigadores tendrán que garantizarles una plaza estable una vez termine el contrato inicial, que puede durar hasta cuatro años.
Morant lo ha dicho así: “El mundo se dirime entre dos caminos opuestos: el negacionismo de la ciencia y de la prosperidad o el de la democracia respaldada por la evidencia científica”. Y España, dice, lo tiene claro.
La ampliación del presupuesto también se entiende como un paso más dentro de la hoja de ruta científica del Gobierno, que busca reforzar la autonomía tecnológica del país e impulsar un modelo económico basado en el conocimiento. Desde que se puso en marcha en 2023, ATRAE ha traído a 58 investigadores: más de la mitad españoles que han vuelto tras años fuera, y el resto llegados desde una quincena de países distintos.
El momento, además, no puede ser más propicio. En EE. UU., el ambiente entre científicos está más que caldeado. Más de 2.000 firmaron una carta abierta advirtiendo del frenazo que están sufriendo numerosos proyectos y del riesgo de perder el liderazgo internacional. Y por si había dudas, la revista Nature publicó una encuesta demoledora: el 75 % de los encuestados se está planteando hacer las maletas.
España quiere estar en su itinerario. “La apuesta sin precedentes del Gobierno español por la investigación ha contribuido de forma determinante a la autonomía tecnológica y energética y al crecimiento económico y del mercado laboral”, ha zanjado Morant.