Visita al terapeuta, le da tres estrellas sobre cinco de calificación y la sinceridad le acaba costando 1.000 euros
"En este caso, solo se puede perder", ha lamentado el hombre.

La de las reseñas es una herramienta cada vez más utilizada por los usuarios para decidir si acudir o no a un negocio que no conocen, como puede ser un restaurante, una tienda o incluso la consulta de un terapeuta.
Para que las reseñas sean realmente útiles es fundamental que las mismas sean verídicas. Es decir, que no existan reseñas positivas compradas por el propio negocio y que tampoco haya reseñas negativas que en realidad sean falsas y hayan sido escritas por usuarios que quieren dañar la reputación de la empresa sin tener razones objetivas para ello.
Las compañías son conscientes de que las reseñas que reciben son decisivas para poder atraer a nuevos clientes. Por ello, hay despachos de abogados que se ofrecen a presionar para eliminar las reseñas negativas que reciben los negocios.
Es lo que le ha ocurrido a Jörg Schöpfel, un guía de Berlín (Alemania) de 69 años que tras visitar a un terapeuta de la capital alemana decidió darle tres estrellas sobre cinco de calificación en una reseña.
En declaraciones al medio de comunicación alemán BILD, Schöpfel ha asegurado que "no me sentí bien asesorado con respecto a los precios. Me molestó mucho tener que afrontar gastos adicionales, pero mantuve la objetividad".
Una reseña con un coste de 1.000 euros
Un año después, el hombre recibió la carta de un abogado en la que se señalaba que Jörg Schöpfel no había asistido jamás a la consulta del terapeuta, por lo que la reseña era falsa y se le exigía un pago de 1.000 euros en concepto de difamación.
El guía de 59 años ha destacado que la acusación de que no fue paciente se puede desmontar documentalmente con la factura, sin embargo ha lamentado que "no puedo demostrar cómo fue la consulta".
Tras explorar todas las vías legales, Schöpfel ha decidido pagar los 1.000 euros, ya que su seguro de gastos legales no cubre la situación y contratar a un abogado le costaría 1.000 euros, por lo que no le saldría a cuenta.
"En este caso, solo se puede perder. No ha sido una decisión fácil para mí porque me sentí injustamente tratado. Y 1.000 euros es mucho dinero para mí. Definitivamente duele. Te sientes muy impotente", ha afirmado con resignación Jörg Schöpfel.
