Ramiro, español paciente de TOC: "Puedo desayunar un número de magdalenas, pero tiene que ser múltiplo de 2"
“Yo no soy capaz de elegir nada”.

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es una afección caracterizada por un patrón persistente de pensamientos no deseados, es decir, obsesiones que generan ansiedad y llevan a la persona a realizar conductas repetitivas para aliviar ese malestar. El tratamiento temprano es clave para evitar que el trastorno se agrave con el tiempo.
Según la Clínica Mayo, este círculo vicioso puede interferir gravemente en la vida diaria, consumir tiempo, generar sufrimiento emocional y deteriorar las rutinas, la calidad de vida y las relaciones personales. Aunque su origen no está del todo claro, influyen factores biológicos, genéticos, de aprendizaje y acontecimientos vitales estresantes.
En España, Ramiro, un señor diagnosticado de TOC, ha descrito públicamente en un vídeo de Youtube en la cuenta @DiegoRevueltaTV cómo su vida cotidiana está completamente condicionada por estas compulsiones. Una de las más llamativas afecta incluso a algo tan simple como desayunar magdalenas.
La vida de Ramiro con TOC
“Yo no soy capaz de elegir nada”, explica. “Puedo desayunar un número de magdalenas, pero ese número tiene que ser múltiplo de 2. Si como cuatro y me quedo ahí, bien. Pero si voy a coger otra magdalena, no podría porque sería cinco. Tendría que coger cuatro más. Entonces ya serían ocho, y de ahí, si quiero seguir comiendo, tendría que pasar a 16”.
Ramiro detalla que no puede, por ejemplo, comer nueve magdalenas: “A ocho llegas, pero para llegar a nueve tendría que comer 16". Para él es imposible detenerse en números que no encajan con su regla mental.
Lo que para cualquier persona sería una simple decisión, como coger o no otra pieza de bollería, se convierte para él en un ritual rígido, ineludible, alimentado por la ansiedad. Y no se limita solo a la comida: “Esta norma del múltiplo se aplica a muchas cosas”.
Una vida sin control
Las compulsiones pueden tomar el control incluso en acciones insignificantes, afectando la autonomía y generando frustración o vergüenza, sentimientos frecuentes entre quienes conviven con este trastorno.
Los expertos recuerdan que, aunque el TOC es complejo, el tratamiento psicológico, como la terapia cognitivo-conductual con prevención de respuesta, y, en algunos casos, la medicación, pueden mejorar significativamente la vida de quienes lo padecen.
