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La ciencia tiene una explicación de por qué el tiempo vuela cuando te diviertes

La ciencia tiene una explicación de por qué el tiempo vuela cuando te diviertes

La forma en que percibimos el paso de los minutos depende de nuestras expectativas.

Una familia se divierte en un parque acuáticoGetty Images

Nuestro cuerpo tiene su propio reloj biológico para marcar las horas a su manera, que tiene mucho que ver con la forma en que el cerebro interpreta lo que nos está pasando, especialmente si nos está gustando. Así, la forma en que percibimos el paso de los minutos depende de nuestras expectativas. El cerebro puede imaginar la probabilidad de que algo va a ocurrir, Aunque, para ello, tiene en cuenta diversos horizontes. Por ejemplo, en un libro, los horizontes están al final de cada sílaba, al final de cada palabra, al final de cada frase, etc. 

Es decir, que el tiempo avanza en función de cómo anticipamos esos horizontes, según ha explicado el neurocientífico en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia (EE UU) Michael Shadlen en la publicación Muy Interesante.

Lo que nos ocurre es que cuando estamos muy concentrados en algo, el cerebro anticipa desde una perspectiva amplia y ve tanto el horizonte más cercano como el más lejano. Por eso nos parece que los minutos pasan volando. Sin embargo, cuando estamos aburridos, como decíamos antes, anticipamos los horizontes más cercanos —como el final de una frase, en vez del final de la historia—. Estos horizontes no se perciben como una unidad interconectada, y eso nos da la sensación de que el tiempo se enlentece.

Aunque no hay un solo punto del cerebro que sea responsable de esta percepción. Según este experto, cualquier área que dé lugar a un pensamiento consciente puede estar involucrada en la tarea.

Es más, en uno de los primeros estudios que intentó explorar este fenómeno, realizado por el neurocientífico David Eagleman y realizado con voluntarios, demostró que, aunque las personas sentían que el tiempo había transcurrido más despacio, no eran realmente capaces de procesar más información de lo habitual. 

Ya Eagleman explicó que lo que pasa es que durante estos eventos el cerebro forma recuerdos más densos y detallados, y al ser rememorado, da la ilusión de que el momento fue más largo. Y la adrenalina tiene un papel fundamental, ya que al liberarse en situaciones extremas, activa el sistema nervioso simpático y potencia diversas funciones cognitivas, como la atención y la percepción visual. En estos estudios se ha demostrado, además, que el campo visual se amplía, se reducen los movimientos oculares y se incrementa la capacidad de concentrarse en estímulos concretos.

En realidad, todo esto es una estrategia evolutiva creada por nuestro cerebro para aumentar las probabilidades de supervivencia. Pero, la realidad al final es que se tratasólo de una percepción, porque el el tiempo, lógicamente sigue su curso normal. Otra cosa es cómo nosotros vivimos las cosas que nos pasan, lo que es también muy importante para el sentido de nuestra vida, nuestro estado de ánimo y nuestra salud.

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Soy redactora en HuffPost España, donde escribo de temas sociales y estilo de vida.

 

Sobre qué temas escribo

Hablo cada semana sobre varios temas en los que nos aporta una nutricionista sus consejos para llevar una vida saludable, sigo los temas de okupaciones en todo el mundo e intento reflejar cómo los problemas y las buenas noticias nos afectan ya de forma global con ejemplos de casos de particulares y poniendo el foco en especial en estudios científicos que demuestren todos los avances que estamos viviendo.

 

Mi trayectoria

Estudié Periodismo en la Universidad Complutense e hice el Máster de Periodismo de la UAM/ELPAÍS, así como el de desarrollo de directivos de PRISA y el IESE. He sido jefa de diversas secciones en EL PAÍS, después, directora de comunicación en diversos organismos, pero, sobre todo, lo que me gusta es escribir. Por eso estoy aquí, para contar historias y buscar temas exclusivos para los lectores. Antes de todo esto, mi especialidad fue durante años la educación. Soy madrileña, de padre catalán y abuelos vascos y de las dos castillas, por lo que me siento de toda España y no entiendo tanta confrontación. Y, sobre todo, me considero muy europea. He recibido el Premio de Periodismo de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, así como el Premio de Periodismo Educativo Esteban Barcia. He escrito un par de libros sobre El papel de los padres en el éxito escolar de los hijos.

 


 

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