Nadie ha durado más de 45 minutos en esta habitación: el lugar más silencioso del mundo donde, de repente, eres el silencio
Se trata de una cámara anecoica situada en el Orfield Laboratories, en el estado estadounidense de Minnesota.
Entrar en una habitación y sentir que el silencio te envuelve hasta el punto de oír tu propio cuerpo funcionar no es una metáfora. Es una experiencia real que tiene lugar en Minneapolis y que ha sido descrita recientemente por el medio rumano Libertatea, que recoge testimonios y datos sobre lo que hoy se considera el lugar más silencioso del planeta.
Se trata de una cámara anecoica situada en el Orfield Laboratories, en el estado estadounidense de Minnesota. Allí se ha registrado un nivel de ruido de menos 24,9 decibelios, una cifra que no solo pulveriza récords anteriores, sino que se sitúa muy por debajo del umbral de audición humana, que comienza en los cero decibelios. El récord ha sido validado oficialmente por el Libro Guinness de los Récords.
La sensación que describen quienes entran es inquietante. En ausencia total de sonidos externos, el cuerpo se convierte en la única fuente audible. Algunas personas aseguran escuchar el latido de su corazón, el flujo de la sangre, el crujido de las articulaciones o incluso la respiración amplificada. Según Steven Orfield, fundador del laboratorio, “la forma en que uno se orienta en una habitación depende de los sonidos que escucha al caminar. En la cámara anecoica no existen esas referencias”. En declaraciones recogidas por medios estadounidenses, lo resume de forma aún más clara: “Cuando hay silencio, tus oídos se adaptan. Cuanto más silenciosa está la habitación, más oyes. En esta sala, te conviertes en el sonido”.
Antes de este récord, el protagonismo lo tuvo una cámara similar situada en la sede de Microsoft, en Redmond, Washington. Allí el nivel de silencio alcanzaba los menos 20,3 decibelios. El ingeniero Hundraj Gopal explicó que solo pudo permanecer 45 minutos en su interior antes de sentirse mareado y desorientado. “Nuestros oídos están constantemente sometidos a una presión sutil por los ruidos cotidianos. En una cámara anecoica, esa presión desaparece de golpe y el cuerpo tiene la sensación de flotar en un vacío sensorial”, explicó.
La cámara de Minneapolis está revestida por completo de estructuras de fibra de vidrio con forma de cuña que absorben cualquier onda sonora. No hay eco, ni reflejos, ni referencias espaciales claras. Tras unos 30 minutos, muchas personas pierden el equilibrio o sienten ansiedad. Por eso, aunque hay curiosos que la reservan para meditar o experimentar el silencio extremo, nadie suele aguantar demasiado tiempo.
Estas instalaciones no se diseñaron como atracciones. Se utilizan principalmente para investigación científica y tecnológica. La NASA las emplea para estudiar la privación sensorial, y numerosas empresas prueban allí si sus productos emiten ruidos indeseados. Una cámara anecoica es, en esencia, un espacio creado para eliminar cualquier reflejo acústico. El término procede del griego antiguo y significa literalmente “sin eco”.