Una pareja agricultora tropieza con un telescopio de 680 kilos en su granja y todas las pistas apuntan a la NASA como 'culpable'
La herramienta está diseñada para operar en condiciones extremas, pero su aterrizaje en una zona habitada es altamente inusual.

Una pareja de agricultores texanos vivió una experiencia insólita cuando un telescopio experimental de la NASA aterrizó inesperadamente en su propiedad rural. El dispositivo, conocido como PICTURE-D, había sido lanzado desde el Columbia Scientific Balloon Facility en Nuevo México como parte de una misión de observación astronómica.
El telescopio, que pesa más de 680 kilogramos y mide aproximadamente cuatro metros de largo por más de un metro de ancho, está diseñado para capturar imágenes de alta resolución de estrellas, agujeros negros y galaxias desde la estratósfera. Durante su vuelo, alcanzó una altitud de 36.000 metros, pero perdió contacto con los ingenieros de la NASA, lo que provocó su descenso no programado.
El objeto fue avistado por Ann Vincent Walter, una de las propietarias de la granja, quien lo describió como un globo aerostático que descendía lentamente al anochecer. “Estoy tan contenta de que hayamos podido ver esto en el cielo. Fue una experiencia genial”, comentó Walter en redes sociales.
Tras el aterrizaje, la oficina del sheriff local y un equipo de recuperación de la NASA acudieron rápidamente al lugar para asegurar el dispositivo. Aunque el telescopio está diseñado para operar en condiciones extremas, su aterrizaje en una zona habitada es altamente inusual. La NASA ha confirmado que se trató de un incidente fortuito y que el equipo será evaluado para determinar si puede reutilizarse en futuras misiones.
Este tipo de misiones con globos estratosféricos permiten a los científicos obtener datos valiosos sin necesidad de lanzamientos espaciales más costosos. Sin embargo, el incidente ha generado preguntas sobre los protocolos de seguridad y seguimiento de estos dispositivos.
La agencia espacial continúa investigando lo ocurrido, mientras los agricultores texanos recuerdan con asombro el día en que el cielo les trajo una pieza de tecnología espacial directamente a su campo.
