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Una familia no puede pagar el precio de un hogar en su ciudad y construyen 'naves-terrestres' para vivir: "Son más bien algo sacado de Star Wars"

Una familia no puede pagar el precio de un hogar en su ciudad y construyen 'naves-terrestres' para vivir: "Son más bien algo sacado de Star Wars"

Aunque su construcción puede parecer más económica, el proyecto de Matt y Kate terminó costando 880.000 dólares.

El precio de la vivienda sigue subiendoMaria Maar

En un contexto donde el acceso a la vivienda se ha convertido en un lujo inalcanzable para muchas familias, Matt Ellis y Kate Tucker decidieron tomar una ruta poco convencional: construir su propio hogar desde cero, con materiales reciclados y la ayuda de desconocidos. Su historia, contada en la nueva temporada de Grand Designs Australia, es un reflejo de cómo la crisis inmobiliaria está empujando a las personas a repensar qué significa tener un hogar.

La pareja, que vivía en Melbourne, se vio superada en cada intento de compra dentro de la ciudad. "No podíamos permitirnos vivir donde estaba nuestra comunidad, donde estaban todos nuestros amigos", explica Kate. La solución llegó en forma de una parcela de 1,5 hectáreas en Cygnet, Tasmania, por 330.000 dólares australianos, donde decidieron levantar dos “naves terrestres”: una para ellos y sus hijos, y otra para el padre de Matt. "La gente a menudo se refiere a ellas como casas de Hobbit, aunque creo que son más como algo sacado de Star Wars", bromean los dueños.

Inspiradas en el movimiento de earthships nacido en Nuevo México en los años 70, estas viviendas sostenibles están diseñadas para ser autosuficientes: generan su propia energía, recolectan agua de lluvia, tratan sus aguas residuales y producen alimentos en invernaderos integrados. Aunque su construcción puede parecer más económica, el proyecto de Matt y Kate terminó costando 880.000 dólares por una sola casa, debido a retrasos, enfermedades y condiciones climáticas adversas.

Sin embargo, el verdadero valor de su hogar no se mide en cifras. Con paredes de tierra apisonada, botellas recicladas que filtran la luz y un sistema de climatización pasiva, su casa es un refugio ecológico y emocional. "Es un edificio lleno de paz y luz. Ver a nuestros hijos correr por el invernadero nos hace sentir que lo logramos", dice Matt.

En un mundo donde el precio de la vivienda sigue alejando a las familias de sus comunidades, historias como la de Kate y Matt muestran que, con creatividad, esfuerzo colectivo y una visión alternativa, es posible construir un hogar —aunque parezca salido de una película de ciencia ficción.