Lleva dos años sin ver al vecino, empieza a anotar quién entra y sale de su casa y lo que descubre la lleva a la frustración
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Lleva dos años sin ver al vecino, empieza a anotar quién entra y sale de su casa y lo que descubre la lleva a la frustración

El hombre alquilaba su hogar y había inquilinos que estaban constantemente haciendo fiestas y ruido. 

Una calle residencialGetty Images

Una mujer de Dinamarca, Eleonora Nilsson, se ha hecho viral después de contar el problema que lleva enfrentando durante meses con su vecino, el cual ha puesto su casa en alquiler. Según defiende la mujer, lleva sin ver al dueño de la casa más de dos años. A quien sí ve (y oye), tal y como señala, es a sus inquilinos, quienes no paran de entrar y salir, así como de hacer ruido y fiestas, lo que le resulta bastante molesto. 

"Es completamente normal hacer una fiesta o una barbacoa con los amigos de vez en cuando. Sobre todo en verano. Pero también ocurre en la vida cotidiana, cuando los niños van al colegio o uno mismo va a trabajar", señala a un medio local, al tiempo que agrega que "cuando se trata de una casa de alquileres para turistas, nunca hay descanso". 

Y es que, tal y como Nilsson explica, la normativa local recoge que las viviendas solo pueden alquilarse un máximo de 70 días al año, algo que su vecino, según defiende, no respeta, lo que le ha llevado a apuntar en su libreta cada entrada y salida. 

"Lo anoto en mi teléfono cada vez que hay alguien. Pero a veces estoy de vacaciones, en un festival o en el trabajo, así que la cifra puede ser aún mayor", comenta la mujer, que incluso intentó reservar la propiedad. "Entonces me dijeron: '¡Qué suerte! Esta propiedad suele estar completa", afirma.

Una de las cosas que recalca la afectada es que los inquilinos que acuden a la vivienda no respetan las normas de convivencia, hacen fiestas y ponen la música "a todo volumen". "El público a la que va dirigida la casa no es el tipo de turistas que van de viaje por Copenhague. Es una villa de fiesta donde se pasan el día en el jardín con cócteles y música a todo volumen", agrega. "Y el jardín da directamente a mi casa, así que todo muy cerca de nuestro dormitorio". 

Además, aunque ha intentado contactar con el dueño de la casa, a quien no ve desde hace años, las veces que lo ha conseguido las conversaciones no han resultado nada fructificas. El punto de inflexión llegó un día cuando, tras encontrarse con ellos, les contó el tema de las fiestas, algo que el dueño negó bajo el argumento de que no había nadie en aquella casa esa noche. 

La mujer espera que el asunto se solucione rápido y lamenta la situación. "No puedes decidir cómo deben usar su casa los demás. Pero quiero que se respeten nuestras reglas. Ahora hay que revisarlo y revisarlo pronto", concluye finalmente. 

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