Una inquilina denuncia al propietario por el estado del piso, pero la justicia la señala como la responsable y se queda sin indemnización
Supone un precedente para futuros litigios similares.

La relación inquilino-propietario no siempre es la mejor. De hecho, hay ocasiones, como en el caso que le relatamos hoy, en el que directamente, la situación contractual arranca de la peor manera posible.
El caso, que ha llegado hasta el Tribunal de Casación francés, pone el foco en una realidad menos visible: situaciones en las que es el propio inquilino quien impide que se solucionen los problemas de la vivienda.
El conflicto comenzó en el Tribunal Superior de Blois, donde la arrendataria acusó al propietario de alquilarle un inmueble en condiciones precarias. En primera instancia, el tribunal aceptó su versión y obligó al dueño a compensarla por los daños sufridos.
Sin embargo, la resolución fue revocada en apelación. Los jueces coincidieron en que la vivienda no alcanzaba los estándares mínimos de decencia, pero subrayaron que el arrendador no era el único responsable. La investigación reveló que la inquilina había bloqueado reiteradamente la entrada de contratistas enviados para efectuar reparaciones e incluso había contribuido al deterioro del inmueble.
El Tribunal de Casación, en una sentencia del 16 de octubre de 2025, avaló este razonamiento. Según el fallo, los problemas denunciados —humedades, fugas de gas y desperfectos en la cubierta— estaban directamente vinculados a la negativa de la arrendataria a permitir las obras y a su falta de cumplimiento de normas básicas de ventilación.
Esta conducta, concluyó la corte, exime de responsabilidad tanto al propietario como a la agencia inmobiliaria que gestionaba el alquiler. Ambos habían sido demandados, pero quedan absueltos al demostrarse que habían intentado actuar y encontraron la cooperación de la inquilina como principal obstáculo.
El pronunciamiento supone un precedente relevante para futuros litigios: los propietarios podrán invocar esta sentencia cuando el mal estado de un piso derive de la obstrucción del propio inquilino.
El caso también reabre el debate sobre el equilibrio de responsabilidades entre arrendadores y arrendatarios, en un contexto en el que la denuncia de viviendas en mal estado ha ganado visibilidad, pero donde —como recuerda esta sentencia— no siempre la culpa recae en una sola parte.
