Unos ancianos no quieren terminar en una residencia e invierten en el gran 'castillo' para acabar viviendo juntos
Una finca con huerta, cine y biblioteca: así han reinventado la jubilación catorce personas que se conocieron a través de un anuncio.

En lugar de dejarse llevar por la inercia y acabar viviendo en una residencia para mayores, catorce jubilados que se conocieron a través de un anuncio han decidido romper con lo establecido. Han ahorrado lo suficiente, han unido fuerzas y se han comprado un caserón del siglo XVIII en el sur de Francia donde ahora comparten su día a día bajo un modelo de cohousing pensado para personas mayores. Nada de soledad ni de las rutinas propias de un geriátrico. Lo que han creado es una forma de vida activa, una comunidad autónoma y abierta, muy lejos de lo que suele ofrecer una residencia.
El lugar elegido por estos catorce jubilados británicos ha sido Bérat, localidad de apenas 3.000 habitantes que está a unos 40 kilómetros al suroeste de la ciudad de Toulouse. El proyecto, que ya es una realidad, se llama La Ménardière. Allí, en una finca de más de 300 metros cuadrados con jardín, han empezado una nueva etapa lejos del modelo clásico de envejecimiento, con varios espacios del caserón reacondicionados para su disfrute, como los antiguos establos, que se han transformado en una sala de cine o el mismo jardín, que ahora servirá de escenario para conciertos y lecturas al aire libre.
Michel Malacarnet, cineasta retirado de 78 años, y su pareja, la exdirectora de salas Anne-Marie Faucon, son los impulsores de la idea. En 2018 organizaron una charla pública con una pregunta tan incómoda como necesaria: ¿Cómo queremos envejecer? Lo tenían claro. “Nos negábamos a acabar en un sitio donde te aparcan hasta que te mueres”, ha recordado Michel en una de las muchas entrevistas que ha concedido desde entonces. Aquel día nació algo más que un debate.
Una alternativa real al modelo tradicional
Según Iefimerida, estos catorce vecinos no se conocían antes de unirse al proyecto. Lo único que habían compartido era el deseo de mantener la autonomía y apoyarse entre ellos. Evaluaron el terreno, hicieron números y comprobaron que podían instalar hasta diez viviendas independientes. En 2019 cerraron la compra por 1,1 millones de euros, en régimen de cooperativa. Si alguien se marcha, recupera su inversión.
Desde julio de 2021, varios de los socios ya viven allí. Las casas, de entre 25 y 60 metros cuadrados, se reparten en dos plantas con ascensor. Comparten una cocina grande, comedor, biblioteca y salón. Además, están construyendo cuatro viviendas nuevas de 80 metros cuadrados para que puedan sumarse más personas.
Las edades van de los 62 a los 81 años. Algunos han abandonado el proyecto por el camino, otros se han incorporado más tarde. La flexibilidad es parte del sistema: el modelo de cohousing no solo les permite vivir juntos, sino también hacerlo sin ataduras ni burocracia. La convivencia está organizada de forma democrática y permite que cada miembro mantenga su independencia.
Además de ser un hogar, La Ménardière se ha convertido en un centro cultural abierto al pueblo. En los antiguos establos proyectan películas; en el jardín, organizan conciertos, lecturas y exposiciones. Las actividades están abiertas a todos los vecinos de Bérat y han reforzado el vínculo entre el grupo y el entorno local. “Creamos un espacio que forma parte del día a día del pueblo y estamos muy orgullosos de ello”, ha contado Anne-Marie. “Puede que seamos mayores, pero seguimos sintiéndonos útiles”.