Una cuerda atrapa a la ballena en el fondo del mar, las orcas acechan, aparece la 'pareja' y llega la esperada ayuda
Una misión "desafiante y difícil" para los rescatistas.
Una operación "desafiante y difícil" para salvar a una ballena. A unos 800 kilómetros de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), tras una alerta de una organización benéfica, las autoridades se presentaron para rescatar a una ballena en apuros. El Instituto de Prensa de Rescate Marítimo (NSRI) relata cómo la misión se complicó por la presencia de una manada de orcas.
Según publica el diario estadounidense Miami Herald, que ha tenido acceso al comunicado del organismo, los rescatistas encontraron "una gran ballena jorobada enredada en una cuerda de pesca, arrastrando una boya de flotación, que parecía estar anclada al fondo marino". El animal, "tenía espacio para moverse y nadaba en amplios círculos", lo que confirmó que estaba anclada por una de estas líneas de pesca.
Tal y como reza la publicación, tras concretar la ubicación, las autoridades comenzaron a liberar al animal. Sin embargo, la situación dio un giro inesperado. Otra ballena jorobada, que se cree que es su pareja, inundó la escena junto a otras de la misma especie. "Probablemente, estaban preocupadas por el bienestar de la enredada", asegura el comunicado.
De acuerdo a la información difundida, estas tres ballenas se colocaron entre la ballena enredada y la embarcación de rescate: "un desafío para la misión". No obstante, el capitán logró maniobrar alrededor de los animales y comenzar a cortar el hilo de pescar anudado. Mientras tanto, "al menos 5 orcas llegaron a la escena", cuentan.
Las orcas suponen una amenaza para las ballenas jorobadas, ya que se alimentan de ellas. De este modo, y según lo publicado, las otras compañeras se unieron en defensa del animal enredado. "Parecían ahuyentar a las orcas", aseguran los rescatistas en el mensaje difundido por el NSRI. "No volvimos a verlas".
Tras cuatro horas de rescate, en "condiciones extremadamente desafiantes", se liberó a la ballena. "Cuando finalmente cortamos el último hilo de pescar que estaba anclado en el lecho marino, la ballena afectada y las restantes se sumergieron bajo el agua y nadaron para no volver a ser vistas", concluye la publicación. A nivel mundial, se estima que 300.000 cetáceos mueren cada año como resultado de enredos y capturas incidentales, según la Comisión Ballenera Internacional.