Un ingeniero y un licenciado en derecho abandonan sus trayectorias para ir al campo a salvar una uva del siglo XVI
Del currículum al cultivo.

Podrían haber seguido acumulando powerpoints, trajes caros y cafés de 3 euros en Milán. Pero no: Davide Zoppi, abogado de formación, y Giuseppe Luciano Aieta, ingeniero con máster en finanzas, decidieron un día que lo suyo no era escalar en la empresa... sino por terrazas con cepas abandonadas.
Y así, entre maleza, piedra seca y caminos que harían sudar a una cabra, esta pareja dejó atrás la vida urbana para dedicarse a una misión insólita: rescatar una uva del siglo XVI, olvidada incluso por los más eruditos enólogos. Suena a episodio de “Indiana Jones y la vid perdida”, pero es una historia (muy) real. Y con vino de por medio, claro.
En 2017, fundaron Ca’ du Ferrà, una bodega en Bonassola (La Spezia), en plena Riviera Ligur. Lo que al principio parecía una idea romántica (léase: de locos), terminó siendo un proyecto serio, sabroso y, ahora, premiado: el dúo ha sido nombrado Jóvenes Productores del Año por la Guía de Vinos Italianos de Gambero Rosso.
Desde su pequeño rincón con vistas al mar y al sudor, producen unas 30.000 botellas al año, cuidando cada cepa como quien cría bonsáis con nombre propio. Su joya más premiada es el Luccicante, un Vermentino que lleva dos años consecutivos ganando el codiciado Tre Bicchieri. Y eso, en el mundo del vino, es como llevarse el Oscar... con denominación de origen.
¿Y la uva del siglo XVI?
Se llama Ruzzese, y no, no es un nuevo DJ techno. Es una variedad blanca autóctona de Liguria que había quedado más olvidada que tu contraseña de correo electrónico. Pero Davide y Giuseppe, con más pasión que sentido común (en el buen sentido), decidieron darle una segunda vida.
Primero la convirtieron en un vino dulce llamado Diciasettemaggio, en honor a las técnicas de antaño. Pero en 2023 fueron más allá: elaboraron un vino blanco seco llamado Zero Tolleranza per il Silenzio. Nombre que suena a protesta estudiantil, y de alguna forma lo es.
"Este vino es nuestra manera de romper el silencio", explican. "Queríamos que cada botella fuera una voz, un gesto de rebelión contra la indiferencia." Y vaya si lo lograron.
