Luz verde al plan de China para decir adiós al petróleo con el plástico como inesperada pieza clave
En un contexto de búsqueda urgente de alternativas más limpias y eficientes.

En plena carrera por reducir la dependencia global del petróleo, la industria química vive un momento de cambio acelerado: tecnologías antes relegadas al laboratorio empiezan a mostrar que es posible obtener materiales esenciales sin recurrir al oro negro. En este contexto de búsqueda urgente de alternativas más limpias y eficientes, China acaba de dar un paso decisivo en marcar el rumbo hacia una nueva etapa.
El Gobierno chino ha respaldado un ambicioso plan industrial que pretende reducir la dependencia del petróleo en la cadena petroquímica poniendo al plástico en el centro de la transición. Un equipo de investigadores ha demostrado que este material podría obtenerse de forma mucho más eficiente a partir de gases. Concretamente, a partir de gas de síntesis (syngas): una mezcla de hidrogeno y monóxido de carbono.
Dicho estudio, que ha sido publicado en la revista Science, muestra que el nuevo método no solo elimina la necesidad de usar petróleo crudo en la fabricación de olefinas (los compuestos básicos del plástico y el caucho), sino que también aumenta sustancialmente el rendimiento en comparación con los procesos actuales. En definitiva, han descubierto cómo transformar el gas de síntesis en una fuente viable de materiales esenciales en la producción moderna.

Beneficios económicos y sociales
La llave tecnológica del plan es un catalizador de hierro modificado con sodio, capaz de acoplar la reacción de conversión de syngas a olefinas con la reacción water-gas shift (WGS). Esa configuración transforma inmediatamente el agua generada en hidrógeno reutilizable dentro del mismo reactor, lo que eleva la “economía de hidrógeno” del proceso a niveles muy superiores a los de las rutas actuales basadas en metanol.
¿Cuáles son los beneficios de este nuevo método? La ruta directa entre syngas y las olefinas reduce considerablemente el consumo de vapor, disminuye las aguas residuales y limita las emisiones de CO y CO₂ en comparación con la cadena tradicional. En cifras concretas, The Independent recoge que la nueva tecnología puede reducir la generación de residuos en torno a un 46% y que el catalizador mostró estabilidad operativa en ensayos prolongados.
El impacto económico y social sería enorme: las olefinas son la base de neumáticos, embalajes, textiles, detergentes y múltiples polímeros que se usan a escala masiva. Sustituir la fuente de carbono podría rebajar la exposición del sector a las fluctuaciones del petróleo y abrir una vía para descarbonizar parte de la cadena si el hidrógeno empleado procede de renovables. Si la prueba de escala confirma los resultados de laboratorio, la industria petroquímica podría entrar en una nueva era menos atada al petróleo.
